Diego Blanco, guionista y escritor, es el autor de Érase una vez el evangelio en los cuentos y de los siete libros infantiles-juveniles El Club del Fuego Secreto (en junio publicó el que cierra la serie). Ofrece numerosas conferencias sobre cuentos de hadas y narrativa mitológica y el eterno combate entre el Bien y el Mal que los caracteriza.
Pero se encuentra con un problema, según declara él mismo a Carlos Albiach en una entrevista en Paraula, revista del arzobispado de Valencia: «Tengo que poner siempre ejemplos antiguos. ¿Por qué no puedo poner ejemplos de ahora? Porque han sido deconstruidos… Hoy la última deconstrucción es preguntarse por qué los malos son malos y por qué nadie nunca los ha comprendido. Entonces se deconstruye y nos encontramos que en Netflix y demás plataformas, o en las librerías, que el 90% de los títulos están protagonizados por malos. Y ahora los niños se identifican con los malos.
«Ya no tenemos 101 Dálmatas, tenemos Cruella o Maléfica… Hacen que se identifiquen con el mal, y es terrible porque lo que han hecho es que los malos ahora son los buenos. Antes el bueno era el príncipe azul pero ahora es el monstruo… Estamos haciendo a los niños hipervulnerables«, denuncia.
El vampiro, novio perfecto
La razón es que el «componente curativo» de la narración desaparece porque el sufrimiento deja de tener un sentido. La narración (desde la puramente literaria a la materna) tiene por objeto «que los chicos tengan una sensación de argumento en su vida«. El héroe sufre, pero «tiene un sentido en la historia, sirve para algo, tiene un porqué y unas consecuencias. Y conduce inevitablemente a un final feliz«.
El auténtico sentido de la narrativa épica sí está presente en ‘El Señor de los Anillos’ de JRR Tolkien, una obra que, confiesa Diego Blanco, cambió su vida. Aquí vemos un elocuente alegato sobre las historias, su sentido y el triunfo del Bien en ‘El Señor de los Anillos. Las dos torres’ (2002) de Peter Jackson.
Ahora se quiere convencer a los adolescentes de que son los autores del relato de su vida, en vez de sus protagonistas: «Si fueras el autor, para seguir tus sueños lo primero que quitarías sería el sufrimiento». En realidad, el autor, Dios nos ha hecho «como personaje», ha elegido el «escenario» y nos ha dado «un argumento». Si, ante la vida, nos situamos como autor, «nos vuelve locos y nos conduce a la desesperación». Sin embargo, «cuando nos situamos como protagonistas de esa historia, entramos en un proceso narrativo».
Los cuentos clásicos nos ayudaban a entender ese proceso narrativo de nuestra vida y darle sentido, pero ahora «estamos enseñando a nuestros hijos a confiar en vampiros»: «¿Qué era un vampiro antes? Un monstruo. Ahora, ¿qué es? El novio que todos quisiéramos tener… Si decimos que no hay mal, si decimos que el vampiro es muy majo, que me puedo ir de copas con el lobo, que la bruja es muy simpática… Los referentes ahora son los malos«.
La Navidad de Mickey
Esto ha llegado también a la representación de la Navidad, que también «ha sido deconstruida, se le ha quitado su verdadero sentido. De los miles de películas que hay, ninguna va a hablar de que Jesús nace en Belén, sino que veremos que Mickey salva la Navidad, Santa Claus ha perdido un reno… Han convertido la Navidad en otra cosa«.
(Nota de ReL: Una película que sí habla del nacimiento de Jesús es ‘Camino a Belén’, con Antonio Banderas como Herodes; aunque tiene sus puntos débiles; lea aquí una crítica).
«Se ve un cierto vaciamiento de nuestro mensaje», concluye, «porque no mola, porque no vende o porque no corresponde con el espíritu de los tiempos. Hay que volver al origen. Ser original es volver al origen».
Pincha aquí para leer la entrevista de ‘Paraula’ en su integridad.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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