Cada año es más frecuente observar, después de la solemnidad de la Epifanía del Señor, como los dinteles o la parte superior de las puertas de las casas amanecen con una inscripción en tiza con números, cruces y letras. Se trata de una bendición con siglos de historia, cuyas raíces remotas se trasladan al Antiguo Testamento y con unos primeros relatos históricos que parecen encontrarse en el centro de Europa en torno al siglo XVIII. La bendición en cuestión es la que incluye las letras CMB separadas por cruces y con el año vigente comenzando y concluyendo la inscripción, que en el nuevo año resultaría así: 20+C+M+B+25.
La tradición se encuentra especialmente arraigada en el centro y este de Europa, especialmente en Polonia y Alemania, pero también en otros países como en Estados Unidos, que cuenta con una población de ascendencia alemana y/o polaca de unos 50 millones de personas.
No son muchos los documentos o evidencias históricas que hablen de esta devoción, pero el Directorio vaticano sobre la piedad popular y la liturgia de 2002 no duda en referirse a ella como una de las tradiciones y expresiones genuinas de piedad popular desarrolladas en torno a la solemnidad de la epifanía:
“La bendición de las casas, sobre cuyas puertas se traza la cruz del Señor, el número del año comenzado, las letras iniciales de los nombres tradicionales de los santos Magos (C+M+B) [en algunas lenguas], explicadas también como siglas de «Christus mansinem benedicat», escritas con una tiza bendecida; estos gestos, realizados por grupos de niños acompañados de adultos, expresan la invocación de la bendición de Cristo por intercesión de los santos Magos y a la vez son una ocasión para recoger ofrendas que se dedican a fines misioneros y de caridad”, detalla el Directorio.
El origen: del Éxodo a la Europa del siglo XVIII
Se ha especulado mucho sobre los orígenes de esta tradición. Una de las opiniones más extendidas es que esta costumbre tiene en lo descrito en el libro del Éxodo 14, 12-14:
“Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se libarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto. Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua”.
Es por ello que las letras CMB escritas entre los números iniciales y finales del año no solo se refieren a Caspar-Gaspar, Melchor y Baltasar, sino que también se traducen del latín Christus Mansionem Benedicat como Cristo bendiga esta casa, que se pide por intercesión de los mismos Magos. Así lo muestra la bendición de la tiza para realizar la inscripción recogida en el Rituale romanum desde los años 20 del siglo pasado:
“Bendice, oh Señor Dios, esta tiza, para que se convierta en medio de salvación para los hombres, y concede, mediante la invocación de tu santísimo nombre, a todos aquellos que la tomen o escriban con ella en las puertas de sus casas, los nombres de Tus santos Gaspar, Melchor y Baltasar, por su intercesión y méritos traerán salud al cuerpo y protección al alma”.
La versión más antigua de la bendición de las puertas con tiza que ha hallado el escritor e investigador polaco sobre el tema, Maciej Dąbrowski, datan del siglo XVIII.
En el del feligrés de la parroquia de San Jacinto en Detroit, de Mike Smigielski, muestra que la costumbre, aunque no es universalmente conocida, es mucho más que una tradición navideña y son muchos los que la practican con un sentido de práctica religiosa e incluso de evangelización.
Como ha contado al portal Detroit Catholic, lleva practicando esta devoción junto a su familia desde que tiene memoria, y no son pocas las enseñanzas que han extraído de ella:
1º Tu hogar se cubre de la presencia del Señor
“Cuando era niño, veía la tiza en la puerta y me daba cuenta de que este era un hogar centrado en Cristo”, relata. Hoy, décadas después, continúa Smigielski cotinúa el ritual de rezar la oración, limpiar la tiza del año anterior, bendecir la puerta con agua bendita e inscribir la nueva bendición.
“Me consuela saber que estoy empezando el nuevo año con el pie derecho, pidiendo la bendición de Dios. Es reconfortante saber que tu hogar está cubierto por la presencia del Señor”, subraya.
2º A quienes recibimos en nuestro hogar, reciben a Cristo
También la practican sacerdotes como Anthony Camilleri, de la parroquia de San Miguel Arcángel en Livonia, para quien la bendición del Christus mansionem benedicat no es solo un beneficio para la propia familia o para quienes viven en la casa, sino también una auténtica labor apostólica.
“La primera vez que oí hablar de marcar las puertas con tiza fue cuando estaba en el seminario, y marcábamos las puertas exteriores y las puertas de la capilla”, dijo el padre Camilleri. “Llevé esta idea a la parroquia cuando me ordenaron por primera vez, usando la bendición como una forma de poner a Cristo y la fe en el hogar”, cuenta el sacerdote: «Así como los Reyes Magos trajeron regalos a la casa de Cristo, los católicos traen a Cristo a sus hogares, por lo que todos los que son bienvenidos a nuestros hogares reciben a Cristo«. Por ello, agrega que se trata de una excelente manera para que las familias, especialmente las familias jóvenes, reconozcan sus hogares como la iglesia doméstica.
3º Mantener la presencia de la fe
Junto a la bendición y la evangelización, Smigielski rescata otro relevante componente de esta tradición como es la de mantener la presencia de la fe en un mundo cada vez más carente de ella. En ese contexto, dice el feligrés, “necesitamos ver signos externos de nuestra fe cristiana, de que como cristianos no tenemos miedo de proclamar nuestra fe o compartir el Evangelio. Pintar mi puerta con tiza es una invitación a hablar a los demás sobre Cristo y Su Iglesia”.
Un hogar salvado de las llamas y bendecido por los magos
La muestra palpable de lo relatado por el feligrés de Detroit y el sacerdote es lo que le ocurrió en el mismo estado al profesor de teología y descendiente de inmigrantes croatas Jeremy Alexander en 2023.
Era un día cualquiera de mayo cuando, regresando de sus clases, Alexander vio su apartamento rodeado de camiones de bomberos, tratando de sofocar un aparatoso incendio que se saldó con dos heridos y buena parte de los apartamentos devastados, según informaron medios locales.
“Fue aterrador, sencillamente aterrador. Nos quedamos atrapados e intentamos salir, pero no pudimos”; describió una residente, Joyce Jones. «Me desperté escuchando gente gritando y llamé al 911. Podía oler el humo y escuché a gente corriendo encima de mí», relató otra vecina, Micah Stallings.
Alexander temió lo peor al conocer los daños del edificio. Cuando logró entrar al edificio, observó todo repleto de agua goteando por las paredes. Uno de los responsables de sofocar las llamas le instó a coger rápidamente lo imprescindible y salir del apartamento. En el transcurso, el hombre observó las marcas de tiza sobre la puerta aún visibles entre las manchas del humo y del hollín y le preguntó por aquella “cosa católica sobre la puerta”.
Después de que Alexander se lo explicase, el hombre vaciló y le dijo: “De todos los apartamentos, el tuyo es el que menos daños tiene”. Tan solo había perdido muebles y ropa.
Las marcas con tiza «20+C+M+B+23» todavía visibles sobre la puerta de Alexander tras el incendio.
«Como los Reyes Magos, la gente salía a ayudarme»
“Creo que es interesante que mi apartamento estuviera aparentemente protegido del fuego, pero tampoco creo que Dios me ame más, y no soy supersticioso al respecto. Creo que esta experiencia señaló la realidad que vendría después, que es que, como los Reyes Magos, la gente salía de la nada para traerme regalos preciosos, ofreciéndome lugares donde quedarme y dándome ropa y comida”, reflexiona.
Alexander asegura que el incendio de 2023 le ha ayudado a entender la Epifanía de una manera nueva. La primera vez que escuchó hablar de pintar con tiza la puerta de su casa fue en la clase de alemán de la escuela secundaria y comenzó la tradición en su propia puerta cuando se mudó de su casa hace 15 años.
Ahora ve la Epifanía de otra manera: “Me llevó a una realidad espiritual más profunda. La gente vino a traerme regalos después del incendio, de la misma manera que los Reyes Magos trajeron regalos preciosos a la Sagrada Familia. No lo digo para compararme con la Sagrada Familia, sino para que Jesús, María y José me inspiren y me consuelen”.
Hoy, el profesor de Teología anima a todo el que puede a seguir esta tradición que puede realizarse en cualquier momento del año, pero especialmente lo antes posible desde la Epifanía. La oración de bendición es sencilla y breve y la escritura de las letras y números lleva unos pocos minutos. Para él, es una pequeña forma de experimentar la gracia de Dios y una forma de que la gente común incorpore la liturgia a su vida cotidiana.
“En términos sencillos, es marcar nuestro propio territorio para Cristo. Es un pequeño guiño a Dios y a su gran bondad para con nosotros, reclamar nuestro hogar para Dios”, concluye.
El edificio de Jeremy Alexander en Detroit sufrió un incendio en mayo de 2023. Aunque no se atreve a asegurar una relación directa entre la bendición de su hogar y los daños mínimos del incendio en el mismo, asegura que la inscripción sobre la puerta de su casa le ha ayudado a renovar su visión de la Epifanía y hallar la gracia para superar el incendio. (Foto de Valaurian Waller para Detroit Catholic)
Cómo bendecir tu hogar: los pasos y el ritual
Los pasos para incorporarse a esta tradición centenaria son breves y sencillos. Solo es necesario pedirle a un sacerdote una tiza bendecida o llevarle una propia para que la bendiga, y después realizar el ritual u oración, de la que existen varias versiones.
Adjuntamos una de las más completas:
El líder saluda a los presentes con las siguientes palabras:
Alabemos a Dios, que llena de paz nuestros corazones y hogares.
Bendito sea Dios por siempre.
R/. Bendito sea Dios por siempre.
Con las siguientes o similares palabras, quien preside la oración prepara a los presentes para la bendición:
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Es Cristo quien ilumina nuestros corazones y hogares con su amor. Que todos los que entren en esta casa encuentren la luz y el amor de Cristo.
Uno de los presentes o el guía lee un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo, Lucas 19,1-9:
Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más». Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham.
Líder: El Hijo de Dios habitó entre nosotros. Con acción de gracias y alabanza invoquémoslo.
R/. Quédate con nosotros, Señor.
Líder : Señor Jesucristo, con María y José formaste la Sagrada Familia: permanece en nuestra casa, para que te conozcamos como nuestro huésped y te honremos como nuestra Cabeza.
Oramos:
R/. Quédate con nosotros, Señor.
Líder: Señor Jesucristo, no tenías un lugar donde reclinar la cabeza, pero con espíritu de pobreza aceptaste la hospitalidad de tus amigos: concédenos que, a través de nuestra ayuda, los que no tienen hogar puedan obtener
una vivienda adecuada.
Oramos:
R/. Quédate con nosotros, Señor.
Líder: Señor Jesucristo, los tres reyes te presentaron sus dones en alabanza y adoración: concede que quienes viven en esta casa utilicen sus talentos y habilidades para tu mayor gloria.
Oramos:
R/. Quédate con nosotros, Señor.
Después de las intercesiones, el presidente invita a todos los presentes a recitar el Padrenuestro.
El presidente dice la oración de bendición con las manos juntas:
Señor Dios del cielo y de la tierra, que revelaste a tu Hijo Unigénito a todas las naciones por medio de una estrella, bendice esta casa y a todos los que la habitan. Llénalos (llénanos) con la luz de Cristo, para que su (nuestra) preocupación por los demás refleje tu amor. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
R/. Amén.
El presidente concluye el rito persignándose con la señal de la cruz y diciendo:
Que Cristo Jesús habite con nosotros, nos guarde de todo mal y nos haga un solo pensamiento y un solo corazón, por los siglos de los siglos.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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