Hace décadas que Mark Merrill está posicionado como una referencia en la asesoría de matrimonios y de cómo los padres deben educar a sus hijos desde una visión firmemente cristina. Lo hace ocasionalmente a través de su colaboración en relevantes medios de comunicación como Fox, USA Today o Washington Times, pero especialmente a través de su organización Family First, y portales como All Pro Dad, donde ofrece a las familias materiales relacionados con sus los campos de actuación mencionados.
En uno de los últimos post de su blog personal, Merrill recuerda la anécdota de un conocido durante la adolescencia, que repentinamente percibió ante un semáforo en rojo que algo no iba bien. Tras percatarse de que no llevaba el cinturón de seguridad, se lo abrochó y continuó su camino solo unos metros, cuando su coche fue aplastado por un conductor bajo los efectos del alcohol. Aunque su pierna quedó destrozada, salvó la vida por una pequeña decisión aparentemente casual, como abrocharse el cinturón.
A raíz de esta anécdota, el emprendedor compara la oración en el matrimonio a la acción de ponerse el cinturón con una palabra: protección.
Tras más de 35 años junto a su mujer, Susan, Merrill admite que cada año ha estado «repleto de oración» y que «en momentos buenos y malos», la oración ha inundado su matrimonio de «paz, fortaleza y permanencia».
Aunque cada matrimonio es diferente, se muestra convencido de que su caso no es aislado, sino que cada uno necesita la protección de la oración.
Menciona siete aspectos en que esta es especialmente necesaria y cómo llevarla a cabo:
1º Es una protección contra la lujuria
Tras años de experiencia, Merrill se refiere a la lujuria como el hecho de «pensar sexualmente en los demás de una forma inapropiada«. En este sentido, menciona que una mirada distraída puede ser la puerta a comportamientos indebidos y que, frente a ello, «debemos mantener nuestros ojos y corazones puros si queremos un matrimonio próspero». Observa que rezar por mantener esta pureza es importante cuando se hace por los hijos, «pero es imprescindible» para el matrimonio: «Reza para estar unido a tu cónyuge, amarle y desearle solo a él o a ella y mantenerte comprometido en serviros mutuamente».
2º Una protección frente a malas influencias
Merrill rescata la historia de Job y los malos consejos de sus conocidos tras perder su hogar, su familia y su salud que bien podrían haberle hecho perder también a Dios. «Vigila quién está influyendo en ti y en tu cónyuge. Si notas un cambio negativo en la relación, piensa quien puede estar causando este cambio. Una de las mejores protecciones contra las malas influencias es desarrollar amistades sólidas y estrechas con otras parejas. Rezad para que Dios os las proporcione«.
3º Defensa contra la codicia
En este ámbito, cita a la escritora Jodie Berndt y su libro Rezando las Escrituras por tu matrimonio, para mostrar la concepción de que la mejor manera de hacer que la vida sea algo más que ganar dinero es verlo «como una herramienta, una prueba y un testimonio».
Consigue `Rezando las Escrituras por tu matrimonio´ de Jodie Berndt, en inglés, una referencia para Mark Merrill en su labor de asesoría matrimonial.
Como herramienta, dice Berndt, «el dinero puede utilizarse para ayudar a otros, pondrá a prueba tus prioridades y podrás utilizarlo para dar testimonio de lo que más te importa». «Habla con tu cónyuge sobre cómo se puede usar el dinero para ayudar a otros y no solo a tí mismo. Comprométete a usar el dinero para algo más que entretenerte. Esto te protegerá contra la avaricia, el acaparamiento o el uso del dinero con motivos egoístas. Reza por estar alineados en vuestra visión sobre el dinero«.
4º Las comparaciones son odiosas, y la oración protege de ellas
El asesor también observa que «siempre habrá alguien más inteligente, rico, divertido o inteligente» que uno y en el matrimonio sucede igual. Unos parece que pueden tenerlo todo, estar más unidas o ser más fuertes, pero invita a «resistir la tentación de comparar tu matrimonio con los demás». Cuando lo haces, dice, «generalmente se ve seguido de la decepción y el resentimiento. Todos tenemos nuestra propia historia y la vuestra es especial porque nadie más la conoce excepto tú y tu cónyuge. No intentes moldear tu matrimonio según el de otra persona, confía en que Dios obra en tu relación y reza para que Dios os muestre las grandes cosas de vuestro vínculo para evitar comparaciones».
5º También protege contra la ira
Aunque la ira «no tiene por qué ser mala por sí misma»; el fundador de Family First previene de que «menosprecia y daña» a uno de los cónyuges y de que los «roces» resultantes pueden dañar la relación. Por eso, recuerda la necesidad de rezar pidiendo protección ante el «impulso de arremeter contra quienes más amamos, incluso en los momentos de ira». Convencido de que incluso «es fácil hacerlo sin darnos cuenta cuando nos desahogamos», anticipa de que «cuando menospreciamos a nuestros cónyuges con ira, podemos herirlos profundamente«. Por eso, aconseja evitar «causar dolor innecesario controlando la ira». También cita de nuevo a Berndt sobre la importancia de «no quejarse nunca del propio cónyuge ante los demás» y agrega un consejo: «Pídele a Dios que te revele cualquier problema oculto o anhelo insatisfecho y lugares donde puedas necesitar su poder para sanar».
6º Protección contra el orgullo y la arrogancia
«El orgullo y la arrogancia conducen al egoísmo y en el matrimonio crean la dinámica del `yo contra ti´. Reza por tener la humildad de ver cada episodio de su matrimonio a través de los ojos de su cónyuge. Cuando nos volvemos orgullosos y arrogantes, eliminamos todos los puntos de vista opuestos. Cuando puedes ver la perspectiva de tu cónyuge, y no sólo la tuya, creces en tu capacidad para adaptarte el uno al otro».
7º Protección contra la pereza
En último lugar, invita a los lectores a ser «activos» a la hora de «evitar que los matrimonios se vuelvan perezosos». Por eso, agrega, «no esperes a que tu cónyuge haga planes. Sugiérele un lugar al que ir para una cita, planifica una escapada, piensa en actividades para hacer juntos… Si tienes problemas para conseguir ideas o por falta de inspiración, reza. Reza para que Dios te revele actividades que eleven a tu cónyuge».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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