25/12/2024

EL APOCALIPSIS: REVELACIÓN DE ESPERANZA Y TRIUNFO DIVINO

INTRODUCCIÓN

El libro del Apocalipsis, coronación de las Escrituras, no es un misterio inextricable ni un relato de desesperación, sino la culminación del designio divino. En él se despliega la verdad eterna: Cristo es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el Rey soberano que dirige toda la historia hacia su consumación gloriosa en la Nueva Jerusalén.

El testimonio de los grandes intérpretes católicos –Mons. Straubinger, el Padre Castellani, Cornelio a Lápide y Francisco Suárez– ilumina esta obra con profundidad y sabiduría. Cada uno, desde su ámbito, confirma que el Apocalipsis es una revelación providencial que nos invita a la esperanza, fortalece nuestra fe y refuta las desviaciones de un mundo que reniega de Dios.

I. EL APOCALIPSIS COMO REVELACIÓN DIVINA

Straubinger:

“La palabra Apocalipsis significa ‘revelación’. Este libro descorre el velo de los misterios divinos, mostrando los designios de Dios en la lucha entre el bien y el mal” (Biblia Comentada, introducción al Apocalipsis).

Castellani:

“El Apocalipsis proclama la soberanía de Cristo sobre la historia y la certeza de su triunfo final” (El Apocalipsis de San Juan, prólogo).

Cornelio a Lápide:

“El Apocalipsis, en su lenguaje simbólico, revela las grandes verdades: el juicio divino, la restauración de la justicia y la victoria eterna del Cordero” (Commentaria in Sacram Scripturam, Ap 1).

Francisco Suárez:

“La revelación del Apocalipsis es fuente de consuelo y de enseñanza, pues ordena la inteligencia y eleva el alma a contemplar el fin último: la comunión eterna con Dios” (De Fide, Spe et Charitate).

Explicación:

El Apocalipsis es la última palabra de Dios al hombre, no porque sea un añadido, sino porque consuma todo lo revelado en Cristo. Así como el alba precede al día, las imágenes apocalípticas anticipan la gloria del Reino de Dios. Quien contempla este libro con fe no solo encuentra consuelo en las pruebas, sino certeza de que todo lo creado será sometido a Cristo, para que “Dios sea todo en todos” (1 Cor 15:28).

II. LAS SIETE IGLESIAS: LA PRUEBA Y EL LLAMADO

Straubinger:

“Las Siete Iglesias representan las diversas disposiciones espirituales de los fieles, desde la fidelidad ardiente hasta la tibieza peligrosa” (Biblia Comentada, Ap 2:1-29).

Castellani:

“El mensaje a las Iglesias es un juicio divino anticipado: Cristo, como Juez y Pastor, exhorta, corrige y promete la recompensa eterna a los que vencen” (Las Parábolas de Cristo, cap. 7).

Cornelio a Lápide:

“Cristo se presenta a las Iglesias con palabras de justicia y misericordia, ajustando sus méritos y fallas, como un cirujano que corta para sanar” (Commentaria in Sacram Scripturam, Ap 2).

Explicación:

Las Iglesias son imágenes de la Iglesia universal y de cada alma cristiana. En cada carta se observa la perfección de Cristo como juez que combina justicia y misericordia: Él alaba lo bueno, corrige lo malo y promete la gloria a los que perseveran. Así, se nos enseña que el camino hacia el Reino exige vigilancia, conversión constante y confianza plena en el Pastor eterno.

III. LOS SIETE SELLOS: EL JUICIO PURIFICADOR

Straubinger:

“Los Sellos no son meros castigos, sino pruebas que purifican a la humanidad para prepararla al Reino eterno” (Biblia Comentada, Ap 6:1-17).

Castellani:

“Los Sellos muestran el efecto del pecado en la historia, pero también la intervención divina que la dirige hacia la restauración final” (El Apocalipsis de San Juan, cap. 3).

Cornelio a Lápide:

“Los juicios que acompañan a los Sellos son la voz de Dios que llama a los hombres a reconocer su soberanía y arrepentirse” (Commentaria in Sacram Scripturam, Ap 6).

Explicación:

Los Sellos son la pedagogía divina desplegada en la historia. Al igual que el médico prescribe remedios amargos para sanar el cuerpo, Dios permite guerras, hambres y tribulaciones como llamadas a la conversión. En ellas, el cristiano reconoce que nada sucede fuera de la Providencia y que, al final, toda lágrima será enjugada y toda herida será sanada en Cristo.

IV. LA BESTIA Y LA BATALLA FINAL

Straubinger:

“La Bestia es el símbolo de las potencias que buscan suplantar a Dios, sean políticas, culturales o espirituales” (Biblia Comentada, Ap 13:1-10).

Castellani:

“La Bestia, el Anticristo, es el hombre que pretende ser Dios, el sistema que niega toda trascendencia. Pero su derrota está sellada desde la eternidad” (Cristo, ¿vuelve o no vuelve?, cap. 5).

Cornelio a Lápide:

“La Bestia y sus aliados son instrumentos de Satanás, pero Cristo los vencerá con el aliento de su boca” (Commentaria in Sacram Scripturam, Ap 13).

Suárez:

“El poder del Anticristo, aunque aparente ser absoluto, no es más que un instrumento para glorificar la justicia divina” (De Fide, Spe et Charitate).

Explicación:

La Bestia es la encarnación de la rebelión contra Dios, presente en todos los tiempos como sistema, ideología o cultura. Su poder no es absoluto ni eterno; Cristo lo permite para probar la fe de los suyos, pero su caída es inevitable. Así, el Apocalipsis nos enseña que la victoria del mal es solo aparente, pues la última palabra pertenece al Rey de reyes.

V. LA NUEVA JERUSALÉN: LA GLORIA FINAL

Straubinger:

“La Nueva Jerusalén es el cumplimiento de todas las promesas: la comunión perfecta entre Dios y los hombres” (Biblia Comentada, Ap 21:1-4).

Castellani:

“El Apocalipsis termina con una boda, porque la historia culmina en el amor perfecto entre Cristo y su Iglesia” (El Apocalipsis de San Juan, cap. 7).

Cornelio a Lápide:

“La Jerusalén celestial es la plenitud del Reino de Dios, donde los justos contemplan su gloria por los siglos de los siglos” (Commentaria in Sacram Scripturam, Ap 21).

Explicación:

La Nueva Jerusalén es la meta última de la historia. Es sobretodo, el estado de comunión eterna con Dios, donde toda lágrima será enjugada y el sufrimiento será transformado en gloria. Este destino, prometido desde el inicio, nos llama a perseverar en la esperanza y a vivir como ciudadanos del cielo.

CONCLUSIÓN: EL APOCALIPSIS COMO DEFENSA DE LA VERDAD

El Apocalipsis no es un libro de miedo, sino de confianza. En él se revela:

 1. La soberanía de Dios: Todo está bajo su providencia; ni el mal ni la muerte tienen poder absoluto.

 2. La victoria de Cristo: La Bestia y el Anticristo son derrotados, y Cristo reina eternamente.

 3. La esperanza del cristiano: Ante el nihilismo, el Apocalipsis proclama que la vida tiene sentido y la historia tiene un destino: la gloria eterna con Dios.

Epílogo:

El Apocalipsis nos invita a la fidelidad y a la vigilancia. En sus páginas, el alma cristiana encuentra consuelo y fuerza, porque la última palabra pertenece al Cordero que fue inmolado y ahora reina por los siglos de los siglos.

OMO 

BIBLIOGRAFÍA

 1. Straubinger, Juan. Biblia Comentada. Ediciones Guadalupe.

 2. Castellani, Leonardo. El Apocalipsis de San Juan. Ediciones Paulinas.

 3. Castellani, Leonardo. Cristo, ¿vuelve o no vuelve?. Editorial Vórtice.

 4. Cornelio a Lápide. Commentaria in Sacram Scripturam.

 5. Suárez, Francisco. De Fide, Spe et Charitate.

PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD