Las conferencias episcopales de distintos países de África se han ido pronunciando en los últimos días sobre la declaración Fiducia Supplicans firmada por el cardenal Víctor Manuel Fernández. Por todo el continente africano se va extendiendo un consenso firme contra este documento, o al menos contra su aplicación en África, sea en países anglófonos, francófonos, o lusófonos, en lugares donde los cristianos son mayoría, o donde son una pequeña minoría.
Como ya explicamos en ReL, Malawi, Togo, Ghana, Nigeria, Kenia y Zambia estuvieron entre los primeros países africanos en oponerse con claridad, con Burkina, Níger y Sudáfrica pidiendo más tiempo para pronunciarse. Luego se fueron pronunciando las Conferencias Episcopales de más países sobre las bendiciones a parejas irregulares, que recogemos a continuación.
Angola y Santo Tomé: «No deben realizarse, crearían escándalo»
Angola tiene unos 36 millones de habitantes, de los que un 45% son católicos (con 19 diócesis) y otros 45% cristianos de otras tradiciones. Comparten conferencia episcopal (la CEAST) con el país isleño de Santo Tomé y Príncipe (200.000 habitantes, 80% católicos).
Los obispos de la CEAST han difundido un comunicado en portugués declarando que «Fiducia Supplicans» ha creado «perplejidad» entre los fieles y que las bendiciones que menciona el texto no se realizarán en estos dos países.
«En cuanto a las bendiciones informales para parejas irregulares, si bien es un sacramento diferente a la bendición litúrgica, consideramos que en nuestro contexto cultural y eclesiástico crearían un enorme escándalo y confusión entre los fieles, por lo que determinamos que no deben realizarse en Angola y Santo Tomé«.
Los obispos de la CEAST citan el texto del cardenal Ladaria de 2021, que les parece «una opción prudente», «ya que nos orienta a acompañar con caridad pastoral a los fieles que viven estas situaciones complejas».
Los obispos, después de recordar que la Iglesia «no bendice ni puede bendecir el pecado», hablan del tema del «bautismo de adultos que, objetivamente, viven en pecado y que no tienen la intención de enmendar o cambiar su vida, como así como sus padrinos”.
«Este documento señala el caso de homosexuales y transexuales. Sin embargo, en nuestro contexto también podríamos considerar a los polígamos, personas gravemente involucradas en la brujería, el sincretismo religioso y la violencia», enumera el documento: personas en situaciones irregulares que necesitan convertirse hay de muchos tipos, no sólo homosexuales.
Costa de Marfil: «Que los ministros se abstengan de bendecir parejas»
Costa de Marfil es un país de 28 millones de habitantes, donde un 43% son musulmanes, un 34% cristianos de distintas iglesias y el resto siguen religiones tradicionales animistas.
Los obispos del país, que tiene 15 diócesis, han difundido su postura conjunta en una nota con fecha de 27 de diciembre, firmada por su presidente, Marcellin Yao Kouadio, obispo de Daloa (zona donde sólo 1 de cada 10 habitantes es católico).
«Pedimos a los ministros ordenados que se abstengan de bendecir a las parejas del mismo sexo y a las parejas en situación irregular», declara la nota, muy clara.
Los obispos marfileños declaran que con Fiducia Supplicans se ha sembrado «el desorden en el pueblo de Dios». Y añaden: «No podemos ocultar el riesgo de confusión y escándalo que podría generar la bendición de las parejas del mismo sexo dentro de nuestra iglesia local. Esto es tanto más importante cuanto que los actos homosexuales son desordenados y, sobre todo, contrarios a la ley natural«, especifican.
Catedral católica de Yaoundé en Camerún en 2020, foto de Wikimedia.
Camerún: «Prohibimos toda bendición a parejas homosexuales», recomiendan «conversión radical»
Camerún es una de los episcopados que se ha manifestado con más rotundidad en una nota del 21 de diciembre, con Andrew Fuanya Este, arzobispo de Bamenda al frente. El país cuenta con 26 diócesis y entre 7 y 10 millones de católicos (entre el 25 y el 38% de la población, según distintas fuentes). Recomienda a las personas «que tienen inclinación homosexual la oración y la compasión de la Iglesia, con miras a su conversión radical. Les invitamos también a alejarse de su mentalidad de victimización».
«Nosotros, los obispos de Camerún, declaramos por unanimidad lo siguiente sobre el tema de la homosexualidad y la bendición de las ‘parejas homosexuales’: […] La homosexualidad falsifica y corrompe la antropología humana y trivializa la sexualidad, el matrimonio y la familia, fundamentos de la sociedad. En la cultura africana, esta práctica no forma parte de los valores familiares y sociales. Es una violación flagrante del patrimonio que nos legaron nuestros antepasados. En la historia de los pueblos, la práctica de la homosexualidad nunca ha conducido a una evolución social, sino que es un signo claro de la decadencia implosionante de las civilizaciones. De hecho, la homosexualidad enfrenta a la humanidad contra sí misma y la destruye».
«Las uniones homosexuales no son matrimonios. Deforman el sentido del matrimonio reduciéndolo a un vínculo estéril, hedonista y perverso: «infamia entre varón y varón» (Rom 1,26). La homosexualidad no es un derecho humano. Es una alienación que daña gravemente a la humanidad porque no se basa en ningún valor propio del ser humano: es una deshumanización del amor, «una abominación» (Lev, 18,22). Rechazarlo no es en modo alguno ser discriminatorio: es una legítima protección de los valores constantes de la humanidad frente a un vicio que se ha convertido en objeto de una pretensión de reconocimiento jurídico y, hoy, el objeto de una bendición», añade la nota.
«Diferenciar entre contextos litúrgicos y no litúrgicos para conceder la bendición a «parejas» del mismo sexo es hipócrita. El acto de bendición, ya sea realizado en una asamblea litúrgica o en privado, sigue siendo una bendición. Por lo tanto declaramos inconforme cualquier forma de bendición, pública o privada, que tienda a reconocer a las «parejas del mismo sexo» como un estado de vida. Fieles a la enseñanza constante de la Tradición eclesial que declara los actos de homosexualidad intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural (Catecismo de la Iglesia Católica n. 2357), nosotros, los obispos de Camerún, reiteramos nuestra desaprobación de la homosexualidad y de las uniones homosexuales«, añade la nota.
«En consecuencia, prohibimos formalmente toda bendición a las «parejas homosexuales» en la Iglesia de Camerún. Puesto que Dios no quiere la muerte del pecador, sino su conversión a la vida eterna, recomendamos a aquellos que tienen inclinación homosexual a la oración y a la compasión de la Iglesia, con miras a su conversión radical. Los invitamos también a alejarse de su mentalidad de victimización en la que se complacen en considerarse «víctimas», «débiles», «minorías»; y más bien aprovechar la oportunidad de conversión que Dios les brinda en las múltiples exhortaciones de Su Palabra», proponen los obispos de Camerún.
Gabón: Fiducia «queda automáticamente anulada»
Gabón, país francófono vecino de Camerún, tiene 2,4 millones de habitantes, de los que 1 millón son católicos. No se ha pronunciado su Conferencia Episcopal, pero sí el presidente de la Comisión de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Gabón, el obispo Mathieu Madega Lebouakehan, de la pequeña diócesis de Mouila (apenas 50.000 católicos).
El obispo empieza recordando que el actual gobierno «transitorio» (el CTRI) tiene legalmente prohibidas «las parejas del mismo sexo», por lo que «en nuestro país, esta posibilidad de bendecir a estas parejas queda automáticamente cancelada». Añade el texto: «Por este motivo, demos gracias a Dios por el CTRI», añade la nota.
Zimbabue: «Instruimos a los pastores en que desistan de tales acciones»
Los obispos de Zimbabue publicaron ya el 22 de diciembre una nota conjunta de la Conferencia Episcopal (firmada por 5 obispos y 2 arzobispos) declarando que son «sensibles a la ansiedad y confusión» que la declaración ha generado.
«Por respeto a la ley del país, a nuestra cultura y por razones morales, instruimos a los pastores en que desistan de acciones que puedan parecer bendecir a uniones del mismo sexo, aportando confusión e incluso escándalo a nuestro pueblo».
Zimbabue, la antigua Rodesia, tiene 15 millones de habitantes, de los que un 17% serían católicos y un 63% cristianos de otras tradiciones.
Los obispos de Zimbabue con el Papa Francisco en septiembre de 2023 en Roma.
Congo-Brazzaville: «apoyados por el Papa, nos es imposible permitirlo»
El 23 de diciembre la Conferencia Episcopal de Congo-Brazzaville firmó y difundió una carta encabezada por su presidente, Bienvenu Manamika Bafouakouahou, arzobispo de Brazzaville (quien además también hizo circular un vídeo en redes sobre el tema).
«Apoyados por el Papa Francisco durante nuestra visita ad limina, en comunión con él y en nombre de nuestra fidelidad al Evangelio, por respeto a nuestro patrimonio cultural y por el bien de la familia humana, nos es imposible, arzobispos y obispos del Congo Brazzaville, permitir la bendición de las uniones mencionadas en la Fiducia Supplicans«, dice su texto.
“Respetando nuestras tradiciones culturales sobre el matrimonio, que la fe cristiana ha asumido y purificado a la luz de las Sagradas Escrituras, nosotros, pastores y pueblo de Dios en Congo-Brazzaville, permanecemos estrictamente apegados a la unión de un hombre y una mujer confirmada por el doctrina de la Iglesia según el designio del Creador”, se lee en la carta.
Congo-Brazzaville, también conocida como República del Congo o Congo Oeste (para distinguirla del antiguo Zaire o Congo Belga), cuenta con 6 millones de habitantes, de los que un tercio serían católicos, y la mayoría del resto son cristianos protestantes de distintos tipos.
Lea más sobre este tema en la sección Fiducia Supplicans.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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