El cardenal Müller ha escrito un artículo en el que critica la instrumentalización del Espíritu Santo en el contexto sinodal, denunciando desviaciones doctrinales y morales que contradicen la tradición católica. Señala siete pecados contra el Espíritu Santo, incluyendo la distorsión de su divinidad, la unidad de la Iglesia y la moral natural, alertando contra ideologías relativistas y proyectos seculares.
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