22/12/2024

Cómo trabajan dos parroquias alemanas volcadas (éstas sí) en los sacramentos y la misión

Fuera de Alemania podría surgir la impresión de que la Iglesia católica en este país sólo está preocupada por el “camino sinodal”. Sin embargo, esto sólo puede decirse de una mínima parte de los católicos, principalmente de aquellos que trabajan en instituciones eclesiásticas.

Hemos conversado con un párroco y con laicos de Berlín: sus preocupaciones no tienen nada que ver con las luchas de poder de los “sinodales”.

Parroquia de San Matías

La parroquia de St. Matthias (San Matías) está situada en el centro de lo que fue el Berlín occidental y cuenta con unos 12.500 católicos. El párroco, Josef Wieneke, trabaja aquí desde hace once años y solicitó este cargo de manera consciente. Está convencido de que, así como el cristianismo tuvo sus orígenes en las grandes ciudades, la Iglesia debe continuar presente en el núcleo de la sociedad actual.

En la agitada ciudad, la iglesia de San Matías “ofrece un oasis de calma y contemplación”, comenta el sacerdote. Como muchos feligreses viven en pequeños pisos, la iglesia les sirve de lugar “donde pueden respirar”. La liturgia desempeña un papel fundamental: “Una liturgia fiable y cultivada, complementada con música, es un ancla importante para muchos creyentes”. Esto es especialmente cierto en un barrio internacional donde casi un tercio de los católicos no tiene pasaporte alemán. “Esta diversidad cultural enriquece la comunidad y fomenta la fe”.

El párroco menciona la Misa Mayor en latín, que se celebra cada segundo domingo de mes en el nuevo rito, y que también atrae a los seguidores de la liturgia “tradicional”. Solo unos pocos lugares en Berlín ofrecen esta forma de celebración.

Además de la Santa Misa, la celebración de los sacramentos es crucial. Según Josef Wieneke, cada año se bautizan en San Matías entre diez y doce adultos; el año pasado fueron 120 en toda la diócesis.

También concede mucha importancia al sacramento de la penitencia: “Durante la pandemia del covid-19”, continúa, “no se nos permitió celebrar la Santa Misa, pero mantuvimos la iglesia abierta siete horas al día, distribuimos la comunión y atendimos el confesionario. A raíz de esto, hemos ampliado mucho los horarios de confesión. Ahora mucha gente se confiesa regularmente, incluidos muchos hombres de mediana edad”.

El párroco de San Matías, Josef Wieneke, mantuvo abiertos los confesionarios durante los confinamientos: el resultado es que muchos han mantenido después la frecuentación del sacramento.

Josef Wieneke considera un reto particular para los católicos de Berlín la inexistencia de educación religiosa en las escuelas públicas. Aunque alrededor de la mitad de los niños de Primera Comunión asisten a escuelas católicas, la mayoría de ellas están actualmente cerradas por reformas. Para compensar esta carencia, la parroquia recurre a modelos como la Semana Religiosa Infantil para garantizar una preparación intensiva a la comunión: “Las experiencias comunitarias son esenciales, sobre todo en un entorno en el que muchos suelen ser el único católico de su clase. Después de la Primera Comunión, se invita a los niños a unirse al coro infantil, a los monaguillos o a los scouts. Para los jóvenes, viajes como a la Jornada Mundial de la Juventud son experiencias importantes”, dice.

Martina Berlin, que participa en varias áreas de la parroquia, destaca el gran número de grupos y actividades organizados por laicos en la parroquia: “El sacerdote se concentra en la catequesis para adultos, especialmente en la preparación del bautismo de adultos. A cambio, los laicos se encargan de organizar conferencias y debates sobre la fe, por ejemplo el ‘Salón filosófico’ o el grupo de oración de madres”.

Especialmente relevante es el apoyo a los matrimonios: “Muchos nunca han aprendido lo que significa un matrimonio católico, y la parroquia les ayuda a descubrirlo y vivirlo. También sería deseable una mayor preparación al matrimonio, como es habitual en otros países».

San Matías está situada en pleno “barrio del arco iris”. Martina Berlin subraya que la parroquia no ofrece ninguna atención pastoral especial a los homosexuales: “No definimos a las personas según su orientación sexual. Pueden participar en todos los actos como los demás”. Y el sacerdote añade: “Exponemos claramente las enseñanzas de la Iglesia en este ámbito. Pero cada individuo es aceptado tal como es”. Josef Wieneke y Martina Berlin coinciden en que la colaboración entre párroco y laicos en particular muestra el camino hacia una “Iglesia 2.0”.

San Clemente

A diferencia de San Matías, St. Clemens (San Clemente) no es una iglesia parroquial. Fue fundada por el cardenal Clemens August Graf von Galen cuando primero era capellán en Berlín y desde 1919 párroco… en San Matías.

San Clemente, situada en las inmediaciones de la célebre Potsdamer Platz, fue consagrada en 1911. En mayo de 2007, el complejo de edificios –que también incluye un hostel, un hotel juvenil– fue vendido a inversores financieros. El Patronato St. Clemens volvió a alquilar el complejo de edificios a los inversores financieros. La diócesis confió su atención pastoral a sacerdotes vicentinos de la India. En 2008, fundaron el Centro de Retiros de la Divina Misericordia para la Reevangelización.

Jörg Höwer, un laico que participa en varias iniciativas de St Clemens, responde sin vacilación a la pregunta de qué tiene de especial esta iglesia: “La adoración perpetua del Santísimo Sacramento, 24 horas al día, siete días a la semana”. Esto requiere un equipo considerable de personas comprometidas: “Participan muchos jubilados, pero también gente más joven. Y lleva 15 años funcionando”.

Junto con San Matías, San Clemente también puede describirse como “el confesionario de Berlín”. Durante el confinamiento por el covid, el confesionario se trasladó al exterior, donde sigue hoy. “Los sacerdotes intentan mantener esta oferta tanto como sea posible”. Y Höwer añade: “Una parroquia en la que hay confesiones va bien. Son indicadores que están íntimamente relacionados. Porque si no se vive de los sacramentos…”.

San Clemente es una iglesia muy internacional: “Esto se refleja en que muchas personas traen especialidades de su país de origen a las reuniones sociales tras los oficios religiosos”. También se aprecia en que los sacerdotes indios pronuncian las homilías en inglés y alemán. Incide en el hecho de que un tercio de los católicos de Berlín tiene una nacionalidad distinta de la alemana y en que, además, en Berlín hay un constante “ir y venir”: personas que sólo viven en Berlín temporalmente y forman aquí su familia. Por eso en Berlín hay más bautizos que funerales, algo atípico en Alemania. Desde hace un año, además de las Misas diarias de las 13.00 y las 19.00 horas, se celebra una misa en inglés a las 11.00 horas.

El primer sábado de mes se celebra una vigilia: hay media hora de liturgia de las horas antes de la misa vespertina. Después de ésta, se reza el rosario y se organiza una procesión mariana con la imagen de Fátima por la iglesia. Por último, se reza el rosario de la misericordia, que se prolonga hasta las once de la noche. Después, se busca a 12 apóstoles para enviarlos a invitar a la gente a la iglesia. “St. Clemens tiene realmente la nueva evangelización en su radar. Es un centro de misericordia divina y de nueva evangelización”, afirma Jörg Höwer.

Un vídeo de Fiat, la asociación juvenil de la parroquia de San Clemente.

“Un ejemplo de nueva evangelización es la conferencia bíblica de Pentecostés, que tiene lugar de jueves a lunes”, añade. “Como preparación, se lee el Nuevo Testamento completo durante un fin de semana”. Entre estos esfuerzos figuran también el grupo de oración del Padre Pío, el grupo de oración para la veneración de la Santa Faz, etc. “En general, San Clemente se caracteriza por un cierto espíritu carismático, como se aprecia en la música”, concluye Jörg Höwer.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»