Este jueves empezó en el Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano el trabajo en «círculos menores», por grupos idiomáticos que debaten los temas planteados.
El problema para los periodistas católicos y los fieles de a pie es que a los participantes se les pide que no comuniquen nada a los periodistas sobre lo que se hable. Las 5 uve dobles clásicas del periodismo (el quién dice qué, dónde, cuándo, como) están prohibidas, sobre todo el «quién».
Los servicios de prensa vaticanos tienen a la vez que dar sensación de transparencia y evitar que se sepa quién trata qué temas.
Andrea Tornielli, el periodista que dirige desde 2018 el Dicasterio para la Comunicación, escribía en VaticanNews: «Éste es el Sínodo con más retransmisiones en directo de la historia: desde las meditaciones del retiro espiritual hasta los saludos, desde los informes introductorios de cada módulo hasta los briefings diarios sobre los contenidos del debate».
Pero no se puede saber ni difundir sobre el debate en sí, y en los llamados briefings (breves presentaciones ante la prensa) se dicen, por ahora, generalidades sobre el método.
Un ejemplo de lo que se repite una y otra vez es esta otra frase de Tornielli: «Hay obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas de todas las partes del mundo que juntos, en un clima de oración y no de oposición o polarización, buscan en las próximas semanas comprender los caminos que el Espíritu indica para un anuncio evangélico capaz de llegar a todos y para una Iglesia cada vez más fiel a su origen, una Iglesia de puertas abiertas».
Cada círculo tiene un relator y escribe una «síntesis»
El Sínodo cuenta con 464 participantes, de los que 365 son miembros plenos, entre ellos 70 que no son obispos. Los círculos menores se realizan en las 35 mesas repartidas en el Aula Pablo VI en 4 idiomas: francés, inglés, español e italiano. En cada mesa se busca que haya algunos laicos, al menos alguna mujer, alguna religiosa…
Tienen que tratar los temas del Instrumentum Laboris, y por orden los primeros temas son:
– Los signos característicos de una Iglesia sinodal,
– la «conversación en el Espíritu».
Primer tema: ¿qué tal han ido las consultas en tu país?
Cada persona en la mesa tiene 4 minutos para expresarse: tiene que presentarse y contar «cosas sinodales» que ya haya hecho su iglesia local en las primeras fases del proceso sinodal. Tienen que explicar «cómo empezó, cómo evolucionó, las dificultades encontradas, la relación entre la Iglesia local y la Iglesia universal».
Por ejemplo, un catequista de Emiratos Árabes explicó en su grupo que jóvenes misioneros fueron a buscar a pescadores cristianos que llevaban 3 años sin ir a misa a hablarles del Sínodo; los pescadores al principio no estaban interesados, pero los jóvenes insistieron en visitarles y hoy esos pescadores acuden a la parroquia a misa. ¿Quizá les hablaron más de la parroquia que del Sínodo? Esto se sabe porque lo ha contado el participante a la agencia misionera AsiaNews, aunque se supone que no debería.
En el Reglamento del Sínodo se lee: «Para garantizar la libertad de expresión de todos y cada uno sobre su propio pensamiento y garantizar la serenidad del discernimiento común, que es la principal tarea confiada a la Asamblea cada uno de los participantes está obligado a mantener la privacidad y confidencialidad tanto respecto de sus propias intervenciones como respecto de las intervenciones de los demás participantes. Este deber sigue vigente incluso una vez finalizada la Asamblea sinodal». Además, todos los participantes «tienen prohibido grabar, filmar y difundir las intervenciones en las Congregaciones generales y en los círculos más pequeños».
Otra cosa que se hizo el jueves, primer día de círculo menores, fue elegir en cada círculo un «relator», que es el que toma nota de lo que se dice en el grupo para luego exponerlo a la asamblea. El relator lo elige el grupo por mayoría, y debe contar las «convergencias, divergencias e ideas que han surgido».
Briefings: sólo se habla del método
En los briefings, el portavoz del Sínodo (y prefecto del Dicasterio para la Comunicación), Paolo Ruffini, no puede decir nada del contenido, así que se limita a hablar de los métodos, el «espíritu», el estilo y los objetivos del Sínodo. Insiste en que toda esta fase del Sínodo consiste en aprender a escucharse unos a otros, algo que el mismo Papa dijo el miércoles que implicaba «ascética».
– Cuando termine este ayuno [de información], ¿tendremos algo de comida al final de estas tres semanas? – preguntó un periodista a Ruffini.
– Como periodistas, es normal que intentemos imaginar el final de cualquier cosa: puede ser un partido de fútbol o unas elecciones políticas. Pero no podemos dar una respuesta sobre cuál será el final porque en realidad sólo estamos empezando -respondió el portavoz.
Incluso el informe final, a final de mes, se limitará a recoger «convergencias y divergencias», pero en cualquier caso no representará un punto de llegada sino «un camino que estamos recorriendo».
La única noticia concreta del jueves fue la confirmación de la periodista laica mozambiqueña Sheila Pires como secretaria de la Comisión de Información del Sínodo (es decir, ayudante de Ruffini este mes). Sheila Pires ya trabaja en comunicación de la Conferencia Episcopal Sudafricana.
En el vídeo, el primer briefing de prensa de Ruffini con los periodistas interesados en el Sínodo, aunque con poco hechos concretos para contar:
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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