El Papa celebró este miércoles la Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano. En su catequesis, Francisco habló de la figura de José, un hombre justo, abierto y dócil a la voz del Señor.
«José entra en escena en el Evangelio de Mateo como novio de María. Para los judíos, el compromiso era un verdadero vínculo jurídico, que preparaba para lo que sucedería un año más tarde, es decir, la celebración del matrimonio. Era entonces cuando la mujer pasaba de la custodia de su padre a la de su esposo, mudándose con él y poniéndose a su disposición para el don de la maternidad», comenzó diciendo Francisco.
Abierto y dócil al Señor
Para el Papa, la acción privada que tomó José fue determinante. «Fue precisamente durante este tiempo cuando José descubrió el embarazo de María y su amor se vio sometido a una dura prueba. Ante tal situación, que habría llevado a la ruptura del compromiso, la Ley sugería dos posibles soluciones: o bien un acto jurídico público, como citar a la mujer ante el tribunal, o bien una acción privada, como entregar a la mujer una carta de repudio».
«Mateo define a José como ‘justo’ (zaddiq), es decir, un hombre que vive según la Ley del Señor, que se inspira en ella en todas las ocasiones de su vida. Siguiendo así la Palabra de Dios, José actúa ponderadamente: no se deja vencer por sentimientos instintivos ni teme llevarse a María con él, sino que prefiere dejarse guiar por la sabiduría divina. Opta por separarse de María sin clamores, es decir, en privado (cf. Mt 1,19)».
«Esta sabiduría le permite no equivocarse y hacerse abierto y dócil a la voz del Señor, que resuena en él a través del canal del sueño. De este modo, José de Nazaret nos recuerda a otro José, hijo de Jacob (…). Ahora bien, ¿qué sueña José de Nazaret? Sueña con el milagro que Dios realiza en la vida de María, y también con el milagro que él realiza en su propia vida: asumir una paternidad capaz de guardar, proteger y transmitir una herencia material y espiritual. El vientre de su esposa está preñado de la promesa de Dios, una promesa que lleva un nombre en el que se da a todos la certeza de la salvación (cf. Hch 4,12): Jesús, Dios nuestra salvación».
Puedes ver aquí completa la Audiencia del Papa.
«José no pide más pruebas, confía en Dios, acepta el sueño de Dios sobre su vida y la de su prometida. Así entra en la gracia de quien sabe vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor. José, en todo esto, no profiere palabra alguna, sino que cree, espera y ama. No habla con ‘palabras al viento’, sino con hechos concretos», comentó Francisco.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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