La ciencia cada vez cuenta con más evidencia de los daños que causa a las personas el llamado “modelo de afirmación de género”, es decir, las prácticas de la industria del cambio de sexo.
Marco Del Giudice es profesor en la Universidad de Trieste, doctor en Ciencias Doctorognitivas, especializado en el área de Personalidad, diferencias individuales y de género y premiado en 2016 con el Early Career Award de la Sociedad de la Evolución y el Comportamiento Humano.
Es uno de los muchos médicos y científicos que critican el «modelo afirmativo» y el cambio de sexo por su “incertidumbre sustancial y generalizada”, por usar argumentos “débiles y con importantes limitaciones”. “Es prudente y razonable considerar restricciones a la aplicación” de este modelo, dice.
Ya varios estados y gobiernos dan “marcha atrás” y limitan o rechazan el «modelo afirmativo». Muchos denuncian que consiste, básicamente, en manipular, extorsionar y mutilar a niños y adolescentes.
En España existe AMANDA, la Asociación de Madres y Padres de Adolescentes, Niñas y Niños con Disforia Acelerada. Esta fue replicada pronto en Argentina por MANADA – Madres de niñas/os y adolescentes con disforia de género acelerada, a quienes entrevistamos-, que aglutina a afectados de todo Hispanoamérica.
También existen organizaciones similares en el entorno anglosajón, como GENSPECT, o GenerAzioneD en Italia. Esta última acaba de hacerse eco de las investigaciones de Marco Del Giudice al respecto, en un extenso artículo con sus conclusiones para “restringir” la aplicación del modelo afirmativo, que resumimos.
1º Los defensores del cambio de sexo tienen argumentos muy débiles
Del Giudice comienza analizando unos “supuestos” (más bien presupuestos, suposiciones) del modelo afirmativo que, cuando muestran ser falsos, deberían llevar a que se abandone el modelo.
Los defensores del cambio de sexo en menores dicen que la disforia de género “no es una patología, sino una manifestación de la disonancia entre sexo y el género que debe afirmarse”.
También dicen que no se explica por un “contagio social”, sino por la “creciente aceptación”. Y que se debe dar al joven la transición social y quirúrgica, en vez de una “espera” considerada “obsoleta y contraproducente”.
Dicen también que estas intervenciones son “necesarias”, “salvavidas y efectivas, con una relación riesgo beneficio claramente favorable”.
Todo eso que dicen los defensores del cambio de sexo en menores se basa en una “evidencia débil, incierta y, a menudo, extremadamente contradictoria”, que puede ser refutada, explica Del Giudice
2º Las redes sociales, catalizadoras del “contagio social” trans
El científico cita el estudio de Mirabella de 2022 que examinó a 125 adolescentes identificados como transgénero y/o no binarios atendidos en el hospital Careggi de Florencia y en el SAIFIP de Roma.
“Entre las preguntas formuladas a los adolescentes estuvo la posibilidad de indicar los factores que, en su opinión, habían influido en su identidad de género. El 42,5% de los hombres biológicos y el 52,4% de las mujeres biológicas identificaron las redes sociales como un factor contribuyente”, explica el doctor.
Una conclusión coherente con que “los procesos de transmisión y contagio social desempeñan un papel en la identificación transgénero”.
3º El estrés o las tendencias suicidas no se deben al acoso y persisten tras la transición
El autor remarca que la disforia de género se suele asociar con elevadas tasas de trastornos de ansiedad, depresión, alimentarios, de adicción, personalidad, disociativos o del espectro autista. En contraste con la hipótesis del “estrés de las minorías”; explica, “los problemas psicológicos y psiquiátricos asociados con la disforia de género muy a menudo comienzan a manifestarse antes de la propia disforia y tienden a persistir o disminuir solo débilmente después de la transición”.
También se refiere a patologías concretas como el autismo, que “no pueden considerarse de manera realista como consecuencias del estigma y la discriminación”.
“La hipótesis del “estrés de las minorías” sigue siendo en gran medida especulativa y se cuestiona por el hecho de que los trastornos a menudo surgen antes de la disforia y tienden a mejorar poco o nada después de la transición. Además, los estudios parecen indicar que el riesgo de suicidio se relaciona más con los trastornos mentales asociados con la disforia que con la disforia como tal, y no disminuye sustancialmente con la transición”, agrega Del Giudice.
`Los procesos de transmisión y contagio social desempeñan un papel en la identificación transgénero´, asegura el doctor Marco Del Giudice.
4º Los “nada convincentes” beneficios: no probados a corto plazo y desconocidos a largo
Aunque los supuestos beneficios del modelo afirmativo se han “multiplicado” en los últimos años, los estudios que auguraban dichos beneficios “han resultado no ser convincentes tras un análisis cuidadoso”, afirma citando a Bränström y Pachankis, 2020 o Anckarsäter y Gillberg, 2020.
Para el especialista, la investigación sobre la eficacia de las intervenciones afirmativas “adolece de una serie de limitaciones importantes”. Entre ellas, remarca “la falta de aleatorización; grupos de control completamente ausentes o inadecuados; control inadecuado de los factores de confusión; falta de comparación con otros tipos de tratamiento; falta de seguimiento a largo plazo; altas tasas de pérdida de pacientes durante el seguimiento o la tendencia a confiar en resultados subjetivos de autoinforme”.
Según Del Giudice, “es probable que todo ello haya llevado a hacer hincapié en los beneficios a corto plazo de la transición (modestos desde el punto de vista clínico y susceptibles a importantes efectos placebo; Clayton, 2023), mientras que al mismo tiempo se subestiman las posibles consecuencias negativas a largo plazo”.
Hasta ahora, agrega, las revisiones de la literatura científica elaboradas en Reino Unido, Suecia y Alemania arrojan la misma conclusión: “La calidad metodológica y los resultados de los estudios disponibles son muy débiles, y no permiten confirmar los beneficios de las intervenciones afirmativas dados los múltiples riesgos a largo plazo”.
5º Los bloqueadores no hacen reflexionar, aceleran el proceso “no tan reversible”
Para el doctor y psicólogo, una “suposición engañosa” de los promotores trans es que los bloqueadores ofrecen a los adolescentes un espacio de “pausa” y “reflexión” y la posibilidad de prolongar la evaluación psicológica antes de dar el paso a la transición.
En realidad, afirma, “casi todos los adolescentes sometidos a tratamiento con bloqueadores (más del 90%) pasan luego a un tratamiento con hormonas cruzadas (Brik et al., 2020; Butler et al., 2018; Carmichael et al., 2021; etc). Estos datos están llevando a la comunidad científica a repensar la supresión de la pubertad, no como una pausa temporal sino como un paso decisivo (y en la práctica no tan “reversible”) en el camino hacia la transición médica”.
6º El mito del arrepentimiento y las detransiciones del 1%
La industria del cambio de sexo dice que pocos pacientes, menos del 1%, se arrepienten de haber hecho «la transición».
Para el experto, es difícil justificar ese dato. Los estudios hacen seguimientos demasiado cortos. Y se sabe que hay un porcentaje elevado de los pacientes que no regresan al seguimiento o lo abandonan.
“Otro problema crucial es que la mayoría de los datos a largo plazo se refieren a una población de pacientes muy diferente a la actual, antes de la explosión de casos de disforia en los últimos años (especialmente en mujeres biológicas; Littman, 2021; Littman et al., 2023). La calidad metodológica de los estudios en este campo es generalmente baja, y las estimaciones más optimistas están teñidas de diversos tipos de errores (Cohn, 2023). Por todas estas razones, los datos disponibles deben interpretarse con extrema cautela”, advierte Del Giudice.
Del mismo modo, agrega que “ante la ausencia de estudios adecuados, es simplemente imposible estimar de manera fiable el porcentaje de pacientes que realizan la detransición. Según algunos autores, en la población actual de pacientes, la proporción podría alcanzar hasta el 10-30%, pero todas las estimaciones (ya sean altas o bajas) siguen siendo muy inciertas”.
7º Conclusión: “Es prudente y razonable considerar restricciones”
La conclusión de Del Giudice es tajante. La práctica y la teoría transgénero está “plagada de incertidumbre sustancial y generalizada” y los datos que dicen respaldarla “son débiles y presentan limitaciones metodológicas reconocidas”.
Por eso varios países europeos y estados de Estados Unidos han empezado a bloquear estas prácticas.
“Se debe fomentar la apertura a modalidades de tratamiento alternativas, dada la falta de certeza sobre cuáles son las intervenciones más seguras y efectivas para abordar la disforia de género. A falta de evidencia sólida de que los beneficios de los tratamientos afirmativos superen los riesgos, es prudente y razonable considerar restricciones a su aplicación, especialmente en el caso de pacientes menores y de intervenciones invasivas”, concluye.
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PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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