En realidad, más bien debería decirse: «Roma está en silencio, la confusión es general».
El cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general del próximo sínodo sobre la sinodalidad, declaró a la agencia alemana Katholische Nachrichten-Agentur, el 2 de febrero, que la enseñanza actual de la Iglesia sobre la homosexualidad es «errónea» y que el «fundamento sociológico-científico» de esta enseñanza que la condena ya no es correcto. Y Roma está en silencio.
Monseñor Georg Bätzing, obispo de Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, afirmó en el diario Bunte, el 3 de marzo, que las relaciones entre personas del mismo sexo están autorizadas y no constituyen un pecado, y que el catecismo debería modificarse parcialmente. Y Roma sigue en silencio.
El cardenal George Pell señaló el 11 de marzo en la televisión católica alemana K-TV, que había pedido a la Congregación para la Doctrina de la Fe «intervenir y juzgar» este «rechazo total y explícito» de la enseñanza moral de la Iglesia.
Pero el 30 de marzo, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Frisinga, declaró al semanario Stern: «La homosexualidad no es un pecado. Y es un comportamiento cristiano cuando dos personas, sin importar su género, se defienden mutuamente, en la alegría y en el dolor». Y Roma sigue en silencio.
Pero Roma no siempre calla, sabe hablar de los migrantes, del ecosistema amazónico, y hoy más particularmente del sínodo sobre la sinodalidad donde se hablará mucho y se dialogará todavía más…
«He visto muchos capítulos,
Y así sucede siempre en los consejos y reuniones…
Si se necesita discutir y deliberar,
Los asesores vienen en masa.
Sin embargo, si es necesario hacer algo,
¡No se cuenta con nadie!» [1]
Más que un sínodo «plural» y un diálogo «consensuado» con el mundo, ¡es una nueva Catalina de Siena lo que la Iglesia necesita! Para exhortar ardientemente al Papa no a irse de Aviñón sino de la Roma conciliar, y que regrese a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad.
Padre Alain Lorans
[1] Jean de La Fontaine, « Conseil tenu par les rats », Fables, II, 2 (1668).
Desde el comienzo de la Cuaresma, circula entre los cardenales un memorando anónimo, con miras a la elección del próximo Papa… En él se puede leer: «Antiguamente se solía decir: Roma locuta, causa finita est, Roma ha hablado, el caso está cerrado. Hoy se dice: Roma loquitur, confusio augetur, Roma ha hablado, la confusión ha aumentado».
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