El viernes 17 y sábado 18 de noviembre se celebra en Barcelona el Congreso Inspira de Renovación Pastoral en las parroquias, al que asisten unas 750 personas, incluyendo 150 sacerdotes. Pidieron que levantaran la mano los que antes no iban a la Iglesia y no creían en Dios: unas 40 personas la levantaron. Hoy quieren evangelizar.
La mayoría de los asistentes son de la diócesis barcelonesa, pero muchos han llegado de otras regiones. Los sacerdotes se reunieron antes, por la mañana, en el Monasterio de Valdonzella, donde se palpó entusiasmo e ilusión. Ya por la tarde, en La Salle Bonanova, se sumaron laicos, por lo general representantes de parroquias que ya han empezado procesos de renovación evangelizadora o que van a empezarlos.
«Han venido muchísimos sacerdotes y sin que nadie se lo reclamara», explica a ReL el obispo auxiliar David Abadías entre las butacas del auditorio clásico. «A veces, se organizan cosas diocesanas con ‘obligación de ir’. Esto no tiene nada que ver, a ninguno se le pedía, y han venido muchos sacerdotes y muy ilusionados«. A su lado, Joan Obach, párroco de Sant Vicenç de Sarrià, destaca la juventud y empuje de muchos sacerdotes y que vengan acompañados de colaboradores. Llega Santiago Pons, decano de la Facultad de Teología de Valencia e impulsor del proyecto Parroquias Renovadas, que ya calculó que hay más de 200 parroquias en España que pueden servir de orientación de como es una parroquia así. ¿Hay más en Valencia o en Cataluña? No sabe responder, pero le da la sensación de que en Cataluña hay más conciencia de que ‘hay que cambiar las cosas’.
En la primera fila, el cardenal Omella saluda a fieles y parroquianos, y luego a Héctor Pérez Villarreal, obispo auxiliar en la gigantesca Ciudad de México, uno de los ponentes. En la segunda se sientan vicarios de evangelización o de pastoral de varias diócesis españolas, entre ellos Jesús Úbeda, de la diócesis de Getafe, que en Conferencia Episcopal es uno de los impulsores del Área de Primer Anuncio. Está también Emili Marlés, párroco en Sant Pere d’Octavià (el antiguo monasterio) en Sant Cugat, que es el sacerdote que insistió en traer LifeTeen a España. Uno sospecha que entre los voluntarios y jóvenes en la sala, hay muchos que recibieron LifeTeen hace ya diez años.
Para empezar, alabanza
Hay conciencia de que no es un evento sólo para Cataluña. Empieza con dos canciones de alabanza, ambas en castellano, con el grupo Tuyo. La primera, ¡Tú, el Único Rey’, con los asistentes sentados. Para la segunda, pidiéndoles que se pongan en pie y citando al Rey Josafat, que acudió a la guerra con los cantores por delante cantando «Alabad al Señor, su misericordia es eterna» y ganó la batalla sin pelear. «También nosotros debemos entender que la lucha por evangelizar, en realidad, es del Señor, cuando Él es lo primero, el resultado es distinto», exhortan. Las canciones son fáciles de melodía, aunque poco conocidas y no fáciles de entonar.
En esta ocasión asisten al congreso unas 750 personas, incluyendo 150 sacerdotes.
Los presentadores del evento son voluntarios, un seminarista que durante años no creía en Dios ni iba a la iglesia y una joven de San Carlos Borromeo, del barrio de Gracia de Barcelona. La entidad organizadora, oficialmente, es la delegación diocesana de Anuncio de la Fe (léase, mosén Bruno Bérchez y su equipo). Pero con apoyo económico de Porticus, la misma fundación que financió el estudio de Parroquias Renovadas en Valencia.
El problema a afontar
El problema a afrontar es claro: la gente no se acerca mucho a las parroquias, y los que se acercan a menudo se encuentran atascados en absurdas reuniones. «Yo llego con toda ilusión como seminarista a una parroquia, con ganas de evangelizar, y, en una parroquia donde 10 van a misa, me encuentro 19 en una reunión parroquial debatiendo durante horas el lema del Adviento, con votaciones y enmiendas», señala el joven presentador. Berta, la otra presentadora, plantea su situación: «¿Cómo invito a mis amigos no creyentes, que no entienden el lenguaje, que no les engancha lo que ven si vienen?»
Bruno Berchez plantea la realidad de inicio: «Muchos han salido de la Iglesia y no quieren volver. Otros, no vienen aunque pasan ante la puerta. Este es un congreso para aprender unos de otros, para ser verdadera Iglesia en salida, porque no se puede ser iglesia en salida en solitario».
«El Congreso se llama ‘Inspira’, porque nos inspiramos del otro, pero no es el congreso ‘Copia’: a la hora de aplicarlo, has de pensar que cada parroquia y experiencia es distinta. El cardenal y los obispos nos han acompañado y guiado y ahora es el congreso de todos. Os aconsejo disfrutad, escuchad todo lo que el Señor os quiera inspirar y soplar, sed esponjas dispuestos a dejarse empapar, como decía el obispo Toni Vadell. Y no tengáis miedo: cuando Dios pone una inspiración, Él pone también los medios para que tarde o temprano llegue a ser una realidad. Fiaros de Él», animó. Y rezó una oración breve y directa al Espíritu Santo: «Ven e inspira en cada uno lo que quieres para nuestras parroquias».
La experiencia de México
Héctor Pérez fue consagrado obispo auxiliar de México DF en 2020, tres días antes de que el confinamiento por pandemia cerrara el país. Durante el confinamiento él y otros muchos clérigos sufrieron viendo morir sacerdotes (murieron 60, seis en un solo día) y sufrir al pueblo, pero también pudieron pararse a pensar en los cambios necesarios en una diócesis con 5 millones y medio de habitantes. Con el padre Lozano, vicario de Pastoral, afrontaban la renovación pastoral de todas las parroquias.
Héctor Pérez Villarreal fue consagrado obispo auxiliar de México DF en 2020.
«Hoy parece que a todo le has de poner el apellido sinodal, hacer un padrenuestro sinodal, una catequesis sinodal… pero al final eso degrada la palabra. La sinodalidad está en Lumen Gentium 12, en el sensus fidelium, y en el capítulo 9, con el pueblo ungido por el Espíritu. Cristo va delante y la Iglesia sigue a Jesús. El Espíritu Santo se nos da es para cumplir la misión de Jesús. Sinodalidad es aprender a escucharnos, porque a nadie el Espíritu Santo le da todos los dones de la Iglesia. Es escuchar, es discernir (que no es negociar), es decidir (porque no es una democracia, se decide con la jerarquía), es comprometerse (con lo decidido, con el Espíritu, que es quien lleva el proceso) y es alegrarse. La Sinodalidad es para la misión, para ser más fieles a Jesús», explicó el obispo mexicano. Los cambios pastorales deben responder a una pregunta: «¿este cambio, esta novedad, nos hace ser más fieles en la misión de Cristo, o no?»
El padre Lozano insistió en la necesidad de partir de la escucha. «Pregunta a tus nietos por qué no van a la iglesia. Escuchemos todos: ante las culturas diversas, el ateísmo y anticlericalismo, temas de género e inclusión, situación postpandemia, crisis en los medios sobre abusos sexuales… Escuchemos a la comunidad eclesial: cómo alcanzar a los jóvenes, cómo sienten el cambio de párrocos, escuchar al Papa, conocer a esos líderes laicos eternos. Atendamos no solo lo malo, sino que tenemos que conocer también los dones que Dios ha dado a los fieles.
Siguiendo al cardenal Aguiar de México, propuso 3 líneas:
1) Espiritualidad de comunión con todos: «Cristo luchó por todos, el que no quiso entrar ya fue su culpa», dijo;
2) Método pastoral sinodal: encaja con el «nuevo ardor y nuevos métodos» que pedía Juan Pablo II, porque el ardor nace con mayor comunión y la escucha ya es un nuevo método;
3) Y la conversión pastoral: que busca llegar a cada persona, y a la vez transformar la comunidad parroquial.
En México DF, explicó, ahora se busca:
– privilegiar y facilitar el actuar de los laicos;
– que los consejos parroquiales sean evangelizadores, que busquen algo nuevo evangelizador por hacer («si puedes dejar tu bolso en el banco para ir a comulgar, malo; significa que tu parroquia es demasiado estable y predecible, no hay gente nueva y dudosa»);
– asambleas parroquiales con todos los fieles, que ayuden a discernir (aunque sea una al año);
– métodos de consenso y discernimiento;
El obispo Héctor detalla lo que hicieron en México DF: decidieron visitar las 420 parroquias en persona, cada una recibiría un obispo auxiliar o al cardenal, durante un día, que hablaría con los fieles, no solo con el consejo parroquial; los obispos visitaban las calles, bendecían autobuses. «Se asustaban cuando decíamos: queremos reunirnos con los jóvenes. Pero si se anunciaba, aparecían jóvenes: en 380 de las 420 acudieron al menos 10 jóvenes, y se les escuchaba».
Además, los medios de comunicación y las redes sociales católicas se hacían eco, y los comentarios en Internet eran positivos: a la gente les gustaba que su pueblo o barrio recibieran una visita del obispo. ¿Resultados? Consta que regresó un número de fieles, se fortalecieron procesos, los laicos ganaron más responsabilidades, se extendió un lenguaje común y se impulsaron algunas vocaciones.
Empezó con dos canciones de alabanza, ambas en castellano, con el grupo Tuyo.
«Confíen ustedes en que la parroquia sí es capaz de transformarse, puede hacer presente la vida en Cristo», dijo Lozano. Y el obispo Héctor finalizó diciendo: «Hay que tener una Iglesia que encienda los corazones de los fieles y los convenza que ser bautizados es ser misioneros. Durante siglos no se nos dijo eso con claridad. La misión de todos, sacerdotes y laicos, dice Lumen Gentium 12, es ser ungidos por el Espíritu para continuar la misión de Cristo».
Cuando Occidente no es «valle de lágrimas»
En el mundo hay mucha gente que sufre, hay guerras y dolor, pero en Occidente eso suena lejano. Para la mayoría de los europeos, la vida ya no es un valle de lágrimas breve, sino un gran parque de atracciones y entretenimientos. Así lo expuso el sacerdote italiano Armando Matteo, profesor de la Urbaniana y subsecretario en el Vaticano en Doctrina de la Fe. Autor del libro Convertir a Peter Pan (Editorial Centro Pastoral Litúrgica), explicó que la Iglesia Católica, que durante siglos se organizó para consolar y acompañar a gente que enfrentaba la muerte con frecuencia, la pobreza y vidas breves, ahora se encuentra un público muy distinto en Occidente,
La Iglesia quiere que todos se enamoren de Jesús, que tiene algo importante para la vida de cada uno. Pero la gente está distraída enamorada del mundo, con pizzerías y cervecerías y Peter Pan como santo; gozar siempre, nunca envejecer, volcarse en la cosmética (que en pandemia vendió un 30% más), negarse a aceptar que ya tienen una edad, pensar que nunca morirán. Sólo cuando muere un hijo, un pariente o en grandes problemas se paran a pensar o entran en un templo. Y no pasa mucho.
«Para llegar al hombre de hoy hay que pasar del cristianismo del luto y el consuelo al del gozo y la fraternidad y la belleza. Esta es la propuesta que hago», resumió.
La experiencia de la acogida
Aunque el Congreso busca una Iglesia en salida, que sale a buscar a los alejados, también quiere que las parroquias trabajen bien en su acogida. Habló una joven llamada Lidia Tarrés, bautizada hace pocos años. «Ni mis padres ni mis amigos eran creyentes, yo estaba sin bautizar. Un día paseando entré en Santa María del Mar, escuché la misa, me gustó la música, me sentí bien y decidí repetir cada sábado noche. Los cantos me emocionaban y era un rato de paz y oración. Sentí algo que me atraía. Para entenderlo mejor, contacté con otra parroquia: me daba pereza ir allí, pero en la primera sesión encontré una antigua profesora mía, yo no sabía que era creyente. Era parroquiana allí y en Santa María del Mar. Ella me presentó a todos y me invitó a todo en ambas parroquias. Me bauticé un año después, hice la confirmación, me impliqué en Acción Católica y hoy acompaño a niños y jóvenes. Yo me había sentido llamada por Dios, pero pude hacer todo esto, por la gente que me acogió y acompañó».
Así, la Iglesia en salida debe ser también iglesia capaz de invitar, acoger y acompañar en la madurez. Inspira busca equipar, o al menos inspirar a ello, y en su web propone 10 parroquias de España donde acudir a «inspirarse» que acuden al Inspira a contar su experiencia:
– Diócesis de Tarrasa: el Monasterio de Sant Cugat y las parroquias de Montornès;
– Diócesis de Madrid: San Ramon Nonato y San Clemente Romano;
– Diócesis de Lérida: la unidad pastoral el Pilar y Santa María Magdalena;
– Diócesis de Jaén: Cristo Rey y Santa Isabel;
– Diócesis de Getafe: San Martín de la Vega;
– Diócesis de Valencia: Sant Jaume de Moncada;
– Diócesis de Sant Feliu: Sant Joan Baptista.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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