08/01/2025

ÉL NOS AMÓ PRIMERO.

En unas semanas voy a cumplir mi primer año seguido con dolor. No ha estado mal la cosa, pinzamiento cervical operado, ciática,  una esguince, rotura del húmero y doce clavos nuevos y ahora un golpe tonto en el coxis que es tonto pero levantarme o arrodillarme duele y bastante. Eso no demuestra lo sufrido que soy, sino que soy muy torpe. Pero lo cierto es que en febrero hará un año en el que en el 95% de las Misas que he celebrado (que han sido todos los días menos los ingresados), han sido con dolor. Predicar cuando te duele algo no  es fácil, pero…¿es fácil estar sin dolor al pie de la Cruz? Este pensamiento me ha llevado a celebrar con dolor y con alegría.

«Dadles vosotros de comer».

Jesús sabe que es Él el que les dará de comer, ya se compadeció de ellos cuando les vio como ovejas sin pastor. Pero quiere contar con sus discípulos, a pesar de sus limitaciones y pocas entendederas. Dios quiere contar conmigo y contigo, para hacer muy poco, pero para hacer lo que Él nos mande. Y puestos a hacerlo hagámoslo bien.

Los sacerdotes que celebrémosles bien la Misa según las rúbricas, que preparemos la predicación, que seamos puntuales al empezar y nos encomendémosles al Espíritu Santo, pues es algo que supera nuestras fuerzas, que desaparezcamos pues no merecemos ni desatarle la correa de las sandalias y sólo Jesús se luzca.

Los laicos, que lleguéis con tiempo, si es posible leáis antes las lecturas de la Misa, apaguéis el teléfono media hora al día, estéis atentos a lo que celebramos y, por supuesto -eso todos-, vayamos en Gracia de Dios.

Pueden parecer tonterías, cosas pequeñas, pero en lo pequeño se demuestra el amor grande. No vamos a Misa a demostrar que amamos a Dios, sino a agradecer que Dios nos ama. Deberíamos grabar a fuego estas palabras en nuestra alma: “Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su unigénito, para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados”.

Alguno pensará que ya estamos hablando de cosas piadosas y no de la vida, que es lo importante. Pero se equivoca. La Iglesia vive de la Eucaristía y ese amor recibido primero luego se hace vida y se convierte en Caridad que no duda en entregarse por los demás como Cristo. Si yo quiero demostrar mi amor por Cristo es muy poco, si quiero conocer el amor de Dios en mí es insondable.

Esa es nuestra esperanza, que Dios nos amó primero.

La Virgen María entendió muy bien este Misterio del amor de Dios, que ella sea nuestra maestra.