19/11/2024

¡Bienaventurada tú, María!

Sábado 12-10-2024, Virgen María del Pilar (Lc 11,27-28)

«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron»: ¡bienaventurada tú, María, que llevaste en tu vientre y criaste con tus pechos al Hijo de Dios. «Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»: ¡bienaventurada, tú, María, que prestaste oídos a la Palabra de Dios, la concebiste en tu corazón y la cumpliste en tu vida!

Hoy me gustaría recordar las alabanzas que el gran papa san Juan Pablo II, peregrino en Zaragoza, le dedicó a la Virgen del Pilar:

«Los caminos marianos me traen esta tarde a Zaragoza. En su viaje apostólico por tierras españolas, el Papa se hace hoy peregrino a las riberas del Ebro. A la ciudad mariana de España. Al santuario de Nuestra Señora del Pilar. Veo así cumplirse un anhelo que, ya antes deseaba poder realizar, de postrarme como hijo devoto de María ante el Pilar sagrado. […]

» Estamos en tierras de España, con razón denominada tierra de María. Sé que, en muchos lugares de este país, la devoción mariana de los fieles halla expresión concreta en tantos y tan venerados santuarios. No podemos mencionarlos todos. ¿Pero cómo no postrarnos espiritualmente, con afecto reverente ante la Madre de Covadonga, de Begoña, de Aránzazu, de Ujué, de Montserrat, de Valvanera, de la Almudena, de Guadalupe, de los Desamparados, del Lluch, del Rocío, del Pino? De estos santuarios y de todos los otros no menos venerables, donde os unís con frecuencia en el amor a la única Madre de Jesús y nuestra, es hoy un símbolo el Pilar. Un símbolo que nos congrega en Aquella a quien, desde cualquier rincón de España, todos llamáis con el mismo nombre: Madre y Señora nuestra.

» Siguiendo a tantos millones de fieles que me han precedido, vengo como primer Papa peregrino al Pilar, como signo de la Iglesia peregrina de todo el mundo, a ponerme bajo la protección de nuestra Madre, a alentaros en vuestro arraigado amor mariano, a dar gracias a Dios por la presencia singular de María en el misterio de Cristo y de la Iglesia en tierras españolas y a depositar en sus manos y en su corazón el presente y futuro de vuestra nación y de la Iglesia en España. El Pilar y su tradición evocan para vosotros los primeros pasos de la evangelización de España. […]

» Esa herencia de fe mariana de tantas generaciones, ha de convertirse no sólo en recuerdo de un pasado, sino en punto de partida hacia Dios. Las oraciones y sacrificios ofrecidos, el latir vital de un pueblo, que expresa ante María sus seculares gozos, tristezas y esperanzas, son piedras nuevas que elevan la dimensión sagrada de una fe mariana. Porque en esa continuidad religiosa la virtud engendra nueva virtud. La gracia atrae gracia. Y la presencia secular de Santa María, va arraigándose a través de los siglos, inspirando y alentando a las generaciones sucesivas. Así se consolida el difícil ascenso de un pueblo hacia lo alto.

» Un aspecto característico de la evangelización en España, es su profunda vinculación a la figura de María. Por medio de Ella, a través de muy diversas formas de piedad, ha llegado a muchos cristianos la luz de la fe en Cristo, Hijo de Dios y de María. ¡Y cuántos cristianos viven hoy también su comunión de fe eclesial sostenidos por la devoción a María, hecha así columna de esa fe y guía segura hacia la salvación! […]

» Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido. Y quiero finalmente encomendarte, Virgen Santísima del Pilar, España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos, la Iglesia en España, así como también los hijos de todas las naciones hispánicas» (San Juan Pablo II, Homilía en Zaragoza, 6-11-1982).