Francisco acaba de crear una nueva diócesis en Nigeria, con apenas 20.000 católicos y 10 parroquias. La nueva diócesis de Katsina, en el norte de Nigeria (de mayoría musulmana), tiene 29.000 kilómetros cuadrados y 9,7 millones de habitantes, de los que sólo 19.000 son católicos. Su catedral está dedicada a un santo hispano: San Martin de Porres.
Se trata de otro ejemplo del crecimiento de la Iglesia en África. En agosto, el Papa creó la diócesis de Koumra en Chad (11 parroquias, 70 escuelas católicas, 124.000 fieles). Antes erigió otras dos también en Nigeria (Wukari en 2022 y Aguleri en 2023) y en julio de 2023 la de Wote en Kenia (1 millón de habitantes, casi el 40% católicos, 30 parroquias).
Una Iglesia que no deja de crecer
Es innegable el dinamismo de la Iglesia en África. Al empezar el siglo XX, sólo 1 de cada 10 africanos era cristiano (de cualquier denominación). Pero, ahora, en 2020, son cristianos casi la mitad de los africanos. Puedes leer aquí el artículo de ReL: «8 fuerzas que en pocos años pueden hacer de África el futuro de la Iglesia«.
La Iglesia principal de la nueva diócesis está dedicada a San Martín de Porres.
Del total de católicos en el mundo, los africanos son 180 millones. Las cifras nunca son exactas ni actualizadas en África, pero se calcula que 1 de cada 6 o 7 católicos son africanos. Para 2050 (solo faltan 17 años) probablemente serán un 25%, o incluso un 33% de los católicos del mundo.
En zona de persecución
Independiente desde 1960, tras la colonización británica, Nigeria es el Estado más poblado de África, con más de 200 millones de habitantes, y con aproximadamente el mismo número de cristianos que de musulmanes. Es un Estado muy diverso, con distintas regiones geográficas que van desde el Golfo de Guinea hasta el Sahel, y con más de doscientos grupos étnicos.
Su situación es extremadamente difícil: aunque Nigeria posee recursos petrolíferos y una situación comercial ventajosa (el puerto de Lagos es el centro neurálgico de África Occidental), los ingresos son acaparados por una opulenta élite, mientras que la mayoría de la población vive en la pobreza y sobrevive gracias a la economía sumergida. Las infraestructuras son deficientes y la economía está estancada mientras la población se dispara.
La independencia de Nigeria está marcada por el predominio demográfico de tres grupos étnicos: los igbos, predominantemente cristianos en el Sureste, los yorubas cristianos, musulmanes y animistas en el Suroeste y los fulani, presentes en el Norte y predominantemente musulmanes. El intento de independencia de los igbos, cuyo territorio contiene la mayor parte de los recursos petrolíferos, desencadenó la sangrienta guerra de Biafra entre 1967 y 1970. Desde entonces, Nigeria ha alternado los golpes militares con la instauración de una frágil democracia, al tiempo que veía crecer sin cesar el número de Estados federados y su autonomía.
Estos diversos males afectan a toda la población nigeriana. Pero los cristianos de Nigeria también se ven amenazados por el islamismo. Aunque Nigeria está dividida de muchas maneras, una de las principales divisiones geopolíticas es entre el Norte, de mayoría musulmana, y el Sur, de mayoría cristiana.
Mapa religioso de Nigeria: en marrón de distintas intensidades, la proporción de población musulmana.
La persecución de los cristianos se concentra en el norte de Nigeria. La más visible es la de los grupos yihadistas. Estos han arraigado en Nigeria con el paso a la lucha armada del grupo Boko Haram, que puede traducirse como «la educación occidental es un pecado».
Boko Haram y el Estado Islámico llevan ensangrentando el noreste de Nigeria desde 2015. Aunque los grupos yihadistas tienen como objetivo a todos los nigerianos, ya sean cristianos o musulmanes, hay una diferencia en la naturaleza de su proyecto: mientras que, según su lógica, los musulmanes que no se adhieran a él deben morir o unirse a ellos, a los cristianos no se les permite vivir en los territorios por ellos controlados.
Los enfrentamientos entre pastores y agricultores constituyen una segunda amenaza para los cristianos. El calentamiento global y el crecimiento demográfico han llevado a los pastores nómadas, principalmente fulani en el Norte, a ampliar sus rutas de trashumancia cada vez más hacia el sur, invadiendo tierras agrícolas. Esto ha provocado enfrentamientos y conflictos.
Aunque los motivos son principalmente económicos, también tienen una dinámica étnica y religiosa, con pastores pertenecientes a grupos étnicos casi exclusivamente musulmanes en el norte profundo y agricultores sedentarios pertenecientes a grupos étnicos menos numerosos y a menudo cristianos.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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