El mes pasado, el grupo de sondeos Whitestone Insights preguntó a 2.088 adultos británicos si estaban de acuerdo con la siguiente afirmación: «A menos que puedan eliminarse las partes ofensivas, debería prohibirse la venta general de libros que contengan lo que algunos perciben como incitación al odio, incluidos, si es necesario, textos religiosos como la Biblia». Casi uno de cada cuatro jóvenes dijeron estar de acuerdo
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