Cada vez se investiga más la relación entre la práctica religiosa y su contribución a la salud mental. Especialmente desde el incesante aumento de las afecciones mentales en todo el mundo. Las más extendidas son las relativos a la ansiedad, sufrida por un 4% de la población mundial según la Organización Mundial de la Salud en 2019, lo que equivale a unos 301 millones de personas.
En el caso español, el trastorno de ansiedad es el problema de salud mental más frecuente y según estadísticas del ministerio de sanidad de 2023 afecta al 6,7% de la población, si bien se considera que la cifra es «muy superior», pues el porcentaje solo representa a las personas oficialmente diagnosticadas.
En el conjunto general de trastornos de la salud mental, los psiquiatras españoles alertan de que el 29% de los españoles padece alguno.
En este sentido, la OMS afirma que solo el 27% de personas que lo necesitan recibe algún tratamiento. Según el mismo organismo, los trastornos de ansiedad son en muchos casos la antesala del riesgo de depresión y comportamientos suicidas.
Recientemente nos hacíamos eco en Religión en Libertad de la publicación de un análisis de 63 estudios internacionales repasados en 2021 (metaanálisis Relationship of Religion with Suicidal Ideation, Suicide Plan, Suicide Attempt, and Suicide Death, de Jalal Poorolajal y otros) que arrojan el carácter preventivo de la creencia y práctica religiosa frente al suicidio hasta en un 17%.
Las cifras oficiales son representativas al respecto y permiten afirmar que al mismo tiempo que disminuye la práctica religiosa, se multiplican los suicidios. Hablando de la religión católica, en la Espala de 1980 casi el 88% de la población se consideraba católica y los suicidios no llegaban a los 1700 anuales. En 2020, mientras que los católicos disminuyeron en un 20%, los suicidios se han multiplicado por 2,4, rozando la cifra de los 4.000.
Suicidios en España desde 2001 hasta 2022 en cifras absolutas.
Uno de los especialistas que más se ha esforzado a lo largo de su carrera en analizar cómo la fe puede ayudar a prevenir y combatir los problemas mentales es Gregory K. Popcak. Licenciado en Psicología y Teología, fundador y director de la plataforma de acompañamiento psicológico Catholic Counselors y autor de 20 libros al respecto como Dios mío, ayúdame; Dioses rotos o No te preocupes.Una vida sin ansiedad (Palabra).
A lo largo de esta última, su más reciente publicación, Popcak compendia en poco más de 200 páginas décadas de práctica clínica y religiosa con ejercicios y ejemplos para enfrentar una ansiedad que amenaza con convertirse en epidemia.
Desde el plano estrictamente científico, No te preocupes es un perfecto manual que de no ser por el lenguaje sencillo y divulgativo, podría estar dirigido enteramente a profesionales e interesados de la salud mental. Pero además, el autor hace una firme apuesta por cómo la fe católica en particular es un pilar trascendental a la hora de enfrentar la ansiedad. Especialmente por las palabras de aliento divinas recogidas en Filipenses 4,6, «no os inquietéis por nada». Pero también por cómo el modo de vida cristiano ayuda, en sí mismo, a mantener la paz.
De los centenares de casos, recursos, técnicas y situaciones que aborda, extraemos algunas de sus consideraciones en torno al papel de la oración para «liberarnos de la ansiedad» y «reforzar los fusibles espirituales», como indica el penúltimo capítulo:
1º La oración no es magia: cómo hacer que sea eficaz contra la ansiedad
Hablando de la oración vocal -rosarios, plegarias…-, Popcak expone cómo «un rápido `Dios mío´ o un rosario recitado en el coche a toda prisa» tienen valor y Dios «aprecia el tiempo que podemos dedicarle». El problema, afirma, es que en estas circunstancias, «en lugar de servir como calmante para la ansiedad, este tipo de plegarias la acentúan».
Para que la oración sea «un antídoto eficaz», Popcak recomienda asumir «un enfoque más reflexivo, detenernos y dejar atrás el caos».
Consigue aquí «No te preocupes. Una vida sin ansiedad» (Palabra), de Gregory K. Popcak.
«Aunque sintamos que todo nos ataca a gran velocidad, como cristianos recordaremos que dada nuestra incapacidad para gestionar el caos, tendríamos que dejar de intentarlo. Salgamos de nosotros, volvamos la mirada a la gracia de Dios y, solo entonces, centrémonos en el momento presente par aferrarnos a su mano. La oración es el reconocimiento humilde de que precisamos desesperadamente de la ayuda de Dios en todo momento», explica.
2º Se receptivo y no reces solo cuando el estrés lo pida
Popcak explica que no se trata de «pasar horas en presencia de Dios y en soledad». Y aunque «nunca está de más dedicarle un tiempo de tranquilidad al Señor», subraya que no hace falta convertirse en un ermitaño. Igual que te tomas un descanso sobre la marcha, puedes cultivar la receptividad en varios momentos breves a lo largo del día».
3º ¡Frena!: Prepárate para la oración
Uno de los pasos que propone para aumentar esa receptividad es «apaciguar el discurso, refrenar las acciones no en seco, sino con unos segundos y pisar el freno mental a base de hablar y moverte un poco más despacio de lo habitual».
«Recuerda lo que descubrió Elías en 1 Reyes 19,13; que Dios no estaba en el temblor de la tierra ni en la tormenta, sino en la brisa suave. No podemos comunicarnos con Dios a 150 km/h«.
4º Sostenerse en el amor, doblemente efectivo contra la ansiedad
También recomienda que antes de comenzar la oración se dedique unos segundos a sumergirse «en el amor de Dios».
Gregory K. Popcak es autor de «No te preocupes» o «Dioses rotos», entre otros, especialista en psicología y licenciado en Teología y fundador de Catholic Counselors.
«Recuerda las veces en las que has sentido su amor. Permítete revivirlo ahora, en este momento y recuerda que `el amor perfecto expulsa el temor´ (1 Jn 4,18). La oración será más eficaz si comienzas afianzándote en el amor divino, y esto es doblemente cierto cuando se trata de combatir la ansiedad«, subraya.
5º En voz alta
Aunque resulte chocante, el autor invita a quienes sufren ansiedad a rezar en voz alta, pues puede ser más efectivo que hacerlo de forma mental, especialmente porque «hace que te centres en tus palabras y limita la divagación mental, sobre todo si estás estresado».
A la hora de poner en práctica este consejo, Popcak invita al lector a no «sentirse raro al hablarle al Señor en voz alta«. «Con la irrupción del Bluetooth, a nadie le extrañará vernos hablando para nosotros mismos, y esta dinámica cultural te permitirá dar un gran salto en tu vida interior», agrega.
6º La verdad, sin edulcorar, como a un amigo
En el marco de una oración que ayude a combatir la ansiedad y proporcione paz, explica que no solo es importante pedirlo, sino el modo en que se reza. Así, invita a «hablar con Dios con honestidad y detenimiento, sin edulcorar nada, sincero respecto a tus preocupaciones, frustraciones y temores. Que tus oraciones sean nobles y reflexivas, sin limitarte a recitar palabras. Charla con tu amigo y explícale lo que ocurren tu corazón».
7º La oración meditativa, un combate contra la ansiedad
La oración «en voz alta», aunque recomendada en ciertos casos, no es la única útil frente a la ansiedad. Según Popcak, la ansiedad produce «aislamiento, impotencia y desesperanza», mientras que la oración meditativa «fortalece para combatirla al recordarnos que nunca estamos solos, porque Dios siempre nos guía y nuestra esperanza está en sus planes, no en los nuestros».
La meditación, agrega, «te aleja de tu propia cabeza para que sintonices con Dios, que te acompaña en cada instante y te recuerda quien eres. Cuanto más escuches su voz y más confíes en ella, más resistencias tendrás ante los embates de la ansiedad. Dios siempre está comunicándote el amor que disipa el miedo».
8º El «poder ansiolítico» de la Lectio Divina
El licenciado en Teología y experto en psicología también alude a la «gran tradición y poder ansiolítico» de la meditación en torno a la Lectio Divina, consistente en reflexionar sobre un fragmento de las Escrituras siguiendo los cinco pasos de lectura, meditación, oración, contemplación y acción.
Se trata de un esquema que no solo permite reflexionar sobre «cientos de pasajes que hablan del deseo del Señor de librarnos de la ansiedad y otorgarnos la paz«: estos cinco aspectos conforman lo que él llama «un plan de acción espiritual contra el estrés, la preocupación y el miedo», y cuanto más se reflexione sobre esos pasajes y fragmentos, «mejor combatiremos contra el espíritu del miedo que nos tienta para abandonar el camino de la gracia».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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