En unas sorprendentes declaraciones, el prefecto del Dicasterio para el Culto Divino, cardenal Arthur Roche, ha subrayado que no hay nada de malo en celebrar la Misa según la liturgia anterior al Concilio Vaticano II, aunque la Iglesia tuvo razones de peso para reformarla. Se da la circunstancia de que Roche fue quien más hizo para que Francisco abrogara Summorum Pontificum, de Benedicto XVI, con Traditionis Custodes, que restringe notablemente la Misa previa a la reforma del Novus Ordo
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