El próximo 19 de septiembre se cumplirán dos años de la erupción del volcán «Tajogaite» de La Palma. Miles de habitantes de la isla contemplaron impotentes como las interminables lenguas de lava volcánica arrasaban todo a su paso: unas 3.000 edificaciones, cerca de 100 kilómetros de carreteras y un antes y un después en el relieve de la isla fue el balance de la destrucción.
Al menos una persona falleció por la erupción, si bien los datos de mortalidad del INE indican que durante la erupción del volcán murieron 259 personas, una cifra que es un 53,3% superior a la del mismo periodo del año anterior en el que el volcán no estaba en erupción.
La Iglesia no tardó en responder a la tragedia desde la oración, la ayuda espiritual y la puesta en marcha de estrategias de ayuda material a los damnificados a través de Cáritas.
Dos años después, la labor continúa. Con motivo del segundo aniversario de la erupción, Cáritas Diocesana de Tenerife ha hecho pública sus más de 3.700 atenciones relacionadas, haciendo llegar ayuda a 1.300 familias y 3.400 personas a través de la Campaña de Emergencia y Solidaridad con la Isla.
Muchas de estas familias son atendidas periódicamente y siguen siendo acompañadas actualmente por la institución, mientras que otras acudieron en los últimos meses por primera vez debido a la falta de respuestas de las administraciones públicas, o ante la insuficiencia de las ayudas recibidas.
El monto total invertido por Cáritas en esta labor de ayuda asciende a los 3,8 millones de euros, destinados a ayudas al alquiler, atención básica y obras de reforma y compra de mobiliario a familias damnificadas de la erupción y en situación de vulnerabilidad.
A día de hoy se siguen concediendo ayudas de emergencia (entre ellas, gastos médicos, pagos de suministros, etc), y se habilitaron y acondicionaron seis espacios parroquiales en varios municipios de la isla, realizando reformas de albañilería, pintura, equipamiento o mobiliario.
En ellos continúan reubicadas dos familias que estaban en situación de exclusión residencial extrema. Con dichas familias se lleva a cabo un proceso de intervención social continuado, para la mejora de su bienestar y su inclusión sociolaboral.
Otra de las líneas de intervención fue la apertura de una línea de apoyo para las familias más vulnerables en situación de desamparo, destinada a la reconstrucción de viviendas en zonas afectadas por el volcán.
Un voluntario de Cáritas Tenerife, en el páramo desértico que dejó la erupción del volcán.
Además, Cáritas continúa apoyando a familias damnificadas en la construcción de viviendas nuevas habituales, tanto en la compra de materiales como en gestiones necesarias para la habitabilidad. También contribuye a la compra de mobiliario, enseres y electrodomésticos para viviendas que se vieron afectadas por la erupción del “Tajogaite” y que aún no están en condiciones de habitabilidad.
Desde la entidad también se está dando apoyo a los afectados de las zonas rurales en material laboral, ya que en la mayor parte de los casos han perdido sus herramientas y medios para poder recuperar sus fincas.
Así, se sigue trabajando en materia de empleo, derivando a personas en situación de desempleo o ERTE, para ofrecerles un servicio de orientación y acompañamiento durante el proceso de reinserción laboral.
Desde el inicio de la emergencia, Cáritas Diocesana de Tenerife ha contado con un equipo técnico contratado para el proyecto de la emergencia volcánica, que ha desarrollado todas las acciones antes mencionadas.
Además, ha contado también con la implicación de voluntariado que, entre otras cuestiones, ha participado en la puesta en marcha de un servicio de acompañamiento y apoyo a personas mayores que se vieron afectadas por la erupción y fueron desplazadas de su entorno habitual. Con ellas realizan talleres de ocio y tiempo libre, así como actividades vinculadas a mejorar su autonomía personal y su autoestima.
A todas estas actuaciones se sumaron en su momento las Hijas de la Caridad, que liberaron a dos religiosas para acompañar a personas afectadas de las comunidades del Valle de Aridane; y la Congregación de los Religiosos Camilos, que han formado a un equipo de personas voluntarias para poner en marcha un Centro de Escucha a personas damnificadas de la erupción.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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