La organización de los Juegos Olímpicos permitirá competir como boxeadoras, esto es, en categoría femenina, a dos púgiles que ya vivieron una descalificación por no superar los «tests de género».
Se trata de Lin Yu-ting, de Taiwán, e Imane Khelif, de Argelia, quienes figuraron entre los descalificados en el Campeonato del Mundo de la IBA (Asociación Internacional de Boxeo, por sus siglas en inglés) celebrado en marzo de 2023 en Nueva Delhi.
¿Solo una disputa entre organizaciones?
En aquella ocasión, Lin obtuvo la medalla de bronce en la categoría de peso pluma, pero fue despojada de ella tras no superar los tests de género. Por su parte, Imane lo fue por no superar una prueba de nivel de testosterona.
Sin embargo, ambas habían competido en las Olimpiadas de Tokio, celebradas en 2021 tras ser retrasadas a causa de los confinamientos y restricciones gubernamentales del año anterior. La razón es que desde 2019 el Comité Olímpico Internacional no asume los criterios de «elegibilidad para la competición» de la IBA, debido a fuertes discrepancias entre ambas organizaciones, acrecentadas en los últimos años por la fuerte influencia rusa sobre la asociación de boxeo.
Según la organización de los Juegos de París, «todos los atletas participantes en la competición de boxeo cumplen con las regulaciones de elegibilidad y participación en la competición y con todas las normas médicas aplicables».
«Equilibrio difícil»
El portavoz del COI, Mark Adams, añadió además, introduciendo ambigüedad sobre la situación, que «hay que asegurarse de que la competición sea justa, pero al mismo tiempo de que todo aquel que quiera participar puede hacerlo. Es un equilibrio difícil«.
Ambigüedad que aumenta con su consideración añadida de que, «en última instancia, quienes se encargan de ello son los expertos en cada deporte: si existe una gran ventaja, eso claramente no es aceptable, pero hay que tomar una decisión en cada nivel».
Al no aclarar en qué consiste la ventaja (pues los ganadores siempre la tienen sobre los perdedores), esta afirmación sugiere que hay, efectivamente, un problema con Lin e Imane, y simplemente el COI ha utilizado unos patrones más permisivos que la IBA, cuyo presidente, Umar Kremlev, declaró en el mundial de hace año y medio que había «atletas que estaban tratando de engañar a sus colegas y hacerse pasar por mujeres«.
Una frase juiciosa
Sea como fuere, este jueves y este viernes, respectivamente, Lin (pluma) e Imane (welter) subirán al ring en París y sus rivales ya saben lo que les espera. La mexicana Brianda Tamara Cruz, que combatió con Khelif en diciembre de 2022 en la final del torneo Golden Belt, en Guadalajara (México), dijo lo siguiente tras la descalificación de Imane en Nueva Delhi: «Cuando peleé con ella lo sentí muy fuera de mi alcance, me lastimaban mucho sus golpes, creo que nunca en mis trece años de boxeadora me había sentido así, ni en mis sparrings con hombres».
«Estoy muy en contra de que quieran meter trans a la categoría femenil de combate», añadió en otra ocasión: «Si boxear es peligroso, imagínate dando tanta ventaja. No digo que no tengan derecho, pero me gustaría que hicieran su propia categoría. Una cosa es que te sientas y otra que lo seas«. Todo un golpe al mentón de la ideología de género.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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