«Esto es algo de Dios», se suele escuchar cuando un acontecimiento o acción está guiada por la mano de Dios. De hecho, las circunstancias que rodean a lo ocurrido se dan de tal manera que sólo Dios podría haberlas orquestado.
Pero, ¿cómo se puede descifrar si algo «es de Dios» o no? Clarence L. Haynes enumera en el portal Crosswalk algunas maneras diferentes de saber si Dios está detrás.
1. Dios siempre en el centro
El Espíritu Santo está detrás de los acontecimientos de tu vida. Cuando Él trabaja, siempre dirigirá tu mirada hacia Cristo. «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, dará testimonio de mí» ( Juan 15:26 ).
El Espíritu Santo hace esto porque la salvación se encuentra sólo en Cristo. Él es nuestro modelo y a quien deseamos parecernos. Como cristianos, cuando el Espíritu Santo obra en nuestra vida, su objetivo es transformarnos para que nos parezcamos a Cristo. Por eso, todo lo que hace pone siempre a Cristo en el centro.
Si no puedes mirar a Cristo, si no puedes glorificar a Cristo, si eso que haces no te lleva a ser más como Cristo, entonces debes preguntarte si Dios está realmente detrás. De hecho, una de las formas más sencillas de saber si algo es Dios es mirar quién recibe la gloria.
Si Cristo no está siendo glorificado, entonces Dios no está detrás de ello. No importa cómo de «espiritual» sea la experiencia que tengas; si Jesús no está en el centro, entonces Dios no tiene parte en ello. Por eso no siempre puedes juzgar algo por cómo te hace sentir o por el resultado. Lo mejor sería valorar hacia qué dirección te está llevando ese acontecimiento.
2. Cuando Dios lo sabe todo
Puede haber momentos en nuestra vida en los que recemos en secreto por determinadas cosas y que Dios nos responda. En Isaías 38, el profeta le dijo a Ezequías que moriría. En respuesta, él clamó a Dios y lloró amargamente en oración.
Así es como Dios respondió a través de Isaías. «Entonces le llegó a Isaías una palabra de Yavé: ‘Esto has de decir a Ezequías de parte de Yavé, el Dios de su padre David: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas; y ahora te voy a dar quince años más de vida. Te libraré a ti y esta ciudad del rey de Asiria. Yo mismo protegeré la ciudad'» (Isaías 38:4-6).
Isaías no tenía conocimiento de que Ezequías estaba rezando por él, y Dios ya estaba obrando. Tal vez alguien te traiga la palabra adecuada o incluso lo que necesitas. Especialmente cuando no se lo hayas dicho a nadie. Podrías ir a rezar y que alguien pida por tu necesidad, sin que nunca comentaras cuál es esa necesidad. Situaciones como estas son las que Dios usa para demostrar que conoce tu situación y que no te olvida.
Si no puedes mirar a Cristo, si no puedes glorificar a Cristo, si eso que haces no te lleva a ser más como Cristo, entonces debes preguntarte si Dios está realmente en eso.
3. Dios te satisface en el momento justo
Cuando Dios está presente, suple las necesidades en el momento adecuado. En 2012, me despidieron del trabajo. En ese momento estaba casado, tenía un hijo y otro bebé en camino. Como parte de la indemnización podía conservar mi seguro de salud hasta septiembre. Mi hijo había tenido tratamientos muy caros, por lo que las perspectivas parecían malas.
No recuerdo si le expresé esta preocupación a alguien, pero Dios sabía lo que tenía en mi corazón. En septiembre de 2012, recibí una oferta de trabajo para un puesto de algo que me gustaba. El seguro médico de mi antiguo trabajo terminó el 30 de septiembre y el seguro médico para el nuevo comenzó el 1 de octubre.
Dios conocía las preocupaciones de mi corazón y las necesidades de mi familia, y las satisfizo justo a tiempo. Cuando Dios está realmente en algo, tiene una manera de aparecer en el momento justo y proporciona exactamente lo que necesitas.
No es una coincidencia escuchar la palabra correcta, la canción correcta, el aliento correcto o recibir la ayuda adecuada en el momento en el que las necesitas. A veces desearíamos no tener que experimentarlo de esta manera. Sin embargo, la única manera de saber que Dios es fiel es estar en una situación en la que Él pueda demostrarte su fidelidad.
4. Cuando está en sintonía con Su palabra
Otra prueba que puedes usar para determinar si algo «es de Dios» es ver cómo se alinea con la palabra de Dios. Dios nunca hará algo contrario a su palabra. Esto referido tanto actividades de la Iglesia como a las de fuera de ella. El Espíritu Santo no participará ni te conducirá a actividades pecaminosas.
Una vez escuché a un persona decir que Dios le dijo que se divorciara de su esposa y se casara con otra mujer. Como esto va en contra de la palabra de Dios, sabes que Dios no estaba detrás. Si recurres a un comportamiento pecaminoso para obtener el resultado deseado, entonces sabrás que Dios no hizo nada de eso.
Aunque Dios puede solucionar nuestras decisiones erradas, nunca nos llevará al pecado para cumplir su plan. Cuando sabes lo que dice su palabra, entiendes lo que sucede: «Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o viento de doctrina o cualquier invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar» (Efesios 4:14).
5. Observar los resultados, a corto y largo plazo
«Pues vuestros proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos que los de vosotros, dice Dios. Así como el cielo está muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan por encima de vuestros caminos y mis proyectos son muy superiores a los vuestros» (Isaías 55:8-9). A veces, mirar los resultados es la forma más desafiante de evaluar si Dios está detrás.
Lo normal es pensar que si los resultados son positivos, entonces debe ser «algo de Dios». Sin embargo, eso no siempre es cierto. Los resultados por sí solos no son la medida. El cómo se llega a estos resultados es igualmente importante. Algunos creen que los resultados siempre serán positivos si seguimos a Dios.
A largo plazo, puede ser cierto, pero no a corto. Por ejemplo, Jesús siguió al Padre en obediencia y lo clavaron en una cruz. A corto plazo, ese resultado no parecía tan bueno. Sin embargo, a largo plazo, su obediencia pagó por nuestra salvación. Entonces sí, los resultados importan, pero no más que tu obediencia a lo que Dios desea que hagas.
Si bien los resultados pueden indicar que Dios está haciendo algo sobrenatural, debemos medir los resultados de acuerdo con los estándares de Dios y no con las prioridades mundanas. De lo contrario, pensaremos que Dios está haciendo algo de lo que no forma parte.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
More Stories
«Pío XII siguió una postura coherente en defensa de los judíos», dice García Pelegrín
Declara ante la Cámara de Representantes un agente del FBI que espió a católicos tradicionalistas
Cuna vacía, llanto hondo y Jesús, como siempre