En Colombia muchos conocen al popular titiritero Jorge Iván Echavarría, especialmente a través de Sor Belén, una divertida monja de trapo a la que pone voz y cuyas explicaciones, relatos evangélicos y evangelizadores han dado la vuelta al mundo.
El diario El Colombiano ha conversado con este diseñador gráfico de formación con más de 30 años de trayectoria evangelizadora para desvelar los secretos de un método tan demandado como particular.
Hasta el día de hoy, Echavarría ha recorrido iglesias, hospitales y colegios de medio mundo, llevando la Palabra de Dios a través de cuentos y guiñoles.
Criado en una familia católica, sus primeros recuerdos de la infancia son repartiendo juguetes y ropa de abrigo en las iglesias a los más necesitados.
La muerte accidental en bicicleta de su padre en 1998 fue un punto de inflexión. Buscando recordarle, hizo un cuento de un carril bici en el cielo con su padre convertido en ángel como protagonista.
Este es solo uno de los cuentos con los que comenzó a evangelizar. También ha elaborado adaptaciones de algunos clásicos como Caperucita. En su versión, iba por el bosque haciendo fotos con el móvil cuando se lo robaron y la dejaron tirada en el suelo. A su lado comenzaron a pasar personajes de otros cuentos, una princesa que le robaba una cadena, como también hicieron un duende y el leñador, hasta que le llega el turno al lobo: en su cuento, en lugar de robarle, se comporta como el buen samaritano de la parábola evangélica.
Con decenas de cuentos como este, Jorge Iván ha recorrido parroquias de su país y de todo el mundo, acompañando y amenizando a bandas de música religiosas, retiros, seminarios convivencias y colegios desde Puerto Rico a Estados Unidos o España, pasando por Perú, Honduras o México.
El salto de evangelizar con cuentos a hacerlo también con títeres fue en 2009, cuando tras acudir a una obra y posteriormente a un taller, comenzó a combinar su trabajo con el de titiritero, ideando su adaptación de Caperucita. A esta le siguieron otras adaptaciones, como la leyenda de San Cristóbal.
Pero no fue hasta la Semana Santa de 2020, en plena pandemia, cuando se decidió a evangelizar a tiempo completo, con multitud de padres solicitando que amenizase el confinamiento con sus propios guiñoles de Jesús: su voz cambió, clínicas y hospitales infantiles comenzaron a pedirle sus funciones y se convenció de que su misión en la vida era llevar la palabra de Dios al mundo mediante los títeres que hacía con sus propias manos.
Buena parte de sus funciones son gratuitas y cobra únicamente cuando tiene la certeza de que quien lo contrata puede pagarlo.
Entre todos los viajes que ha hecho con sus títeres, recuerda especialmente cuando viajó a un pueblo muy pobre de Honduras, donde permaneció varias horas después de su función haciéndose fotos con un auditorio lleno que por primera vez veía un títere.
Actualmente, Jorge Iván también se encuentra asentado en buena parte de las redes sociales, donde evangeliza con el títere cada vez más popular de Sor Belén, una monja de trapo con cuenta en TikTok –@sorbelenechavarria-, así como en Instagram desde @cuenticos y la cuenta oficial @maletadecolorestiteres, compañía de «identidad católica, evangelizadora y misionera» o YouTube –Maleta de Colores Títeres y cuentería-.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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