17/11/2024

Con un tumor como un puño, necesitaba un milagro, muchos oraron y sanó: «Él me decía que iría bien»

Garry y Mary VanCleve viven en Arkansas (EE.UU) y se despertaron a las 5:30 a.m. del 5 de noviembre de 2022 preparándose para disfrutar de un café, leer juntos la Biblia y rezar por su familia y amigos, lo que no sabían es que sus vidas estaban a punto de cambiar.

Garry empezó a temblar, se cayó de bruces y perdió la consciencia. El personal de emergencias creyeron que podía haber sufrido un derrame cerebral y lo llevaron de urgencia, donde le ingresaron de inmediato en una sala de reanimación. Cuando Mary y su hijo pudieron entrar a verlo, fue el propio Garry quien les dijo que tenía un tumor cerebral.

En la capilla del hospital

«La especialista que me hizo el escáner cerebral rezó conmigo después de ver los resultados», les dijo Garry. «Cuando lo vi supe que este hombre necesitaba un milagro«, aseguró luego la profesional a la familia. La especialista sería la primera de tantos empleados del hospital que rezaron y le apoyaron durante el mes siguiente.

El neurocirujano informó a la pareja de que Garry tenía un tumor en el lóbulo frontal derecho del tamaño del puño de un hombre. Debido a su tamaño, tendría que pelar el tumor capa por capa hasta detenerse sólo si existía la posibilidad de un derrame o daño cerebral.

Garry permaneció hospitalizado un breve periodo de tiempo, donde un neurólogo y un internista lo evaluaron y le recetaron medicamentos para las convulsiones y la tensión arterial. Tras el alta, los feligreses de San Judas Tadeo de Waldron (condado de Scott) apoyó a la pareja con sus oraciones.

«Después de mudarnos a Mansfield en 2017, habíamos visitado varias iglesias católicas, todas al menos a 20 minutos en coche. Queríamos una comunidad parroquial pequeña y  supimos que habíamos encontrado nuestro hogar», explica Mary VanCleve al Arkansas Catholic y añade: «Nuestro nuevo párroco, el padre Les Farley, ha sido maravilloso con nosotros. Visitó a Garry en nuestra casa y le ungió«.

Garry le dijo al sacerdote que se sentía como el paralítico de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas cuyos amigos lo bajaron por el techo para que lo sanara. Garry veía a su comunidad  como amigos que, a través de sus oraciones, lo bajaban ante Jesús para ser sanado. Después de que Garry se curara, el corredor de seguros jubilado de 74 años continuaría con un procedimiento no invasivo para extirpar el resto del tumor.

El primer quirófano disponible estaba en Springfield, Missouri (EE.UU), a finales de noviembre, por lo que la pareja viajó para la cirugía. Cuando llegaron el 21 de noviembre, el doctor intentó un procedimiento para ralentizar el flujo sanguíneo al tumor como preparación para la operación del día siguiente; pero descubrió que había un fuerte flujo sanguíneo procedente del interior del cerebro.

Garry, de rojo, antes de sufrir la intervención por el tumor. 

Garry pasó entonces la noche en cuidados intensivos. Ante esta grave situación Mary, su mujer, fue a rezar a la capilla del hospital, sintiéndose reconfortada por las oraciones de sus amigos, familiares y comunidad, que se comunicaban sin descanso a su teléfono móvil.

Cuando la llamaron al mostrador de información al cabo de una hora y media de estar su esposo en cirugía, ella se preocupó, pero el neurocirujano le dijo que, aunque la noche anterior se había producido una fuerte irrigación sanguínea, que el tumor había desaparecido por completo y que no sería necesario ningún otro procedimiento.

«Dios dijo en su Palabra: ‘Hágase en vosotros según vuestra fe'», exclamó Garry días después ante su comunidad, y explica: «Sentí que Dios decía que todo iría bien». «El padre Alejandro (Puello), nuestro anterior párroco, siempre nos decía: ‘Cuando no puedas hacer nada más, entrégaselo a Dios'», dice Mary VanCleve.

Desde su operación, Garry VanCleve se ha sometido a dos escáneres cerebrales sin problemas. Está empezando a escribir su testimonio. «Ojalá nuestra experiencia ayude a quien lo necesite. Rezo para que todos los que necesitan milagros sepan que Dios es fiel«, añadió Mary, la esposa de Garry.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»