17/11/2024

Así responden los obispos ucranianos a las palabras del Papa Francisco sobre «derrota» y «negociar»

Todo comenzó con unas palabras del Papa Francisco declaradas a la Radio Televisión Suiza (RSI), en una entrevista que se publicará el 20 de marzo pero que se difundieron previamente.

El entrevistador Lorenzo Buccella preguntó: «En Ucrania hay quienes piden el coraje de la rendición, de la bandera blanca. Pero otros dicen que esto legitimaría a los más fuertes. ¿Qué opina?».

Y el Papa respondió: «Creo que son más fuertes quienes ven la situación, quienes piensan en el pueblo, quienes tienen el coraje de izar la bandera blanca y negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. La palabra negociar es una palabra valiente. Cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van bien, necesitas tener el coraje de negociar. Te da vergüenza, pero ¿con cuántas muertes terminará? Negociar a tiempo, buscar algún país que actúe como mediador. Hoy, por ejemplo, en la guerra de Ucrania, hay muchos que quieren actuar como mediadores. Turquía se ofreció a ello. Y otros. No tengan vergüenza de negociar antes de que las cosas empeoren».

El hecho de haber mencionado la palabra «derrota» aplicándola a Ucrania y no limitarse a pedir negociaciones de paz sentó mal en Ucrania, entre los católicos y no católicos, y en sus países aliados.

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, añadió ante la polémica que el Papa no instaba a Ucrania a rendirse, sino que pedía un alto el fuego y una negociación por la paz, pensando «en el pueblo».

Desde el Kremlin (según recoge Agencia Efe), el portavoz Dmitri Peskov en su rueda de prensa diaria quiso dar oxígeno al Pontífice y aseguró que el Papa hablaba de «negociaciones, no rendición». Con una quinta parte de Ucrania ocupada militarmente por Rusia, Peskov aseguró que «Putin ha declarado en incontables ocasiones nuestra disposición a resolver nuestros problemas mediante negociaciones, y esta es la vía preferible», pero que lo impide «la negativa tajante del régimen de Kiev» y países europeos que buscan «una derrota estratégica» de Rusia.

Entre esos países que piden la victoria militar están los vecinos asustados de Rusia, como Letonia, que con menos de 2 millones de habitantes intenta apoyar a Ucrania para frenar las ansias expansionistas de Putin. Su presidente Edgards Rinkevics declaró: «no debemos capitular ante el mal» sino “combatirlo y derrotarlo, para que el mal levante la bandera blanca y capitule”.

La comisaría europea de Interior, Ylva Johansson, en un encuentro en Madrid, respondió que «Ucrania debe continuar enarbolando la bandera azul y amarilla y los ucranianos deben seguir luchando por su libertad«, porque no hacerlo «sería una catástrofe».

Shevchuk y varios obispos grecocatólicos de Ucrania están de gira por varias diócesis católicas de EEUU, buscando más apoyos para su pueblo que sufre:

La respuesta más detallada, matizada desde el terreno, y a la vez contundente, la han dado los obispos católicos ucranianos de rito griego, que pastorean a la inmensa mayoría de católicos del país (entre el 10 y el 15% de la población). La polémica coincidió con la gira por Estados Unidos del arzobispo mayor ucraniano, Sviateslav Shevchuk. Copiamos íntegra por su interés su rápida declaración del 10 de marzo:

Declaración del Sínodo Permanente de la Iglesia Grecocatólica de Ucrania ante las recientes declaraciones del Papa Francisco

Aún no disponemos de la versión completa de la entrevista que el Papa Francisco concedió al canal de televisión suizo «Radio Télévision Suisse» (su publicación está prevista para el 20 de marzo). Según el servicio de prensa de la Santa Sede , la referencia a la «bandera blanca» en la entrevista es un llamamiento a las negociaciones, no a la rendición de Ucrania.

En esta conversación, el Santo Padre habla no sólo de la guerra de Rusia contra Ucrania, sino también de la guerra entre Israel y Hamás. Como es habitual, el Papa Francisco pide la solución de los conflictos armados mediante negociaciones.

Hoy no queremos detenernos en las palabras del Papa, pero queremos subrayar una vez más la posición de las víctimas de la invasión rusa de Ucrania. Se trata de la posición de la mayoría de los ucranianos.

Para todos los que viven en Ucrania está claro que ahora Ucrania, como hemos declarado repetidamente en Washington, Filadelfia y Nueva York, hablando con representantes de las autoridades, la comunidad ucraniana en los Estados Unidos y el público en general, está herida pero indomable, cansada pero resistente.

Los ucranianos no pueden dejar de defenderse, porque la capitulación significa su muerte. Las intenciones de Putin y Rusia son claras. No es sólo él: el 70 por ciento de la población rusa apoya la guerra genocida, incluido el patriarca Kirill y los dirigentes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los objetivos expresados ​​se materializan en acciones concretas.

En la mente de Putin, no existe Ucrania, ni historia ucraniana, ni idioma, ni vida religiosa ucraniana independiente. Todo lo ucraniano, en su opinión, es una construcción ideológica que debe ser destruida. En su opinión, Ucrania no es una realidad, sino simplemente una «ideología», que al mismo tiempo califica de «nazi».

Al llamar nazis a los ucranianos que se niegan a ser rusos y a reconocer la autoridad rusa, Putin los deshumaniza. Según esta interpretación, los nazis (en este caso, los ucranianos) no tienen derecho a existir. Hay que destruirlos, matarlos. Los crímenes de guerra cometidos en Bucha, Irpen, Borodyanka, Izyum y otras ciudades ocupadas por tropas rusas demostraron a los ucranianos y a todas las personas de buena voluntad el objetivo claro de esta guerra: destruir a Ucrania y a los ucranianos.

También vale la pena agregar que cualquier ocupación rusa del territorio ucraniano conduce a la destrucción de la Iglesia greco-católica ucraniana, de cualquier Iglesia ortodoxa ucraniana independiente, así como a la supresión de otras religiones y de todas las instituciones y manifestaciones culturales que no apoyen la dominación rusa.

Los ucranianos se defenderán. Saben que no tienen otra opción.

La historia reciente ha demostrado que no puede haber negociaciones reales con Putin.
En 1994, Ucrania renunció a su arsenal nuclear, que en ese momento era el tercero más grande del mundo, superando al de Francia, Gran Bretaña y China juntos. A cambio, recibió garantías de seguridad respecto de su integridad territorial (incluida Crimea) y su independencia, que Putin estaba obligado a respetar. El Memorando de Budapest de 1994, firmado por Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña, ya no vale ni el papel en el que está escrito. Éste será el caso de cualquier acuerdo que surja como resultado de «negociaciones forzadas» con la Rusia de Putin.

Independientemente de las propuestas sobre la necesidad de negociaciones por parte de los representantes de varios Estados, incluido el Santo Padre, los ucranianos seguirán defendiendo la libertad y la dignidad en la lucha por una paz estable y justa para su país y el mundo. Los ucranianos creen en la libertad y la dignidad humana otorgada por Dios. Creen en la verdad, la verdad de Dios. Están convencidos de que la verdad de Dios prevalecerá.

Obispos del Sínodo Permanente de la Iglesia Grecocatólica de Ucrania, reunidos en Estados Unidos:
Beato Sviatoslav, padre y jefe de la  Iglesia Grecocatólica de Ucrania,
Su Eminencia el Obispo Borys Gudziak, arzobispo y metropolita de Filadelfia
Reverendísimo Obispo Volodymyr Yushchak, eparquía de Wroclaw-Koshalinskiy
Reverendísimo obispo Bohdan Dzyurach, exarca apostólico en Alemania y Escandinavia
Reverendísimo obispo Josaphat Moshchich, obispo de Chernivtsi
0 de marzo de 2024

En el vídeo, misa de Domingo Laetare del 10 de marzo, en la catedral de San Patricio en Nueva York con el cardenal Dolan y el arzobispo mayor grecocatólico Sviateslav Shevchuk

Más reacciones de Ucrania

Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede, publicó en la red social X, en italiano: «¡Es muy importante ser coherente!. Cuando se habla de III Guerra Mundial, que es la que hay ahora, es necesario aprender las lecciones de la II Guerra: ¿Alguien habló entonces seriamente de negociaciones de paz con Hitler y de bandera blanca para satisfacerle? Así que sólo hay una lección: si queremos acabar con la guerra, ¡hay que hacer todo lo posible por matar al Dragón!».

El ejemplo del dragón parece aludir a la historia de San Jorge: los habitantes de la ciudad intentaban aplacar al dragón entregándole un tributo de doncellas, que él devoraba, pero la leyenda muestra que nada satisfacía al dragón, que seguiría pidiendo más y más. San Jorge muestra el camino, enfrentando al monstruo con la fe y las armas.

La mención a la III Guerra Mundial la hace el Papa muy a menudo: una «guerra mundial por partes», en distintos países, dice él.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un discurso a la nación dijo: «Si los asesinos y torturadores rusos no avanzan hacia Europa es sólo porque les paran ucranianos con armas en la mano, bajo la bandera azul y amarilla», dijo. «En Ucrania había muchas paredes blancas de casas y de iglesias que ahora están quemadas y destrozadas por los proyectiles rusos. Y esto habla de forma muy elocuente sobre quién debe detenerse para que acabe la guerra», añadió.

Es posible ayudar a las víctimas de la guerra de Ucrania con donativos en Cáritas o en Ayuda a la Iglesia Necesitada.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»