A pocos meses de cumplir veinticinco años como obispo de Fréjus-Toulon (fue nombrado el 16 de mayo de 2000 por Juan Pablo II), durante los cuales la diócesis se ha convertido en referencia mundial de evangelización, con frutos abundantes en todos los carismas de la Iglesia, Dominique Rey, de 72 años, renuncia a su sede por petición de Francisco.
Así lo ha explicado el propio obispo en un comunicado publicado este martes, donde recuerda que, de hecho, ya no tenía el control de la diócesis. Tras la «visita fraternal» del cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella y considerado muy próximo al Papa, en febrero de 2023 la diócesis sufrió una visita apostólica conducida por el arzobispo de Dijon, Antoine Hérouard, y por monseñor Joël Mercier, antiguo secretario de la Congregación para el Clero. A continuación, en noviembre de 2023, el Papa nombró obispo coadjutor -es decir, con derecho a sucesión en la sede- a François-Marie Touvet, obispo de Châlons. Por último, en una audiencia privada concedida el 23 de diciembre de 2023, Francisco instó a monseñor Rey a «asumir esa colaboración en un espíritu fraternal y a no dimitir«.
Monseñor Touvet asumía la gestión económica, el acompañamiento del clero y la formación de los seminaristas y del resto de comunidades de la diócesis, donde las ordenaciones sacerdotales quedaron suspendidas. Pero ahora, con esa suspensión levantada «para casi todos los candidatos», llega la petición de dimisión: «El nuncio me ha informado de que el Santo Padre me pedía dejar mi cargo de obispo diocesano de Fréjus-Toulon, sin que yo haya tenido conocimiento de elementos nuevos respecto a los que habían motivado la designación del obispo coadjutor», explica Rey.
El cual ha decidido responder afirmativamente a la petición del Papa, con lo cual no seguirá los pasos de Daniel Fernández Torres, obispo de Arecibo (Puerto Rico), y Joseph Strickland, obispo de Tyler (Texas, Estados Unidos), destituidos sin explicación en marzo de 2022 y noviembre de 2023. «Ante las incomprensiones, presiones y polémicas, siempre nefastas para la unidad de la Iglesia, para mí el criterio último de discernimiento es la obediencia al sucesor de Pedro«, afirma Rey.
Frutos de conversión y vida espiritual
«Doy gracias a Dios por las bendiciones y los frutos misioneros que hemos conseguido juntos», transmite el obispo a sus feligreses, recordando «la movilización pastoral de las parroquias y la aportación de los movimientos, de las comunidades, de las distintas sensibilidades espirituales, de la diaconía de Var [consagrada a los pobres y los que sufren]».
Dominique Rey, con la Comunidade Recado, una de las numerosas obras de evangelización que ha favorecido en su diócesis.
Monseñor Rey se ha caracterizado por atraer a Fréjus-Toulon todas las iniciativas de la Iglesia, desde carismáticas a tradicionalistas, desde religiosas a laicas, y todos los métodos de evangelización que produjeran frutos de conversión y de vida espiritual. Las ha hecho convivir y trabajar juntas por ese objetivo hasta convertir la diócesis en referente mundial por «el resplandor de la vida religiosa», el «testimonio evangélico» y «una vitalidad misionera reconocida«.
«En particular, estoy profundamente agradecido de haber visto a tantos jóvenes ofrecer su vida al servicio de la Iglesia«, una Iglesia «hermosa por su diversidad y dinámica en su impulso pastoral», el cual quedó frenado por vía expeditiva con la prohibición de ordenar sacerdotes y la pérdida de los instrumentos de gobierno.
Monseñor Rey anuncia que seguirá rezando «para que esta comunión misionera se extienda en fidelidad al Evangelio y en el amor a la Iglesia», y que celebrará una misa de acción de gracias el sábado 1 de febrero a las 10.30 en La Castille.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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