02/04/2025

Agua que da vida

Es emocionante que en Jerusalén los arqueólogos han descubierto unos restos que concuerdan con la descripción que da el evangelio de esta piscina llamada de Betesda, literalmente junto a la puerta de las ovejas. Parece que era la alberca que proveía de agua al Templo para la limpieza de los restos de los sacrificios. Templo, agua, ovejas o corderos, sacrificios, enfermos y pecadores.

Este no es un milagro más. Jesús se presenta como el nuevo Templo, el Agua Viva, el Cordero de Dios por cuya Sangre derramada en la Cruz obtenemos el perdón y somos sanados. Este tiempo de Cuaresma es un tiempo penitencial. La penitencia no es sufrir para que Dios me perdone. La penitencia es acercarse a Jesucristo, quebrantados como el paralítico, para exponiendo nuestra debilidad, ser sanados por El. Ese quebrantamiento que se expresa en los actos de penitencia (oración, silencio, limosna, ayuno…), nos lleva a la confesión y a recibir el Perdón. Es la Sangre de Cristo la que nos lava por que ha pagado por nuestros pecados. En un solo sacrificio El ha logrado lo que esos miles de sacrificios que requerían hectólitros de agua para limpiar la sangre, sólo podían hacer simbólicamente.

Ahora ya hay Quien puede meternos en el agua ciando estas se remueven. Jesucristo, tantas veces como queramos