El beato Pier Giorgio Frassati, el joven al que le encantaba llevar a sus amigos a la montaña para que miraran «hacia arriba», será declarado santo el año que viene. El joven beato dominico, amante de Dios y del hombre, será canonizado durante el Jubileo de 2025. El prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, hizo el anuncio el viernes 26 de abril, durante la 18ª Asamblea Nacional de la Acción Católica Italiana, en Sacrofano. «Quisiera deciros que la canonización del beato Pier Giorgio Frassati está ya clara en el horizonte y se vislumbra en el horizonte del próximo año jubilar», dijo el cardenal, cuyo discurso fue interrumpido por un largo aplauso del millar de miembros de Acción Católica presentes.
«En la homilía del rito de su beatificación -añadió el prefecto, citando a Frassati entre las figuras más luminosas de santos que crecieron en la Acción Católica-, el 20 de mayo de 1990, san Juan Pablo II lo llamó hombre de las Bienaventuranzas; dijo también que ‘en la Acción Católica vivió con alegría y orgullo su vocación cristiana y se comprometió a amar a Jesús y a ver en él a los hermanos y hermanas que encontró en su camino'».
Frassati, que nació en Turín en 1901 y murió con sólo 24 años, fue un «maravilloso modelo de vida cristiana», subrayó Semeraro, que vivió su juventud, citando a Juan Pablo II, «completamente inmerso en el misterio de Dios y dedicado al servicio constante del prójimo».
El joven beato turinés, hijo de Alfredo Frassati, histórico director de La Stampa, se implicó desde muy joven en el laicado activo, y en particular en la Acción Católica y en Fuci, creciendo en la fe cristiana y en el deseo de servicio a los más pobres. Se le considera uno de los «santos sociales» de Turín, como Don Bosco y Don Cottolengo, aun sin ser formalmente santo todavía, por su vida dedicada a los más frágiles y marginados. En la santidad de Piergiorgio -continúa Semeraro- hay un valor de continuidad con la tradición de su tierra: de hecho, se injertó en la obra de defensa de la fe, a través de la caridad prodigada en el campo de la marginación». A los 19 años, Frassati se había unido a las Conferencias de San Vicente de Paúl para ayudar a los necesitados, y a los 21 se hizo terciario dominico.
Giuseppe Notarstefano, presidente de la Acción Católica, declaró, tal y como recoge Avvenire: «Estamos encantados con esta noticia, que llega como un precioso regalo para la Asociación en el momento en que celebramos nuestra Asamblea Nacional: la Acción Católica Italiana ha sido históricamente, y lo sigue siendo hoy, una intuición y una pasión de jóvenes como Piergiorgio Frassati. Es una experiencia de Iglesia donde la fe se amasa con la vida día a día, un lugar donde se puede vivir plenamente la amistad con el Señor, un lugar que no pocas veces se convierte en ejemplo luminoso para todos, como lo fue para Alberto Marvelli, Gino Pistoni, Armida Barelli y precisamente Piergiorgio Frassati’. Personas como él, añadió, «supieron hacer de su vida un don, un signo para su tiempo y para todos los tiempos».
El beato era un joven entre los jóvenes, amigo de todos, amante del deporte, de la poesía y del alpinismo. «Pero hay también un elemento de novedad», concluye el prefecto, «y es el hecho de que trató de confrontar el valor de la fe con toda la gama de la experiencia humana, trabajando caritativamente en todos los ámbitos: en los ambientes universitarios, en el trabajo, en la prensa (Pier Giorgio recogía suscripciones no para el periódico de su padre, sino para el católico), en el compromiso político y partidario, y allí donde era necesario defender las libertades sociales, tratando siempre de concebir y fomentar el asociacionismo, como amistad cristiana destinada al nacimiento de un catolicismo social».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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