Cinco cardenales de la Iglesia Católica han enviado una serie de preguntas al Papa Francisco para buscar aclaraciones sobre algunos puntos doctrinales. Interrogantes que se han hecho públicos justo antes de la apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad.
Los cardenales presentaron cinco preguntas, llamadas «dubia», el pasado 21 de agosto. En ellas se solicita al Papa claridad en la doctrina en lo referente a la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, la autoridad del Sínodo sobre la Sinodalidad, la ordenación de mujeres y la absolución sacramental.
«Sí» o «no, sin argumentación teológica
Las dubia fueron firmadas por el cardenal alemán Walter Brandmüller, de 94 años, presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas; el cardenal estadounidense Raymond Burke, 75 años, prefecto emérito de la Signatura Apostólica; el cardenal chino Zen Ze-Kiun, 90 años, obispo emérito de Hong Kong; el cardenal mexicano Juan Sandoval Íñiguez, 90 años, arzobispo emérito de Guadalajara; y el cardenal guineano Robert Sarah, de 78 años, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Las dubia son preguntas formales presentadas al Papa y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe destinadas a obtener una respuesta de «sí» o «no», sin argumentación teológica. La palabra «dubia» es la forma plural de «dubium», que significa «duda» en latín. Por lo general, los plantean cardenales u otros miembros de alto rango de la Iglesia, y tienen como objetivo buscar aclaraciones sobre cuestiones de doctrina de la Iglesia.
Los cardenales, según han hecho público, presentaron una versión previa de las dubia el 10 de julio y recibieron una respuesta del Papa Francisco al día siguiente. Sin embargo, aseguran que el Papa respondió con respuestas completas en lugar de la forma habitual de «sí» o «no», por lo que los prelados presentaron una nueva solicitud revisada.
«Las respuestas del Papa no han resuelto las dudas que habíamos planteado, en todo caso, las han profundizado», aseguran los prelados, como recoge National Catholic Register. Los cardenales no han querido hacer públicas las respuestas del Papa del 11 de julio, y dicen que aún no han recibido respuesta a la nueva versión enviada el 21 de agosto.
Los cardenales han explicado en una nota, con fecha del 2 de octubre, que decidieron presentar las dubia, antes del Sínodo, «en vista de las declaraciones de cardenales y obispos abiertamente contrarias a la doctrina y disciplina de la Iglesia«. Esas declaraciones, dijeron, «siguen generando una gran confusión entre los fieles y otras personas de buena voluntad».
En 2016, los cardenales Burke y Brandmüller, junto con los fallecidos Carlo Caffarra y Joachim Meisner, presentaron un conjunto de cinco dubium al Papa Francisco para aclarar la interpretación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, en particular en lo referente a la admisión a los sacramentos de los católicos divorciados y vueltos a casar. No recibieron una respuesta directa a sus preguntas.
Años más tarde, en 2021, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe emitió una «responsa ad dubium» con un simple «no», a sobre si la Iglesia tiene «el poder de dar la bendición a las uniones de personas del mismo sexo«. Ese mismo año, el Dicasterio para el Culto Divino emitió una respuesta sobre varias cuestiones relacionadas con la implementación de Traditionis Custodes, el motu proprio del Papa Francisco sobre la misa tradicional.
En enero de este año 2023, el padre jesuita James Martin envió directamente al Papa Francisco una serie de tres dubia buscando aclarar los comentarios que Francisco había hecho a Associated Press sobre el tema de la homosexualidad. El Papa respondió a las preguntas con una carta manuscrita dos días después.
Las cinco aclaraciones que piden los cardenales
El primer dubium de los cardenales se refiere a la afirmación de algunos obispos de que la revelación divina «debe ser reinterpretada según los cambios culturales de nuestro tiempo y según la nueva visión antropológica que estos cambios promueven».
Los cardenales aseguran que el Papa respondió diciendo que la Iglesia «puede profundizar en su comprensión del depósito de la fe», con lo que ellos estuvieron de acuerdo, pero la respuesta «no captó nuestra preocupación», que es que muchos cristianos dicen que «los cambios culturales deberían empujar a la Iglesia a enseñar lo contrario de lo que siempre ha enseñado. Se trata de cuestiones esenciales para nuestra salvación, como la confesión de fe, las condiciones para el acceso a los sacramentos y la observancia de la ley moral», comentan.
Por lo tanto, reformularon su dubium: «¿Es posible que la Iglesia hoy enseñe doctrinas contrarias a las que ha enseñado anteriormente en materia de fe y de moral, ya sea el Papa ex cathedra, en las definiciones de un Concilio Ecuménico, o en el magisterio universal ordinario de los obispos dispersos por el mundo (cf. Lumen Gentium, 25)?».
El segundo dubium es sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo. Los cardenales preguntaron al Papa si la Iglesia puede aceptar «como un ‘bien posible’, sin traicionar la doctrina revelada, situaciones objetivamente pecaminosas como las uniones entre personas del mismo sexo».
El Papa respondió el 11 de julio diciendo que equiparar el matrimonio con la bendición de parejas del mismo sexo podría dar lugar a confusión, y por lo tanto estas deberían evitarse. Sin embargo, los cardenales dicen que su preocupación era otra: «que la bendición de las parejas del mismo sexo pueda crear confusión en cualquier caso, no sólo porque podría hacerlas parecer análogas al matrimonio, sino también porque los actos homosexuales serían presentados prácticamente como un bien, o al menos como el bien posible que Dios pide a los hombres en su camino hacia Él».
Los cardenales entonces reformularon su dubium para preguntar si era posible en «algunas circunstancias» que un sacerdote bendijera las uniones entre personas del mismo sexo «sugiriendo así que el comportamiento homosexual como tal no es contrario a la ley de Dios y al camino de la persona hacia Dios».
Vinculado a ese dubium, preguntaron si sigue siendo válida la enseñanza de la Iglesia de que «todo acto sexual fuera del matrimonio, y en particular los actos homosexuales, constituyen un pecado objetivamente grave contra la ley de Dios, cualesquiera que sean las circunstancias en las que se realiza y el intención con la que se lleva a cabo».
En el tercer dubium, los cardenales preguntaron si la sinodalidad puede ser el criterio supremo de gobierno de la Iglesia sin poner en peligro «el orden constitutivo querido por su Fundador», dado que el Sínodo de los Obispos no representa al colegio episcopal sino que es «meramente un órgano consultivo».
Los cardenales dicen que el Papa Francisco respondió insistiendo en una «dimensión sinodal de la Iglesia», que incluya a todos los fieles laicos, sin embargo, los cardenales aseguran que les preocupa que la «sinodalidad» se presente como si «representara la autoridad suprema de la Iglesia». Los prelados pidieron saber si el sínodo puede actuar como autoridad suprema en cuestiones cruciales.
En su dubium reformulado, los cardenales preguntaron al Papa: «¿El Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma y que incluye sólo una representación escogida de pastores y fieles, ejercerá en las materias doctrinales o pastorales la autoridad suprema de la Iglesia; que pertenece exclusivamente al romano Pontífice y al colegio episcopal?».
En el cuarto dubium, los cardenales preguntaron al Papa si sigue siendo válida la enseñanza del Concilio Vaticano II y la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis de San Juan Pablo II, que «sostuvo la imposibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres«. También pidieron aclaración sobre si esta enseñanza «está sujeta a cambios o a la libre discusión de pastores y teólogos».
Los cardenales dijeron que el Papa reiteró «que es necesario entender el sacerdocio, no en términos de poder, sino en términos de servicio, para comprender correctamente la decisión de Nuestro Señor reservar las órdenes sagradas sólo a los hombres». Pero discreparon con su respuesta, que decía que la pregunta «aún puede explorarse más a fondo».
«Nos preocupa que algunos puedan interpretar esta declaración en el sentido de que el asunto aún no se ha decidido de manera definitiva«, dijeron los cardenales, añadiendo que la Ordinatio Sacerdotalis pertenece al depósito de la fe.
El dubium reformulado decía: «¿Podría la Iglesia en el futuro tener la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, contradiciendo así que la reserva exclusiva de este sacramento a los varones bautizados pertenece a la sustancia misma del sacramento del orden que la Iglesia no puede cambiar?».
Su dubium final se refería a las palabras del Papa para facilitar la absolución de los pecados en la confesión. Los cardenales preguntaron si la contrición del penitente sigue siendo necesaria para la validez de la confesión sacramental, «de modo que el sacerdote debe posponer la absolución cuando esté claro que esta condición no se cumple».
En su dubium reformulado, los cardenales señalan que el Papa confirmó la enseñanza del Concilio de Trento sobre este tema, que la absolución requiere el arrepentimiento del pecador, que incluye la voluntad de no volver a pecar. «Queremos reiterar que nuestra pregunta no surge de dudar de la grandeza de la misericordia de Dios, sino surge de nuestra conciencia de que esta misericordia es tan grande que podemos convertirnos a Él, confesar nuestra culpa y vivir como Él nos ha enseñado. Sin embargo, algunos podrían interpretar su respuesta en el sentido de que simplemente acercarse a la confesión es condición suficiente para recibir la absolución«.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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