16/11/2024

Cuando los institutos tienen un sacerdote capellán a tiempo completo: el caso de Lansing

En la revista católica norteamericana Faith Magazine recogen las impresiones de 4 sacerdotes bastante jóvenes de la diócesis de Lansing que tienen una función peculiar: cada uno de ellos es capellán a tiempo completo de un instituto o escuela de educación secundaria.

Son los curas que trabajan cada día con adolescentes de hoy, enganchados a las pantallas, a las incertidumbres de nuestra época alocada, y a las de la adolescencia de todas las épocas.

Una de las primeras acciones del obispo Earl Boyea hace ya 16 años fue insistir hasta que cada una de las 4 escuelas secundarias que posee la diócesis tuviera su sacerdote capellán a tiempo completo.

Los cuatro tienen unos 30 años, todos han sido ordenados hace menos de 10 años, para todos es su segundo o tercer encargo después de su ordenación. Es decir, todos son suficientemente jóvenes para seguir el ritmo de los chicos, pero todos tienen ya suficiente experiencia pastoral.

«Simplemente la presencia de un sacerdote en los pasillos y en las aulas de la escuela ya es un gran testimonio cotidiano de Jesucristo y de su santa Iglesia. No sólo es un pastor sabio para las almas jóvenes, sino que se asegura de que los sacramentos fortalezcan a nuestros alumnos y personal educativo, que buscan crecer juntos como una comunidad de discípulos misioneros», asegura el obispo Boyea a través de su delegado de comunicaciones.

Los sacerdotes que cuentan su experiencia son:

– Joseph Campbell, en la escuela secundaria católica de Lansing;
– Brian Lenz, en la escuela católica Lumen Christi en Jackson;
– Anthony Smela, en escuela secundaria católica Powers en Flint;
– y John Vinton, en la escuela secundaria Father Gabriel Richard en Ann Arbor.

Lo específico de ser capellán de adolescentes conocidos

El padre Vinton, capellán desde junio, considera un privilegio «poder ver a los mismos jóvenes día tras día», dice. «Están contentos con sus amigos y maestros, orgullosos de su éxitos y cansados por sus agendas muy apretadas», afrima. Los chicos hacen preguntas sobre la fe, aprenden cosas y visitan el Santísimo Sacramento, «buscando la guía del Señor para dar más pasos en su vida”.

El padre Campbell señala que son muchachos «en su transición a la edad adulta», que «están creciendo y necesitan la gracia y la verdad de Dios».

El padre Brian Lenz recuerda con afecto su época como estudiante en Lansing y el buen ejemplo del capellán del instituto en su adolescencia: «Día tras día, durante cuatro años, vi a un joven sacerdote alegre, santo y cautivador vivir simplemente una relación personal con Jesús». Cree que influyó en su vocación: «Yo sabía instintivamente qué era lo que animaba la vida del padre Joe y, de algún modo, yo también necesitaba tenerlo”.

Enemigos de siempre y retos nuevos

Hay para los chavales -y para todas las edades- enemigos clásicos de todas las épocas: el mundo, el demonio y la carne. Pero también hay manifestaciones en nuestra época especialmente poderosas.

El padre Campbell dice que su mayor desafío es «la tremenda presión de la cultura que va en contra del estilo de vida cristiano. El poder de las redes sociales, la cultura pop y otras presiones sociales es muy real». Son fuerzas que presionan contra la vida cristiana.

Campbell anima a adaptar horarios y actividades y probar distintos formatos.

Por ejemplo, antes se ofrecía a confesar a la hora del almuerzo y venían muy pocos chicos. Pero luego cambió el formato: ofreció adoración eucarística durante todo el viernes en la capilla del colegio, y, de paso, confesar allí a quien quisiera. Fue un éxito: el primer día el sacerdote oyó 75 confesiones y en los siguientes viernes se mantuvo la participación. «El deseo de los estudiantes por Dios en los sacramentos es incluso más fuerte de lo que esperaba”.

Guarda a la vista notas con agradecimientos

El padre Lenz guarda una cesta con escritos de estudiantes de los últimos cinco años en las que le dan gracias por su actividad, ejemplo o buena influencia. Mantiene la cesta a la vista porque, dice, «si la mayor parte de nuestros días podemos sentir que sembramos sin cosechar, estas notas son un recordatorio visible de que Jesús nos ve, nos conoce y obra a través de nosotros».

Lenz admite que la capellanía a tiempo completo es un servicio muy intenso, en el que «nunca hay un momento aburrido» y que «requiere cada gramo de esfuerzo», pero a cambio siente que Dios llena su corazón. «La capellanía es asombrosa», asegura. 

En 2019, el instituto de Lansing donde está el padre Campbell adquirió cierta notoriedad por una oración de sanación física con evangelizadores de Encounter Ministries en el gimnasio, con curaciones instantáneas que dejaron asombradas a las familias y los chavales (se ve en este vídeo en inglés).

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»