17/11/2024

¿Con qué grandes películas de la historia del cine puede codearse dignamente «Sound of Freedom»?

En 2013, Tim Ballard, agente del Departamento de Seguridad Nacional, renunció a su cargo y fundó Operation Underground Railroad para trabajar con la policía local de otros países en la captura de traficantes sexuales de niños.

La película que cuenta esa historia, Sound of freedom [Sonido de libertad], producida por Eduardo Verástegui, dirigida por Alejandro Monteverde e interpretada por Jim Caviezel,  tras su salida en tromba en Estados Unidos, lleva tres fines de semana seguidos desde su estreno en España ocupando los puestos altos de la taquilla.

Hemos charlado con Fernando Alonso Barahona, escritor, crítico cinematográfico y autor de una veintena de libros biográficos y analíticos sobre el Séptimo Arte, sobre un primer encuadre del fenómeno Sound of freedom (que ha demostrado ser algo más que un simple largometraje) en la historia del cine.

Fernando Alonso Barahona ha biografiado a Charlton Heston, John Wayne, Ingrid Bergman, Gary Cooper, Chuck Norris, entre otros, y es autor de los ensayos ‘Antropología del cine’, ‘Historia del terror a través del cine’ o (como co-autor) ‘Las mentiras sobre el cine español’ (en colaboración), además de ensayos de pensamiento político, novelas y libros de poemas.

-¿Cuál es su valoración artística de Sound of freedom?

-Muy positiva. Es una película de acción y suspense que bebe de la escuela del género en los años 70 y 80: Charles Bronson en El justiciero de la ciudad, Sylvester Stallone en Halcones de la noche o Cobra, Chuck Norris en Fuerza 7 o Delta Force… Alejandro Monteverde lo adapta a un escenario diferente, pero sin duda atractivo. La película está muy bien dirigida.

-¿Ha seguido su filmografía?

-Sí. Bella (2006) ya era una emotiva historia provida que le valió el premio People’s Choice en el Festival de Cine de Toronto. En 2015 dirigió otra película impactante titulada Little Boyambientada en los años 40 en un pequeño pueblo de Estados Unidos. La historia sigue a un niño de siete años con problemas de desarrollo cuyo padre se va a combatir en la Segunda Guerra Mundial.

-Y ahora se ha atrevido con un tema escabroso…

-Es curioso que un tema tan importante como el tráfico de niños y que mueve tantos miles de millones de dólares, más incluso que la droga, sea tan desconocido para la mayor parte de la sociedad. Ese misterio, esa ocultación es la que otorga a Sound of freedom esa nota personal, casi única, que la convierte en una propuesta original y atractiva.

-¿Se consagra en ella definitivamente Jim Caviezel?

-Él ha afirmado que esta película es el segundo papel más importante de su carrera. Lo sitúa detrás de la interpretación de Jesús de Nazaret en La Pasión de Cristo, de Mel Gibson del año 2004. Timothy Ballard, el protagonista de la historia real, pidió personalmente ser interpretado por Caviezel.

»Pero hay otras grandes interpretaciones en su carrera, como San Lucas en Pablo, el apóstol de Cristo, escrita y dirigida por Andrew Hyatt, con James Faulkner como San Pablo. Caviezel posee el carisma de los grandes actores, y sin duda su compromiso personal e ideológico, su catolicismo militante, su incorrección política, le han perjudicado en su carrera. Él es consciente de ello -se lo reconoció a Mel Gibson tras el éxito de La Pasión de Cristo-, pero lo ha asumido con naturalidad y con la fuerza de la fe.

»Entre sus películas destacan Déjà vu, con Denzel Washington, y Mentes en blanco [Unknown], ambas de 2006, o la interesante La verdad de Soraya M (2009) sobre la ejecución por lapidación de una joven en Irán. Documentales cristianos y series de acción (Person of interest, 2011-2016, en la CBS) conforman una carrera que aún esta en plenitud (Caviezel nació en 1968).

-¿Hay futuro para el equipo que se ha formado en torno a Sound of Freedom: Monteverde, Caviezel, Verástegui… sin olvidar que Mel Gibson es su productor ejecutivo?

-Las cifras de Sound of Freedom son impactantes: su presupuesto ha sido de 14,5 millones dólares, y su recaudación durante sus primeros siete días en taquilla bordeó los 40 millones. Cifras que se multiplican en cada estreno en cada país. La película no es el primer éxito de Angel Studios: esta primavera, su serie bíblica The Chosen [Los elegidos] se convirtió en un fenómeno demostrando la habilidad del estudio y la existencia de un público que esta cada día más harto de los productos habituales pijo progres o de extrema izquierda.

»Así que sí, ciertamente, hay futuro. Verástegui (n. 1974) renunció al éxito fácil como sex symbol hollywoodiense para dedicarse a la filantropía y la defensa de la vida. Ha creado su propia productora, Metanoia Films y ha trabajado con Monteverde en Bella y Little boy. A lo que hay que añadir su cada vez más fuerte actividad política tanto en Estados Unidos (en el equipo de Donald Trump) como en México.

»Y Mel Gibson es sin duda uno de los grandes del cine de las últimas décadas pese a sus múltiples problemas, casi siempre derivados de sus opiniones. Gibson creó Icon Productions, con el objetivo de promover sus proyectos personales y producir obras que pudieran tener dificultades para encontrar financiación. Así dirigió su primera película, El hombre sin rostro (1993), un conmovedor drama en torno a un profesor con el rostro desfigurado. Después se coronaría con el gran drama épico de Braveheart. Y entre medias la notable Rescate de Ron Howard, puro cine de acción sobre un padre que ofrece una recompensa millonaria a quien rescate a su hijo secuestrado. La Pasión de Cristo y Apocalypto le llevaron a la cima como director. Películas duras, comprometidas, brillantes y que fueron admiradas por millones de personas en todo el mundo.

»La conjunción de los cuatro puede resultar irresistible.

-Si la denuncia que plantea Sound of freedom parece transversal y suprapartidista, ¿por qué el “establishment” de la industria del entretenimiento ha intentado boicotearla?

-En primer lugar se ha intentado desprestigiar la película con los habituales clichés de extrema derecha, a lo que se une el calificativo de conspiranoicos. Y es ahí cuando sale a la palestra el grupo QAnon, que difunde teorías conspirativas como que los demócratas son un grupo de pedófilos y adoradores de Satanás que tienen un plan secreto para hacerse con el gobierno de Estados Unidos. Algunos críticos han buceado en diálogos de la película llegando identificar consignas asociadas a QAnon («La tormenta está sobre nosotros»).

»El establishment (memorias históricas manipuladas, corrección política, pensamiento woke) no solo es también conspiranoico con todo lo que se salga de sus carriles, sino que teme cualquier atisbo de producto cultural que pueda tener éxito. Sin embargo, el apoyo explícito de políticos como el propio Trump, el argentino Milei o el húngaro Orban han dinamitado esa censura encubierta. De ahí el éxito de la película.

»En cualquier caso, al margen de teorías conspiranoicas -casi siempre exageradas y muchas veces falsas-, la película pone el acento en un asunto real y lo denuncia sin ambages.

-No es fácil enfrentarse al monopolio progre de las «majors» de Hollywood…

-En ese sentido, quisiera destacar dos películas que lo han hecho en los últimos años. Una es Unplanned (2019), la película que denuncia a Planned Parenthood, la tenebrosa planificadora de la muerte que recibió más de 21 millones de dólares del magnate Soros. Hay que tener en cuenta que hasta la llegada de Donald Trump, la multinacional abortista era la mayor receptora de fondos públicos del país destinados a poner fin a la vidas de niños por nacer, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Trump cortó este grifo y por ello se convirtió en uno de los objetivos a batir por este tipo de asociaciones.

»El argumento está basado en hechos reales, la vida de Abby Johnson, y tiene más de un punto en contacto con los impresionantes testimonios del doctor Nathanson, un importante médico que tras practicar miles de abortos se dio cuenta de que lo que estaba haciendo era segar vidas humanas. Nathanson se convirtió en un adalid de la causa provida. Uno de sus documentales reveladores fue El eclipse de la razón, narrado por Charlton Heston.

-¿Cuál era la otra película que quería destacar y por qué?

-En el campo del cine de acción, AmeriGeddon, producción de 2016 dirigida por Mike Norris, uno de los hijos del mítico Chuck Norris. La película, con un presupuesto muy ajustado de 387.000 (algo insólito en los estándares de Hollywood) fue escrita y producida por el mecenas y empresario Gary Heavin. Este millonario tejano, dueño de Curves, la famosa franquicia de fitness, se lanzó en 2013 a producir películas que tuvieran algo personal y diferente a las producciones habituales de la corrección política. Así, en 2013 financió Mission Air, una película cristiana sobre la odisea personal y espiritual de una madre y su hijo en México.

»AmeriGeddon se inspira en Amanecer rojo (la película de 1984 de John Milius) para narrar una historia inquietante: en Estados Unidos, una organización terrorista de signo globalista que ya ha logrado apoderarse de Naciones Unidas quiere hacer ahora lo mismo con el Gobierno estadounidense. Se requisan todas las armas de la población, se adormecen sus valores y finalmente se decreta la ley marcial, un auténtico golpe de Estado que parece haber vencido a una sociedad adormecida y sin valores. Pero un grupo de patriotas, chicos y chicas en Texas, deciden resistir. Sobre ellos recaerá la ultima esperanza para la libertad de América.

»Mike Norris eligió como frase de promoción de la obra: “La película que el Gobierno no quiere que la gente vea“ (recordemos que su estreno tuvo lugar en el otoño de 2016 aun con Obama en la Presidencia). Mike Norris -al igual que su padre Chuck- apoyaron a Donald Trump en la contienda electoral de noviembre. En el reparto, una joven y atractiva India Eisley, Dina Meyer, Marshall Teague (que apareció en varios episodios de Walker, Texas Ranger), el propio Mike Norris y la nostalgia de recuperar a la veterana Diane Ladd.

-Volviendo a Sound of freedom, ¿qué grandes precedentes tiene como película que denuncia un mal social?

Sound of freedom destaca por dos aspectos fundamentales. Primero, por su valor en presentar la denuncia sin edulcoraciones o falsas comprensiones: los niños son las víctimas y no hay comprensión para los culpables. Segundo, por el gran acierto de poner en el punto central del debate un asunto que no suele formar parte de los titulares y del que se sabe demasiado poco.

»En ambos sentidos, hay películas muy diferentes pero que vienen a la memoria, grandes obras rompedoras y originales. Días sin huella de Billy Wilder puso el acento en el alcoholismo de una persona normal, lo mismo que Días de vino y rosas, de Blake Edwards.

La durísima ‘Días de vino y rosas’. En el tráiler, el propio Jack Lemmon explica por qué quiso implicarse en la película en cuanto conoció el guión. Henry Mancini la inmortalizó para la historia de la música cinematográfica con el tema que suena en sus inicios.

»Quiero vivir, de Robert Wise, con Susan Hayward, denunció la dureza de la pena de muerte y causó sensación. Pero muy poco antes la magistral Más allá de la duda de Fritz Lang mostró la complejidad y las paradojas de los opositores a la pena de muerte. Como hiciera Wilder en Testigo de cargo, con Tyrone Power, Charles Laughton y Marlene Dietrich. Son películas para pensar.

»Y sin olvidar la sorprendente La juventud manda [This day and age] (1933) de Cecil B. De Mille sobre la que un crítico a la violeta (hoy olvidado) escribió que era “la película mas fascista de la historia del cine“.

»En el cine español hay que recordar No matarás (1974) de César Ardavín, que denuncia sin miedo el aborto en una época en la que aún no tenía la aceptación social que por desgracia posee hoy.

-¿Qué otras películas independientes han tenido estrenos tan fulgurantes como Sound of freedom?

Sound of freedom ha dado una lección para muchos otros: el establishment progre se puede romper y resquebrajar. Sin duda La Pasión de Cristo de Mel Gibson es la película emblemática en este sentido. Una producción independiente, al margen del sistema y que logra romper la taquilla con una publicidad agresiva, dirigida al corazón y sin miedo a la dictadura políticamente correcta.

»Es bueno recordar que una obra maestra como Qué bello es vivir de Frank Capra fue también una producción independiente en 1946 (Liberty Films), lo mismo que la magistral El Álamo (Batjac, 1960) de John Wayne o la inolvidable El Cid de Anthony Mann con Charlton Heston y Sofia Loren (Bronston producciones).

»Por supuesto, una producción major (aunque con el sello de su autor) como Los Diez Mandamientos (1956) de Cecil B de Mille puede convertirse en una obra maestra y en el mayor esfuerzo de la historia del cine en proclamar la palabra de Dios (como escribiera en 1959 el padre Carlos Staehlin, uno de los grandes expertos en cine religioso). De esta película hablo ampliamente en mis dos libros de 2023 editados por Amarcord: Charlton Heston, un héroe para la eternidad y Cecil B. de Mille, un director de leyenda, ambos escritos en colaboración con Juanma de la Poza.

»Juno (2007) de Jason Reitman es otro ejemplo de éxito inesperado. Juno recuperó en la taquilla su presupuesto inicial de 6,5 millones de dólares en veinte días, de los cuales  diecinueve correspondieron a su estreno en un número limitado de cines. Terminó recaudando 35 veces esa cantidad. Aunque es discutible, algunos medios repararon en su cierto mensaje provida.

-¿Cree que Sound of freedom logrará la movilización que busca?

-La movilización se produce por su sinceridad, por su valor y por la capacidad de Caviezel de transmitir emociones. El público comprometido siente que la película merece ser apoyada y la recomienda. Es un mérito indudable de director, productores y protagonista.

-Mel Gibson sabe algo de eso…

La Pasión de Cristo obtuvo la misma o superior movilización. Y no olvidemos Rocky (1976), el gran sueño de Stallone, que fue de estudio en estudio hasta que logró ser aceptada y con él de protagonista. Tras su éxito -y los Oscar- la crítica convencional le dio la espalda tanto a los títulos de la serie Rocky como a Rambo. Dio igual, la gente lo apoyó yendo al cine y propagando cada película, cada historia.

-¿Es ya Sound of freedom una película emblemática para un público de principios conservadores o tradicionales?

-Es tal vez pronto para hablar de película emblemática, es algo que el tiempo nos dirá. Pero lo cierto es que ha dejado huella en los que la han visto, ha puesto nervioso al sistema y tiene muchas posibilidades de quedar en el recuerdo.

-¿Qué otras sí lo fueron?

-Emblemática es la defensa de la libertad en El manantial, de King Vidor, la presencia de la palabra de Dios en Los Diez Mandamientos, de De Mille, la denuncia del comunismo cotidiano en My son John, de Leo McCarey, la grandeza del secreto de confesión en Yo confieso, de Alfred Hitchcock, la gracia del sacerdocio aún en personas débiles amenazadas por la dictadura atea de El fugitivo de John Ford

»Y podemos recordar películas españolas clásicas como La Señora de Fátima de Rafael Gil, Los ojos perdidos, de Rafael García SerranoLa mies es mucha de José Luis Saenz de Heredia o La gran familia de Fernando Palacios (entre otras muchas).

[Lee en ReL: Las diez mejores películas religiosas en la historia del cine español: algunas son obras maestras]

»Por supuesto, Sound of freedom no alcanza el status de Ford, Vidor, De Mille o Hitchcock, pero su esfuerzo y su calidad son indudables.

-Y pocas han logrado despertar tanta ira del «establishment» progre…

-Despertar las iras de los medios progres es una cualidad maravillosa que por sí misma serviría para justificar una obra cultural. Emblemática en este aspecto fue la notable película de John Wayne Boinas verdes (1968), masacrada por la crítica de la época y con grupos de manifestantes izquierdistas en algunos cines.

John Wayne hizo en ‘Boinas verdes’ su propia aportación a la guerra de Vietnam. La película incorporó en su banda sonora ‘La balada de los boinas verdes’, que había compuesto e intepretado el sargento Barri Sadler en 1965, con gran éxito.

»Pero la obra de Wayne sobre la guerra de Vietnam arrasó en taquilla, como lo harían en la década de los ochenta Rambo (Stallone dirigido por George P. Cosmatos) o Desaparecido en combate, con Chuck Norris dirigido por Joseph Zito

»Y no olvidemos que en los años 60 y 70 se despotricaba contra Ford, Capra, el Topaz de Hitchcock, De Mille… y en la actualidad se juega con censurar determinados westerns clásicos. Se trata de ocultar la estatura mítica de John Wayne o Charlton Heston. E incluso se amaga con prohibir o cercenar Lo que el viento se llevó.

»¿Y cómo no recordar la polémica que levantaron John Milius con su Amanecer rojo (1984) o Chuck Norris con Invasion USA (1985)? Ambas con el mismo tema: la hipotética invasión de los Estados Unidos por guerrillas comunistas.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»