Sergio Gómez Moyano es de Barcelona (España), escribe ficción y filosofía, aunque con algunas incursiones en la apologética. Hace algunos años decidió embarcarse en una tesis sobre Robert Hugh Benson, un escritor inglés muy peculiar autor de un clásico titulado Señor del mundo. Desde entonces ha prologado y traducido algunos de sus libros.
Moyano vuelve ahora con su última obra ¿Adónde te escondiste?, editorial DIDACBOOK, un ensayo sobre la búsqueda de Dios para adolescentes de tercero de la ESO. «Es un resumen, fruto de dar la asignatura de Religión. Los alumnos se cuestionaron radicalmente la existencia de Dios y el sentido de la vida. El libro se abre a todos los públicos, por eso el subtítulo es: ‘Los caminos que apuntan a la existencia de Dios para que todo el mundo lo entienda'».
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-¿Qué te llevó a escribir ¿Adónde te escondiste?; y por qué decidiste acercar la filosofía a la vida cotidiana?
-Este libro tiene su origen en un reto que se me planteó. Al director del colegio se le ocurrió que tenía que dar clase de Religión a 3º de la ESO. Eso significaba enfrentarme con alumnos de hormonas muy revolucionadas (quizá es el curso en que la revolución hormonal ocurre en grado máximo), lidiar con prejuicios contra la religión y yo no me veía preparado.
»El director solo me dio una instrucción: «los católicos tenemos una característica revolucionaria: no hemos renunciado a utilizar la razón. Quiero que los alumnos piensen». Ah, a eso sí me apuntaba. Me encanta hacer pensar. Se me ocurrió entonces la idea de enseñar Filosofía de Dios ¡a adolescentes de 14 años!
»La verdad es que ahora lo pienso y se ve que es una locura. Pero fui proponiendo los temas y las actividades y, después de superar la primera impresión de perplejidad, los alumnos respondieron de forma espectacular. Yo les lancé el reto y ellos lo recogieron y lo aceptaron y lo hicieron suyo. Después de unos años impartiendo la asignatura, se me ocurrió resumir las ideas del método en un libro sencillo y breve, lleno de anécdotas, historias y que traspira la experiencia ganada en años de explicar conceptos complejos del modo más sencillo posible.
-Con temas tan complejos, ¿cómo conseguiste simplificarlos para que cualquiera pudiera entenderlos sin perder su profundidad?
-Las preguntas son las mismas sean para la edad que sean. Lo que había que adaptar era la forma en que se presentaban. Recurrí a fragmentos de obras literarias, películas, series, canciones, anécdotas, incluso chistes. Debatíamos mucho en clase. Se abrían diálogos realmente apasionantes. Escucharles fue un regalo. En el segundo semestre del curso eran ellos los que me traían canciones y libros y los comentábamos en clase. Y siempre sacábamos algo que nos refería a Dios.
»Una vez me trajeron I got a feeling, de Black Eyed Peas. La canción dice básicamente que esta noche va a ser una pasada, ya verás, por tanto: ¡vamos de fiesta! Todos estaban a la expectativa para ver qué podía decir que llevara a Dios de esa canción que casi invitaba a una rave. «Pues -dije-, Dios ha puesto en nosotros una semilla de infinito, por eso andamos inquietos buscando cosas, como una fiesta, una noche que me lo pase tan bien que por un rato crea que tengo la plenitud, y me olvide de lo demás».
-¿Por qué se titula ¿Adónde te escondiste? esta última obra?
-Se trata del primer verso del Cántico espiritual de San Juan de Cruz y que expresa una realidad que todos hemos vivido de alguna manera: Dios se esconde y cuesta encontrarlo. Pero a la vez nos da una esperanza: no tenemos que sentirnos desgraciados, porque también le ocurrió a un santo y místico, como san Juan de la Cruz. La intención del libro es explorar los caminos que apuntan a la existencia de Dios para que todo el mundo lo entienda.
-En tu opinión, ¿por qué es importante que reflexionemos sobre cosas como el origen del universo o el propósito de la vida hoy en día?
-Porque es toparse con la realidad, la realidad de verdad, no con mundos virtuales o apariencias.
-Llaman la atención tus comparaciones, como la del submarino y las dudas existenciales, o un anuncio de jabón y la visión sobrenatural. ¿Cómo se te ocurrieron y qué esperas que la gente piense al leerlas?
-Las comparaciones sirven para aportar una imagen en medio del desierto de las ideas abstractas. Si el libro fuera un tratado filosófico sobre Teología Natural, el lector debería hacer acopio de motivación para moverse de concepto abstracto a concepto aún más abstracto. Las comparaciones son como un oasis en los que descansar un poco.
-¿Cómo se te ocurren?
-Pues con tiempo, reflexión e interés. Los profesores casi nunca dejamos de pensar en los alumnos y en cómo mejorar nuestras explicaciones.
-Pero te has dejado algunas comparaciones muy interesantes, como la de la lata de atún o el gran héroe americano, la serie de los años 80.
-Dejaremos que los lectores las descubran. Los spoilers nunca son buenos.
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-Me dejaste intrigado con la relación entre el rock progresivo y la inquietud interior. ¿Nos puedes contar más sobre eso?
-Solo te diré que la segunda parte del libro trata de la inquietud interior, que es una de las vías para encontrar a Dios. «Nos hiciste, Señor, para ti; y nuestro corazón anda inquieto hasta que descanse en ti», dice san Agustín. Soy de la opinión que los que mejor muestran la inquietud del corazón humano son los artistas. Así que, bandas de rock progresivo, de pop o compositores de música barroca dejan entrever en sus obras esa inquietud.
-¿Por qué crees que la literatura es un buen medio para tratar temas tan profundos?
-Creo firmemente que una buena novela puede llegar a un nivel de profundidad tan grande o mayor que un ensayo filosófico. La literatura hace que se intuyan los conceptos y las ideas de fondo, mientras que la filosofía suele darte los conceptos ya listos para tragar. La primera sugiere, la segunda afirma.
»Además, me pasé años estudiando para mi tesis en filosofía a un literato llamado Robert Hugh Benson. Su novela Señor del mundo fue la que me convenció de estudiarlo. En ella «rebate» una serie de ideas, no a base de conceptos, sino mediante una historia.
-¿Cómo lo haces?
-Dándole espacio político y social sin oposición para que se desarrolle hasta las últimas consecuencias y el lector juzgue qué mundo construye esa ideología.
-Hablas sobre la relación entre fe y razón en tu libro. ¿Cómo ves tú personalmente esta relación en nuestra vida diaria?
-Este tema merecería una entrevista monográfica. La fe de una persona consiste en aquellas creencias sin las cuales su vida no tendría sentido o sería imposible vivir. Si descubrimos a Dios, este pasa a formar parte de nuestra fe, de nuestro sentido vital. Fe y razón se complementan.
Puedes ver aquí la presentación del libro.
-Después de que alguien lea ¿Adónde te escondiste?, ¿qué te gustaría que se lleve de él? ¿Hay algún mensaje o reflexión que esperas que destaque?
-Me gustaría que aprendiera algunas ideas, que se hiciera bastantes preguntas y que lo pasara en grande leyéndolo. Y si puede ser: todo a la vez.
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PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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