Mons. Shen Bin, obispo de Shangai, es un claro ejemplo de los frutos del acuerdo entre la Santa Sede y China, por el cual los obispos del país asiático son elegidos entre el gobierno comunista y Roma. En un seminario celebrado este mes, ha pedido al clero y los fieles que asuman los principios del Partido Comunista.
More Stories
¿Por qué los gobiernos modernos tienden a ser ateos?
Nicolás Monardes: médico, farmacéutico, padre de familia y, al final, sacerdote
El Dalai Lama prepara su sucesión y desafía a China