En su homilía de Pentecostés, el Papa León XIV exhortó a dejarse transformar por el Espíritu Santo, que lleva a la conversión y«abre las fronteras» del corazón, de las relaciones humanas y de los pueblos. Denunció el individualismo, la violencia y los nacionalismos excluyentes, y pidió construir una Iglesia fraterna y un mundo renovado en el amor y la paz.
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