26/01/2025

¿Cómo predicó San Pablo tras su caída? Sus 5 rasgos para evangelizar con «la fuerza del converso»

Cada 25 de enero, la Iglesia Católica celebra la conversión del apóstol San Pablo. Un milagro descrito en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles y que sucedió cuando el judío todavía llamado Saulo se dirigía a Damasco mientras “respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor”.

Los evangelios describen cómo Saulo se presentó al Sumo Sacerdote y se dispuso a traer de vuelta “encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor… Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: `Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?´”.

Fueron los primeros segundos de una conversión que pronto le llevaría a predicar que Jesús es el Hijo de Dios en las mismas sinagogas que antes eran el foco de su persecución.

“Todos los que oían quedaban sorprendidos y decían: `¿No es este aquel mismo que perseguía en Jerusalén a los que invocan este Nombre, y que vino aquí para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes?´. Pero Saulo, cada vez con más vigor, confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es realmente el Mesías”; mencionan las Escrituras.

Ímpetu, valor, audacia y amor a la verdad: las claves de San Pablo

Desde ese mismo momento, la predicación del llamado “decimotercer apóstol” fue conocida por su ímpetu, valor y audacia reflejados en sus Cartas. Pero, ¿cómo lograba el converso San Pablo generar un reguero de conversos allí por donde pasaba?

Es una de las preguntas que aborda el filósofo Olivier Boulnois en su libro San Pablo y la filosofía. Una introducción a la esencia del cristianismo (Edit. San Pablo), y que responde destacando las notas predicadoras del apóstol que pueden tratar de ser replicadas en todo momento y lugar por quien desee difundir el Evangelio.

Rescatamos algunos de los propuestos por el filósofo francés, director de estudios de la prestigiosa École pratique des Hautes Études y profesor asociado del Instituto Católico de París.

1º Un filósofo frente a la sofística: Sencillez, fidelidad y sinceridad

Boulnois compara la actitud de San Pablo a la que San Pablo tuvo frente a los primeros sofistas o a la de Filón frente a la segunda sofística. Como ellos, dice Boulnois, “frente a la excelencia del lenguaje, reivindica la sinceridad (2Cor 2,17), y frente a la seducción de la forma literaria, la fidelidad a la cosa misma… Contra la multiplicidad de discursos, la fidelidad a la única Palabra. Contra los que se encomiendan a sí mismos y viven de la opinión y la apariencia, Dios y la conciencia. Contra la sabiduría mundana y sus artimañas, una actitud ética irreprochable: sencillez y sinceridad”, recapitula el filósofo sobre San Pablo, que “asume la posición de enunciación del filósofo, y su adversario es la sofística”.

San Pablo y la filosofía. Una introducción a la esencia del cristianismo (Edit. San Pablo), de Olivier Boulnois. 

2º Buscador de la unidad en el único Evangelio

Uno de los aspectos que se destaca de su predicación es que San Pablo quería influir en sus lectores para restablecer la unidad.

Para hablar el mismo lenguaje, explica Boulnois, “los corintios deben recurrir al logos que tienen en común. La unidad de la comunidad no puede fundarse en nada menos que en la palabra de la cruz, sobre el único Evangelio del único maestro, el Mesías. La asamblea de los creyentes -ekklesia- ha sido convocada por un solo y único llamado, y Pablo la proclama a los que son, como él, llamados”.

3º Una predicación basada en la obra de Dios en su vida

Del mismo modo, el filósofo remarca como San Pablo no solo contemplaba el Evangelio como la buena noticia por la que la salvación está al alcance de todos, sino también como “el acontecimiento de la cruz y el acontecimiento de ese anuncio”, también en su vida. “No dice simplemente `podéis ser salvados de esta forma´. Es en sí misma una Buena Nueva, una fuerza que Pablo experimentó, una palabra que invadió su vida, que cambió su existencia, que dio sentido a sus acciones, que lo salva”.

4º El abajamiento del “yo” y el encumbramiento del Logos

Entre otros rasgos, explica que, al predicar, Pablo no reivindica para sí ninguna autoridad, de hecho, resta importancia a lo que escribe frente al acontecimiento del que habla:

“Lo que tiene que transmitir es un acontecimiento que sucede por una palabra, el impacto del acontecimiento mesiánico. Hacer uso de cualquier otra forma de logos, el prestigio del saber o la seducción de la elocuencia sería velar su verdad desnuda y desactivar todo su poder. Esta palabra trata de la verdad, pero es un acontecimiento, no un discurso demostrativo. No tiene más poder que su proclamación”.

5º Se deja poseer y transformar por la palabra

En este sentido, se explica que San Pablo debe hablar exclusivamente porque ha recibido esa misión, y no por iniciativa propia o basándose en sus propios talentos.

No confía en sí mismo, sino que es impulsado por la Palabra. Primero debe escuchar esta Palabra que le trasciende y dejarse transformar por ella, a gin de no utilizarla para sus propios fines. Su poder tiene el precio de esta renuncia a sí mismo. La Palabra debe ofrecerse en su desnudez, sencillez y pobreza.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»