Yvel Germain es el sacerdote director de Cáritas Haití, que coordina la tarea de las diez Cáritas diocesanas del país más pobre de América. En la sede de Cáritas Española, en Madrid, cuenta a los periodistas la desastrosa situación del país.
Casi 5,5 millones de personas sufren por una crisis alimentaria, bandas criminales controlan regiones enteras, especialmente accesos por carreteras, bloqueando muchas zonas y la llegada de ayudas. El país cuenta con 700.000 desplazados internos, que dejan su hogar por miedo a la violencia o por los estragos de desastres naturales.
Estado casi desaparecido: los feligreses se organizan
El Estado está casi desaparecido en muchos sitios. Cáritas utiliza las parroquias como puntos de distribución de ayudas. Allí pueden hacer cursos de ganadería básica, repartir cabras y enseñar a cuidarlas, repartir semillas para los agricultores y formarlos, organizar microcréditos y pequeñas cooperativas…
Curso de crianza de ganado en una parroquia de Haití, apoyado por Cáritas Española.
Cáritas impulsa también sistemas de enfermería móvil, que acuden a los pueblos a atender a los enfermos, educar en el cuidado a los niños, etc…
Cáritas Española apoya ese tipo de proyectos. Recientemente ha destinado cien mil euros a ayudas para personas desplazadas en Hinche (centro-este) y Fort Liberté (norte): ofrecen apoyo psicosocial, ayudas agrícolas y material de primera necesidad.
Sacerdotes marcados por el terremoto
Yvel Germain pertenece a esa generación de sacerdotes que vivió el gran terremoto de 2010 siendo seminarista. El terremoto mató unas 300.000 personas.
«Estábamos en un encuentro de formación. Milagrosamente, el profesor terminó antes su charla y muchos salimos rápido fuera. Entonces vibró el suelo, como si pasara un bulldozer, y luego más y más fuerte. En el terremoto murieron 18 seminaristas, compañeros nuestros. Algunos viajaban en un autobús que se precipitó por un abismo. El terremoto me hizo entender que en la vida todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos«, explica a ReL.
Después llegó el huracán Matthew en 2016 y el terremoto de agosto de 2021.
Pero con o sin desastres, naturales o causados por el hombre, Dios sigue llamando a muchos jóvenes al sacerdocio. Van a servir a un pueblo atribulado.
«A los seminaristas les animamos a ganar conocimientos y tener solidez intelectual. También a tener un gran amor a Dios y la Iglesia», explica el padre Germain. «Si no sienten la vocación, si su vida no se centra en Dios, quedarán decepcionados. Pero esto vale para seminaristas, curas, obispos y cardenales. Y les recordamos que su modelo debe ser Jesús el buen pastor, un modelo que no defrauda».
El sacerdote Yvel Germain es el director de Cáritas Haití desde 2024; antes trabajó en Cáritas Jacmel, al sur del país.
Crisis que se acumulan
En Haití siempre ha habido desastres naturales y la pobreza es grande. Pero la crisis actual mezcla la ineficacia política y las bandas criminales.
«Desde 2016 no hay elecciones en Haití, el último presidente fue asesinado en 2021 y desde entonces hay una situación no democrática», detalla el sacerdote. «Hay violencia en las calles, sobre todo en la capital, Puerto Príncipe. Las bandas armadas controlan parte del territorio e impiden llegar ayuda a otras regiones. Bloquean los accesos», explica.
Si llega ayuda a Puerto Príncipe y se intenta llevar a otra región, existe el riesgo de que un grupo de hombres armados asalte el convoy en carretera y se lo quede todo. Hay algunos transportistas que saben «rutas seguras» o que pagan a las bandas para que les dejen circular.
Cáritas, por su parte, a menudo lleva los cargamentos de ayuda por mar a distintos puertos, evitando así las carreteras y sus bandidos.
Hay hospitales y cientos de colegios cerrados. Con los adolescentes en las calles, las bandas tienen chicos (y chicas) a los que reclutar.
Cáritas Española lleva 27 años apoyando proyectos en Haití. Los programas actuales se centran en apoyar el pequeño comercio o el emprendimiento local o los programas de vivienda para acoger desplazados. Cáritas Haití se apoya mucho en Cáritas Española y otros socios, como Misereor (el equivalente a Manos Unidas entre los católicos alemanes). En los últimos 3 años, desde España se han apoyado 10 protectos que han ayudado a 20.000 personas.
[Cuenta de apoyo de Cáritas Española a Haití en Caritas.es ].
Yvel Germain alaba la capacidad de reacción local de Cáritas, que a través de las parroquias puede actuar en todo el país.
Una banda puede tomar una zona, o aislarla bloqueando sus carreteras, pero Cáritas puede actuar, por ejemplo, reenfocando su acción a los servicios de agricultura u otras iniciativas locales y eficaces. «Se habla poco de la capacidad de resiliencia y supervivencia de los haitianos», dice el sacerdote.
En la foto vemos que Cáritas reparte cabras en Haití y enseña a cuidarlas: se busca dar independencia alimentaria, no depender de rutas y mercados que están paralizados o bloqueados.
Escepticismo con los soldados, peligro con las bandas
Germain, como muchos haitianos, mira con escepticismo a las tropas internacionales de Naciones Unidas, la Minusta. Es la tercera vez que se despliegan por el país en varias décadas. Cree que con las tropas que se desplegaron a finales de los años 90, tras el segundo mandato del presidente Aristide, llegaron las armas descontroladas que hoy usan las bandas. Muchos asocian «tropas extranjeras» a corrupción y reventa.
Sí admite que en algunos barrios de la capital, patrullados por soldados, ahora ya no se oyen disparos y parecen vivir una normalidad que él considera «aparente».
Germain no considera que las bandas sean activamente anticatólicas o se centren más en atacar parroquias o religiosos. Pone un ejemplo: en Martissant, un suburbio de Puerto Príncipe bajo control de las bandas, los criminales tomaron la comisaría, la saquearon y destruyeron. Pero la parroquia, que está al lado, ni la atacaron ni trataron de entrar. En las zonas bajo control de bandas, las parroquias y religiosos ofrecen los sacramentos y ayuda material cuando pueden.
Pero eso no significa que nadie esté seguro: muchos jóvenes armados hasta los dientes en las bandas se drogan o emborrachan y entonces cometen tropelías absurdas.
Acoger desplazados «como hermanos»
Otro conflicto en la isla es la deportación de muchos haitianos que son expulsados de República Dominicana. El sacerdote, que tiene una tía en el otro país de la isla, detalla que «los pobres de ambos países se llevan bien, pero hay conflictos en el campo político. Hay guardias corruptos que aprovechan para amenazar también a aquellos haitianos que están legalmente en Dominicana desde hace años».
Cáritas se esfuerza por animar a las familias a acoger «como hermanos» a los desplazados; apoya a estas familias acogedoras de distintas formas, también trabajando con los alcaldes de las poblaciones de acogida. Otro tema que trata mucho Cáritas es el de los niños: hay muchos niños de la calle, sin familia, y es un tema que no interesa a casi nadie más que a la Iglesia.
Otro problema que denuncia es, desde hace años, la fuga de cerebros. Técnicos de todo tipo, el personal formado del país, pueden acudir a programas internacionales que les facilitarán el pasar a otros países, vaciando Haití de cuadros preparados.
Como director de Cáritas Haití, Germain pide a los grandes programas internacionales «que trabajen con entidades locales creíbles, que estén muy atentas, desde cerca, a la situación real del país».
El reto de los voluntarios
También detalla que cuando Cáritas busca voluntarios para cosas sencillas, como descargar un camión, encuentra mucha gente. Lo que cuesta es encontrar voluntarios que conozcan oficios y tengan habilidades útiles: enfermeras, maestros, médicos, transportistas, técnicos de todo tipo… es difícil encontrar personas capacitadas para esos servicios.
Germain pone un ejemplo alentador, que es el médico Yves Derissier, al frente de los servicios médicos de Cáritas Jacmel, al sur del país. Derissier contó algo de su testimonio en 2011 a periodistas españoles invitados por Manos Unidas. Se formó de niño en Haití, en un colegio público, y una monja española le ayudó de muchas formas, también a crecer en la fe y generosidad. Emigró a Estados Unidos, donde fundó una familia, pero cada año dedicaba su mes de vacaciones a servir como médico y voluntario de Cáritas en Haití. Decía con humor que esperaba hacerlo hasta los 105 años.
Germain explica que hoy el doctor Derissier, habiendo crecido ya sus hijos, vive todo el año en Haití dedicado a Cáritas. Es un ejemplo de las personas formadas y con conciencia que quieren poner sus dones al servicio de los necesitados.
[Cuenta de apoyo de Cáritas Española a Haití en Caritas.es
https://www.caritas.es/emergencias/caritas-con-haiti/ ]
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