21/12/2024

El historiador López Teulón responde a «El País»: la persecución religiosa de 1936 fue un genocidio

El pasado 14 de diciembre el diario El País y su periodista de la sección de Nacional Ángel Munárriz (1980) publicaba este artículo que aquí puede leerse:

Anatomía del horror: las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936

El periodista se hace eco de un estudio de cuatro politólogos: Paloma Aguilar, de la UNED; Ignacio Sánchez-Cuenca y Francisco Villamil, de la Universidad Carlos III; y Fernando de la Cuesta, de la Universidad Complutense. Sus averiguaciones están recogidas en un artículo titulado publicado en inglés Mobilization capacity and violence against local leaders: Anticlerical violence during the Spanish Civil War, financiado por la Secretaría General de Memoria, que se ha publicado en Comparative Political Studies, donde aseguran haber resumido más de diez años de trabajos.

Ya ayer en Infocatólica ha respondido Ricardo Ruiz de la Serna: La persecución religiosa como «estrategia».

Y el mismo día del artículo de El País, el magnífico blog Contando Estelas publicó una respuesta con todo lo que yo podría decirles… Le agradezco la respuesta inmediata y la claridad del discurso: ¿’El País’ acusa, sin querer, a la izquierda de cometer genocidio en la Guerra Civil Española?

Para los que no se hayan enterado…

El veterano periodista Miguel Ángel Aguilar ha tenido que esperar a sus 80 años para afirmar que «desde hace ochenta y ocho años hemos permanecido vilmente engañados por la propaganda fascista que nos ha venido impidiendo el conocimiento de ‘las razones ocultas de las matanzas de clérigos de 1936’. Así ha sido hasta que se han difundido las revelaciones aportadas por una investigación…» [de la que hablamos].

Qué pena, ¿no? Llegar al final de la vida y seguir confundido. Encima pensando que te aclaras… Creo que Elentir -que es el autor del blog Contando estelas– acierta definitivamente cuando desmonta toda la tesis de los cuarenta folios de este peculiar estudio al afirmar que «el estudio permite acusar de genocidio a los autores de los crímenes«: «Lo más significativo viene en este párrafo publicado en esa noticia de El País: ‘Mientras las explicaciones anteriores se han centrado en el odio (…) y en la presencia de milicias, demostramos que lo primero no es suficiente y lo segundo solo está correlacionado [con la violencia] cuando existen objetivos estratégicos‘, concluyen los autores del estudio, que señalan que matar religiosos era ‘dejar parcialmente sin líderes’ a algunos grupos críticos y detectan un ‘sistemático patrón de violencia’.

»Así pues, en su afán por ‘razonar’ esa violencia anticatólica, nos están diciendo que esto no fue obra de ‘incontrolados’, sino un plan estratégico para descabezar a la Iglesia católica, a la que veían como una enemiga a destruir. Con eso, tanto los autores del estudio como el diario El País le hacen un flaco favor a la izquierda, ya que decapitar a la élite enemiga fue, por ejemplo, uno de los motivos de la masacre de Katyn perpetrada por los soviéticos en 1940.

»Sostener la existencia de una estrategia para eliminar físicamente a un colectivo social es algo que se ajusta a la definición de crímenes de genocidio plasmada en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, cuyo artículo 6 tipifica de esa forma ‘los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal’, citando, en primer lugar, la matanza de los miembros del grupo».

Jóvenes religiosos de familias pobres

De 292 sacerdotes asesinados de la archidiócesis de Toledo, solo una veintena destacaron en el campo social y político. Por favor, seamos serios… ¡Es tan fácil desmontar un estudio para el que estos cuatro politólogos han dedicado diez años! Se les debería de pedir a ellos, como a los historiadores, neutralidad. Pues en este blog, abierto hace catorce años, les ofrezco 2.430 entradas para desequilibrar su información tendenciosa…

Por ejemplo, el caso de los 51 mártires claretianos de Barbastro, beatificados en 1992, por centrarnos en un grupo y hacer una estadística, que es tipo de mucho de lo que sucedió.

Los beatos mártires claretianos de Barbastro eran miembros de una comunidad formativa que el 20 de julio de 1936 estaba integrada por 9 sacerdotes, 39 estudiantes próximos a la ordenación sacerdotal y 12 misioneros hermanos. Total, 60 miembros. Murieron dando testimonio de su fe 51 de ellos. Los 9 sacerdotes formadores, 37 estudiantes de teología y 5 hermanos. Siete de los hermanos no alcanzaron la palma del martirio porque estaban fuera de casa y a dos estudiantes, por ser argentinos, les dejaron libres. La inmensa mayoría eran, pues, jóvenes cuya edad oscilaba entre 21 y los 25 años. A pesar de su juventud, fueron capaces de estar «a la altura» de su vocación y de las «circunstancias trágicas» que se les presentaron.

Afirma uno de los cuatro politólogos -Francisco Villamil- que los clérigos “no eran vistos como civiles puros, sino como figuras con capacidad de movilización, lo que apunta al carácter estratégico de la violencia”. ¿En serio que estos jóvenes eran peligrosos… o lo eran porque iban a predicar el Evangelio desde los púlpitos y eso no se podía permitir?

Estos son sus nombres y edades (según la fecha de martirio):

2 de agosto de 1936

P. Felipe de Jesús Munárriz Azcona (61 años) [no sé si el Munárriz que firma el artículo de El País está emparentado con él]
P. Juan Díaz Nosti (56 años)
P. Leoncio Pérez Ramos (60 años)

12 de agosto de 1936

P. Sebastián Calvo Martínez (33 años)
P. Pedro Cunill Padrós (33 años)
P. José Pavón Bueno (35 años)
P. Nicasio Sierra Ucar (45 años)
E. Wenceslao Claris Vilaregut (29 años)
H. Gregorio Chirivás Lacambra (56 años)

13 de agosto de 1936

P. Secundino Ortega García (24 años)
E. Javier L. Bandrés Jiménez (23 años)
E. José Brengaret Pujol (23 años)
E. Antolín Calvo y Calvo (23 años)
E. Tomás Capdevila Miró (22 años)
E. Esteban Casadevall Puig (23 años)
E. Eusebio Codina Millas (21 años)
E. Juan Codinachs Tuneu (23 años)
E. Antonio Dalmau Rosich (23 años)
E. Juan Echarri Vique (23 años)
E. Pedro García Bernal (25 años
E. Hilario Llorente Martín (25 años)
E. Ramón Novich Rabionet (23 años)
E. José Mª Ormo Seró (22 años)
E. Salvador Pigem Serra (23 años)
E. Teodoro Ruiz de Larrinaga García (23 años)
E. Juan Sánchez Munárriz (23 años)
E. Manuel Torras Sais (21 años)
H. Manuel Buil Lalueza (21 años)
H. Alfonso Miquel Garriga (22 años)

Urnas con los restos de los mártires de Barbastro.

15 de agosto de 1936

E. José Amorós Hernández (23 años)
E. José Mª Badía Mateu (23 años)
E. Juan Baixeras Berenguer (22 años)
E. José Blasco Juan (24 años)
E. Rafael Briega Morales (23 años)
H. Francisco Castán Meseguer (25 años)
E. Luis Escalé Binefa (23 años)
E. José Figuero Beltrán (25 años)
E. Ramón Illa Salvía (22 años)
E. Luis Lladó Teixidor (24 años)
H. Flaviano Manuel Martínez Jarauta (23 años)
E. Luis Masferrer Vila (24 años)
E. Miguel Masip González (23 años)
E. Faustino Pérez García (25 años)
E. Sebastián Riera Coromina (22 años)
E. Eduardo Ripoll Diego (24 años)
E. José Ros Florensa (21 años)
E. Francisco Roura Farró (23 años)
E. Alfonso Sorribes Teixidor (23 años)
E. Agustín Viela Ezcurdia (22 años)

18 de agosto de 1936

E. José Falgarona Vilanova (24 años)
E. Atanasio Viadaurreta Labra (25 años)

Los Mártires de Barbastro no son mártires de ocasión. Desde 1931 los sacerdotes y religiosos en España estuvieron inciertos sobre su futuro. La hostilidad y el acoso eran continuos. Conocemos los datos históricos. Los claretianos de Barbastro tenían una conciencia muy clara de que podían ser mártires y se estuvieron preparando para el martirio.

Respecto al clero de Toledo, como referencia, les ofrezco 1.800 páginas para que puedan comprobar cómo se deshacen sus tesis cuando la mayoría de los 292 sacerdotes asesinados (48% del total del clero diocesano) eran sacerdotes, párrocos de poblaciones rurales… y ¡claro que contábamos con figuras imponentes como el beato José Polo Benito! Santos, apóstoles y líderes auténticos. [Pincha aquí para descargar gratuitamente los tres tomos del «Martirologio de la Archidiócesis de Toledo».]

En fin. Que nadie se altere. Como decía Rubén Darío: ladran, luego cabalgamos. Por mucho que un octogenario nos diga, que por fin, hemos llegado al 2024 para ver la luz… nosotros sigamos hablando a nuestras generaciones de la persecución religiosa que tuvo lugar durante la Segunda República española, desde el principio hasta el final, desde el 11 de mayo de 1931 al 7 de febrero de 1939… desde la quema de conventos hasta el asesinato del últimos obispo mártir, el beato Anselmo Polanco, obispo de Teruel. No dejemos de hablar de nuestros mártires. Ellos nos contemplan desde el Cielo y nos instan a ser más auténticos en nuestra compromiso con Cristo el Señor, su Madre Purísima y nuestra Santa Madre la Iglesia.

A los politólogos y demás estudiosos… que se paseen por la obra del recientemente fallecido Luis Suárez, uno de los mejores historiadores españoles hasta la fecha. Y aunque no le perdonen a Franco ser el único vencedor del comunismo en los campos de batalla. Eso queda para los historiadores. Nosotros hablamos de mártires y de cómo su sangre regó nuestra nación para que fuese fiel a Cristo… Entiendo que son lenguajes distintos… pero por mucho estudio pagado con dinero público, no olviden lo dicho por Ortega y Gasset: «A un hecho histórico no lo fusila nadie» y menos un estudio de 40 páginas.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»