21/12/2024

Ceremonia interreligiosa ante Notre-Dame: el presidente del COI habla de paz sin pedir perdón

Diez días después de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, que ofendió a millones de creyentes de todo el mundo y sumó protestas de obispos franceses, obispos y cardenales católicos, musulmanes de Al Azhar, greco-ortodoxos y coptos, asirios y caldeos, el Consejo Mundial de Iglesia, y, una semana después, del Vaticano, se celebró este domingo 4 de agosto, a las 10 de la mañana, en el Parvis de Notre-Dame un encuentro interreligioso que fue retransmitido por la cadena pública de TV France 2.

Ante los representantes de 5 grandes religiones y más de 100 capellanes que atienden a los atletas (unos 40 son católicos, incluyendo laicos, religiosas y sacerdotes), habló Thomas Bach, Presidente del COI, declarando: «En este verdadero espíritu olímpico, hago un llamamiento a todos ustedes, sea cual sea su fe. Unámonos a los atletas en su llamamiento por la paz«.

No hizo alusiones a la ceremonia escandalosa que ha enfadado a millones de personas en todo el mundo ni tampoco pronunció palabras de arrepentimiento. El COI expresó una petición de perdón oficial muy clara a Corea del Sur cuando se equivocó en el desfile al mencionar mal el nombre de su país, y de varias maneras. En cambio, ante la grosera agresión contra los sentimientos y símbolos cristianos, sólo dejó caer una portavoz un comentario dudoso en rueda de prensa: «si alguien se sintió ofendido, lo sentimos», sin reconocer haber hecho nada malo.

Autoridades civiles y olímpicas

En el acto interreligioso del domingo, por las autoridades locales estaban Valérie Pécresse, Presidenta del Consell Regional de l’Illa de França, y la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo (nombre completo: Ana María Hidalgo Aleu, nacida en San Fernando, Cádiz).

También estaba presente Tony Estanguet, presidente de París 2024 y antiguo piragüista olímpico, que fue quien dio el visto bueno a la polémica ceremonia. Ya en 2018 Estanguet firmó un documento llamado la LGBT+ Charter, o Carta LGBT+ proclamando un total alineamiento de los Juegos Olímpicos con la ideología LGTB.

El vídeo de Euronews muestra el ambiente de la ceremonia interreligiosa:

El representante católico, que cerró las intervenciones, fue Philippe Marset, el obispo auxiliar de París, que es quien acude a las actividades con atletas y visitantes de tema olímpico. Dijo que el deporte es una superación de uno mismo y que la religión invita a ser una «superación de esta superación». Alabó la iniciativa Holy Games de deporte, oración, ecumenismo, acción social y cultura, que ha impulsado la Iglesia Católica, junto con otros colaboradores, promocionando el Evangelio en el mundo del deporte.

En realidad, la ceremonia recordaba que hace cien años ya se dio otra ceremonia interreligiosa similar, y entonces muy novedosa, impulsada por el barón de Coubertin en los Juegos de 1924, seis años después del desastre de la Primera Guerra Mundial. “Hace 100 años ya teníamos esta preocupación de manifestar algo común y expresar una fraternidad común. Y fue a través de los Juegos Olímpicos que esto se hizo», detalló a VaticanNews el obispo Emmanuel Gobillard, que con Marsset impulsa la presencia católica en el olimpismo.

En este encuentro de 2024 el gran rabino de Francia, Haïm Korsia, habló de personajes bíblicos como Abraham, Moisés y David, comparando su fuerza con la de los atletas actuales, descritos como «héroes olímpicos».

El portavoz budista, el lama Jigmé Thrinlé Gyatso, destacó que el deporte, más allá de la victoria, promueve la realización personal y la cohesión social.

Anton Gelyasov, sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Griega de Francia, recordó las raíces griegas de los Juegos y su tradición de inclusión.

El musulmán Najat Benali describió la vida en la Villa Olímpica, destacando la tolerancia y el respeto entre atletas de diversas culturas y religiones.

Christian Krieger, presidente de la Federación Protestante de Francia, expresó su alegría por ver a los deportistas juntos, subrayando que su vocación puede también servir a la gloria de Dios.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»