Sasha (Alexandra) Tinková probó en el materialismo, luego en el esoterismo y en la New Age, que la dañaron profundamente. Hoy explica a todos que sólo en Cristo y el su Padre Dios ha encontrado la verdad, paz y sanación que buscó toda la vida. Ver gente que rezaba en un espacio dedicado a la Virgen de Lourdes en Bratislava abrió y sanó su corazón.
«Toda mi vida he buscado satisfacer mi corazón hambriento de Dios«, ha escrito en su testimonio en MojPribeh.sk, una web eslovaca de testimonios cristianos. Pero buscó en los lugares equivocados.
Origen católico, pero sin fe
Sus abuelos eran católicos y tenían cruces en sus casas. Sus padres la bautizaron, le enseñaron alguna oración y la llevaban a la iglesia en Navidad, pero no le transmitieron la fe.
En la adolescencia y juventud se convenció de que a Dios «no lo necesitaba».
«Yo disfrutaba con mis cosas mundanas, con la adrenalina, hacer realidad mis sueños, que me dieran palmaditas en el hombro por lograr cosas», explica.
Éxito material, fiestas y amigos
De joven adulta, en el mundo profesional y material las cosas le iban bien. «Muchos amigos, pretendientes, abrazos, fiestas animadas, estrechar la mano de famosos… Pero eso no me llenaba. Tampoco cuando mi jefe me elogiaba. Si mi jefe me criticaba, yo cambiaba de trabajo. Cambié unas 20 veces, rebotaba herida y seguía intentándolo».
Después encontró un trabajo con menos jefes, mucha más libertad, pocas restricciones. «Cosas bonitas, ropa, restaurantes caros, viajes a lugares atractivos de Europa…» Tampoco eso llenaba su alma.
Después quiso bajar el ritmo, quedarse en casa, «libertad, holgazanería, rodearme de cosas agradables». Pero su tristeza y vacío aumentaban.
«Concluí que no se trataba de cosas materiales y mundanas. Dejé mi carrera, mi vida social de amigos y diversiones. Y me dije: ‘seré una persona espiritual'».
Lo espiritual, pero sin Dios ni la Iglesia, que son ‘restrictivos’
«Yo quería encontrar «mi verdadero yo, algo más profundo». Estaba, recuerda, «llena de prejuicios contra el cristianismo y la Iglesia, que me parecía una reliquia del pasado, demasiado restrictiva, llena de reglas innecesarias».
Ella quería algo espiritual pero «libre, atractivo, moderno«. Y así se volcó en la Nueva Era y el esoterismo.
Fue, dice, «un carrusel de varios años de falsas enseñanzas». No estaba dispuesta a admitir que existiera algo que fuera espiritual pero malo. «Yo estaba abierta a todo, literalmente a todo». Practicó diversos tipos de meditación oriental, de ‘purificación’ con técnicas new age, de ‘sanación’ con ‘energías cósmicas’, chakras, auras…
«Durante años, no hice nada más que eso. Hay un millón de métodos, cada uno supuestamente más perfecto que el anterior, para ser más limpio, más perfecto, más elevado… necesitas aprender más y más técnicas. Nunca es suficiente. Te abres ‘al universo’, buscas ‘bendición’ y no te importa mucho de donde venga esa bendición«. ¿Estafadores? ¿Manipuladores? O directamente lo demoníaco… Ella, seguidora ansiosa de la Nueva Era, buscaba con avidez enfermiza.
Egoísmo, ensimismamiento y tristeza
Como suele suceder con la New Age, pronto lo que se desarrolla es un egoísmo ensimismado. «No me ocupaba ya de nada más que de mí misma, mis pensamientos, mis sentimientos, mi progresión… todo dependía de mi propio esfuerzo, me convertí en mi propio centro».
La New Age además le insistía en que «no es necesario hablar directamente con Dios, es suficiente tratar con el ‘universo’ y sus energías». La New Age también le repetía que el bien y el mal era lo que ella decidiera, que ella misma era su única guía de vida.
Pero los años pasaban y «me sentía cada vez más vacía que antes, más negativa y deprimida». No quería tratarse con nadie ni saber de los problemas de nadie, ni trabajar. Sólo meditar.
Como otra gente en la Nueva Era, a veces «coqueteaba con el nombre de Jesús, con algunas frases del cristianismo y de la Biblia, o usaba la palabra Dios, pero mezclándolo todo con el esoterismo y la new age».
En la New Age hay gente que está muy mal
Entró en una relación sentimental con otro hombre en una situación similar: dos almas vacías buscando llenarse desesperadamente. Un problema llevó a ese hombre a la cárcel. Y ese fue uno de los puntos que la invitaron a reflexionar.
Otro punto importante fue constatar que mucha gente en su entorno New Age estaba realmente mal. Algunos decían ser avatares de cosas divinas. Otros que los extraterrestres vertieron virtudes en las plantas terrestres. «Una dama de la jungla quería alimentarnos con energía kundalini», representada con el símbolo de la serpiente.
Un día Sasha dijo a un maestro new age que la sexualidad era para compartirla con una sola pareja (a la vez). «Él se ofreció a cambiarme y reprogramarme esa creencia».
Pero la gota que colmó el vaso fue cuando un curandero, por teléfono, se puso a gritarle histéricamente: «sin mí, nunca llegarás a Dios», le decía.
Y resulta que tenía razón. Aquel curandero new age histérico despertó con sus gritos a Alexandra. Su novio en la cárcel, sus sentimientos oscuros y vida desastrada, soledad, desesperación… la Nueva Era no servía. ¿Sería que de verdad lo que necesitaba era a Dios? Esas ideas entraron en su mente.
No sabía si Dios «funcionaría» pero sabía que la New Age no funcionaba. Se deshizo de todos sus libros esotéricos, de sus imágenes de ángeles nueva era, su péndulo, su material de yoga…
Después encontró unos vídeos de YouTube de personas que habían dejado la Nueva Era y le habían dado una oportunidad a Dios. Viendo esos vídeos «sentí como una especie de calidez, de seguridad, luz, un punto firme donde descansar, rescate, amor y bondad».
Paz paseando en el parque con la gruta de Lourdes de Bratislava
Adquirió el hábito de ir a pasear cada día a un parque en Bratislava que tiene una especie de réplica de la Gruta de Lourdes. Pasear por allí le daba paz. «Una especie de voz tranquila apuntaba mis pies hacia allí».
Fotos de la Gruta de Lourdes en Bratislava por donde paseaba Alexandra; a veces la gente va allí a rezar.
Un día, ante la imagen de la Virgen en este parque encontró un grupo de personas que estaban rezando. «Me quedé de pie a su lado, con gafas oscuras tapándome los ojos, en mi dolor y agotamiento. Me llegaban sus oraciones en voz baja. No las oía muy bien. Pero, de repente, entendí…»
«Ahí, en la gruta de Lourdes de Bratislaba, bajo los altos árboles y el cielo azul, sentí la fe, la esperanza, la fuerza, la confianza con la que esas personas se dirigían a Dios, a su Señor, en sus oraciones».
«Lloré. Fue un llanto hermoso, de lágrimas de alivio, una especie de despertar y de rendición. Lloré todo mi dolor reciente, desamparo, decepción, vergüenza, arrepentimiento… pero también era como lavar la soledad de mi vida, mi miedo, vacío, vagabundeo…»
En ese momento considera que fue cuando Dios la abrazó y le dijo: «Estoy contigo, siempre, para ti. Te conozco, te amo, quiero guiarte y ser tu Padre, para que nunca te sientas sola y perdida. Nunca estuviste sola».
Dios siempre ama, como un Padre, y abraza
Aleksandra lo entendió de golpe: Dios siempre le había amado, siempre se había preocupado por ella. Dios escribió ese amor en su corazón en ese momento, «lo plantó para regarlo juntos, cuidarlo, cultivarlo».
Ya no quería ese control y poder que ofrecía la Nueva Era. «Ahora yo era diminuta y humilde, pero con el sentimiento más hermoso en mi corazón, una niña pequeña que no pregunta, sino que confía en sus padres, que se deja abrazar».
Desde entonces, abandonó su orgullo individualista. Reza de rodillas «para hablar con Él, agradecerle, alabarle, pedirle. A veces me tumbo y simplemente escucho a mi Señor Jesucristo. Mis oraciones cotidianas me hacen crecer día a día, me hacen estable, me hacen crecer», añade.
«Si tengo oraciones, la Palabra de Dios, hermanos y hermanas en Cristo… ¿qué más puedo desear?», exclama.
El poder de perdonar y ser perdonado
Con la fe, descubrió el poder de perdón. Con la New Age no conseguía perdonar a los demás ni a sí misma. Con Dios y su amor, el perdón «empezó a aparecer por sí solo. Cuando dejamos que el amor de Dios fluya a través de nosotros, toda nuestra vida, nuestras relaciones, nuestro ambiente, se ordenan». Y con ese orden llega también más paz y alegría.
«No me estreso. Fama mundana, necesidad de admiración de aceptación… con la intervención de Dios, todo lo superfluo e innecesario, todas esas cosas, caen como hojas secas».
Desde su conversión Sasha ha hablado en varias revistas y vídeos en Eslovaquia con un mensaje: la Nueva Era nunca llenará el corazón, sino que dañará a la persona cada vez más. Sólo Cristo tiene ese amor capaz de llenar el corazón humano.
Artículo de hemeroteca publicado originalmente el 15 de diciembre de 2021.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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