El sucesor de Georges Soros al frente de la Open Society Foundation es su hijo menor, Alexander, «más político» que su padre y, si cabe, más «progre»: tras una relación del mismo sexo, pronto se casará con una musulmana ex esposa de un pederasta.
Éste es el perfil que ha trazado de él Valerio Pece en Il Timone:
Dinero, poder y derechos «progresistas»: llega Alexander Soros
Del mismo modo que Atlas sostiene la esfera terrestre, así la familia Soros se lanza para llevar sobre sí misma el «dulce peso» del verbo progresista. Pero ¡ojo con tocar al filántropo!: el hecho de objetar cualquier cosa al mecenas y benefactor suena hoy como un crimen de lesa majestad. Según La Repubblica, la derecha estadounidense sigue «utilizando el espectro del multimillonario para dividir aún más a la sociedad»; en el fondo -este es el escudo-, «Soros es un superviviente del holocausto». Incluso un escandalizado Francesco Cundari denuncia en Il Foglio una posible escalada de tipo conservador. «Se empieza siempre con la conspiración de los banqueros; después se pasa a los ‘banqueros judíos’ y se acaba con los judíos y ya está».
Por parte de los medios de comunicación dominantes, la defensa a ultranza no ha cambiado desde que, en junio de 2023, Alexander Soros, hijo menor de George, cogió el timón de la Open Society Foundation, imperio de veinticinco mil millones de dólares.
Modelos, política y hip-hop
Hay que decir que no se preveía el nombre de Alexander. Ante todo, porque en el pasado el padre había dicho que era contrario a ceder la gestión de su imperio a uno de sus tres hijos (de matrimonios distintos); pero también porque, si el timón tenía que quedarse en la familia, el elegido debería haber sido Jonathan Soros, abogado experto en finanzas.
Los planes de la Open Society para el mundo, explicados por Carlos Astiz en ‘El proyecto Soros y la alianza entre la izquierda y el gran capital‘ (LibrosLibres).
Pero he aquí que surge su hermanastro Alexander, de 38 años y con pasiones muy heterogéneas: política, hip-hop, filosofía y New York Jets, equipo de fútbol americano. El vástago se ha dado a conocer sobre todo por la prensa rosa: fiestas, yates, líos con modelos, amistades pomposas en la NBA. Nada que ver con las actividades que lleva a cabo la poderosa fundación de la que actualmente es guía; esa que, con una discreta dosis de ingenuidad, el HuffPost describía recientemente como una realidad «sin fines de lucro, comprometida en reforzar la democracia en el mundo».
Y sin embargo, parece que Alexander Soros se está preparando para afrontar con un nuevo impulso cada causa turbo-progresista que surja en el horizonte, desde la ideología inmigracionista (son incontables las ONG patrocinadas por su fundación), hasta la defensa de toda reivindicación LGBT+. Alexander dice que está preparado para adoptar estrategias inéditas a fin de conseguir la definitiva y deseada transformación en clave Open (y fluida) de la sociedad.
Más decidido que el padre
En una entrevista concedida al Wall Street Journal, Alexander Soros dijo que era más «político» que su padre, aunque «piensan del mismo modo». En la misma entrevista, el heredero al trono afirmaba que quería ampliar los «objetivos progresistas» de su padre y abrazar aún mejor algunas causas globalistas como la igualdad de género y el «derecho fundamental al aborto«. Una actitud arrogante que ha desplazado a todos los que consideraban imposible que Alex Soros pudiera poner en marcha una potencia de fuego mayor que la que en 1992 llevó a su padre a ganar mil millones de dólares apostando contra la libra esterlina y haciendo quebrar al Banco de Inglaterra. Ese día, que pasó a la historia como el «miércoles negro», también la lira italiana perdió un 30% de su valor: a cambio, Romano Prodi le confirió a George Soros una licenciatura ad honorem por sus «grandes méritos económicos».
Primer mandamiento: derrotar a Trump
¿El primer objetivo de Soros Jr.? Hacer que Trump pierda las elecciones. No había pasado una hora de la renuncia de Joe Biden cuando el nuevo jefe de la Open Society Foundation quiso festejar a la nueva candidata demócrata: «Ha llegado el momento de que todos nos unamos alrededor de Kamala Harris y derrotemos a Donald Trump. Es la mejor candidata y la más cualificada que tenemos. ¡Larga vida al sueño americano!». Más allá de Musk, que enseguida definió a Harris como un «títere» de Alexander Soros, sería útil saber qué entiende éste por «sueño americano».
‘Solo quiero dar las gracias a Alexander Soros por no tener a todo el mundo en vilo sobre quién será la nueva marioneta’, escribió Elon Musk tras conocer el apoyo del hijo de Georges Soros a Kamala Harris.
A este respecto, unir una nota reciente de la Open Society Foundation a un estudio independiente llevado a cabo por la politóloga Linsey McGoey, puede ayudar a visualizar dos relatos diametralmente opuestos. La nota dice lo siguiente: «Hoy, 12 de agosto, nuestro fundador George Soros cumple 94 años. Nacido en Hungría en 1930, Soros sobrevivió a la ocupación nazi y a la represión comunista, experiencias que plasmaron su decisión de dedicar su vida a ayudar a otros, sobre todo a aquellos que sufren discriminaciones por ser lo que son. (…) Actualmente, la Open Society Foundation ha crecido hasta convertirse en el financiador privado más importante del mundo para los derechos humanos«.
¿El negocio del siglo? La caridad
Si este es el relato habitual, la académica canadiense Linsey McGoey, en un ensayo titulado No Such Thing as a Free Gift [Nada de un regalo, en traducción libre] llega a la conclusión de que las grandes organizaciones benéficas han literalmente transformado la «caridad» en el negocio del siglo.
Las multinacionales creadas por Soros (como también por Bill Gates), explica McGoey, «construyen sus fortunas gracias a políticas que no hacen más que ampliar las desigualdades y erosionar los derechos de los trabajadores«. En consecuencia, «no son ciertamente las más adecuadas para resolver los problemas sociales que han contribuido a crear en primera persona».
‘Bill Gates. ¡Reset!‘ (LibrosLibres), de Carlos Astiz: un retrato del perfil ‘filantrópico’ del magnate.
Amores y boda inminente
Mientras tanto, el vástago de oro se ha comprometido. Acabada su relación precedente con Maxwell Osborne, un estilista y activista político, Alex ha cambiado el sexo de sus relaciones. La afortunada es Huma Abedin, diez años mayor que él y asistente de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, cuya campaña presidencial gestionó.
Abedin también se considera una musulmana devota, como subraya con orgullo en su libro de memorias Both/And: A Life in Many Worlds. Se conocieron en otoño del año pasado en Roma, en la fiesta de cumpleaños de un amigo común, y allí descubrieron su «interés mutuo por la política y el servicio público». Es un hecho que, con este matrimonio, Alexander Soros se convertirá en el padrastro del hijo que Huma Abedin tuvo con su primer marido, Anthony Weiner, ex diputado demócrata, que acabó en prisión en 2017 acusado de enviar mensajes sexuales online a una chica de 15 años.
El «epitafio» de Elon Musk
«Soros me recuerda a Magneto». Con este mortal uppercut, Elon Musk compara al filántropo con el ambiguo mutante de Marvel, también él -escriben los exegetas del personaje- superviviente de la Shoah. «Tu presumes que tenga buenas intenciones, pero no es así. Quiere erosionar el tejido mismo de la sociedad. Soros odia a la humanidad«. Sobra decir que el burlón epitafio de Musk puede aplicarse también a Alexander, fotocopia «más política» que George.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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