Si hubiera un país llamado «crecimiento de católicos en el siglo XXI», tendría más población que Estados Unidos, y sería el tercer mayor país del mundo, superado solo por India y China.
En el año 2000, había 1.050 millones de católicos. En 2022, según acaba de publicar el Anuario Pontificio y L’Osservatore Romano, eran 1.390 millones.
Así, en apenas 22 años, en lo que llevamos de siglo la Iglesia ha crecido en un tercio, o en 340 millones de fieles (Estados Unidos tiene 336 millones de habitantes).
En concreto, de 2021 a 2022, la Iglesia ganó 14 millones de fieles: es el equivalente de un país como Guinea, o como Ruanda, o como Benín.
Es como toda la población sumada de Cataluña y la Comunidad Valenciana. Y es el crecimiento de un solo año.
Una cosa que crece en 15 millones más cada año
Como media, en lo que llevamos de siglo, la Iglesia gana cada año 15 millones de fieles, independientemente de los escándalos clericales, pandemias, o de los éxitos o errores de papas y obispos. Creciendo en unos 15 millones de nuevos católicos al año, es como si anualmente la Iglesia recibiese el equivalente de población de un país entero como Chile o Holanda.
La media daría un crecimiento de 42.000 católicos más cada día (el equivalente diario a ciudades como Vic, Soria o San Fernado de Henares).
Por un lado, el Evangelio tiene su atractivo. Por otro, la demografía tiene su inercia.
La inmensa mayoría de esos «nuevos católicos» del siglo XXI son niños, adolescentes y algunos veinteañeros nacidos en familias católicas pobres de África, Asia y América Latina.
Pero no siempre serán pobres, y tarde o temprano la inmensa mayoría tendrá su propio teléfono móvil, y casi todos entrarán en Internet.
La Iglesia del siglo XXI tiene muchos retos y problemas, pero una empresa o movimiento que tiene un tercio más de adherentes que hace dos décadas no es una entidad moribunda.
Festival en la Escuela Secundaria Canossa en Tanzania en 2021; cuando hablamos de que la Iglesia crece sin cesar, hablamos de escuelas llenas de niños en África que requieren ayuda para su escolarización.
Muchos más fieles… pero casi los mismos curas
Quizá su problema es precisamente de éxito: cuesta atender a tanta gente, que cada vez pide más atención personalizada (porque cada vez hay más competencia: otros credos, y a menudo la mera vida mundanal y sus distracciones).
En el año 2000 la Iglesia Católica tenía 405.178 sacerdotes: como media, cada uno tenía que atender 2.600 católicos.
En el año 2022, la Iglesia, según los datos ahora difundidos, tenía 407.730: como media, cada uno tendría que atender 3.400 católicos.
O dicho de otra forma: hay un tercio más de católicos que en el 2000, pero casi la misma cantidad de sacerdotes (además, más envejecidos), así que cada uno tiene un tercio más de fieles que atender (estadísticamente). Evidentemente, en América y África la proporción es mucho peor: muchos más fieles, muchos menos sacerdotes.
Se puede aducir, con razón, que no todos los católicos son devotos: muchos no asoman la cabeza por la parroquia, muchos son niños de pecho, muchos solo acuden a un par de misas al año.
Pero incluso si sólo 1 de cada 100 «nuevos» católicos fuera fervoroso, devoto y militante, la Iglesia ganaría 150.000 cada año. Y de todos los idiomas y culturas. E, insistamos, con Internet.
Un movimiento en expansión pero ¿unificado?
Nunca ha habido en la historia de la humanidad un movimiento tan grande y con tanto acceso tecnológico a la conexión y coordinación. Y, a la vez, en la Iglesia Católica se habla como nunca de división y caos (véase la interpretación que cada obispo hace por su cuenta de Fiducia Supplicans, por ejemplo).
Por otra parte, no todo son bautizos de bebés: en los dos últimos años también aumentan los bautizos de adultos, en EEUU, en Australia, en Francia… Hay un cierto estancamiento en Corea y otros puntos de Asia, pero siguen siendo bastantes. En muchos casos no son bautizos: son cristianos de otras confesiones que se hacen católicos.
En Estados Unidos, en ocho años, de 2005 a 2012, un millón de adultos se hizo católico: 6 de cada 10 ya estaban bautizados en otras denominaciones. El ritmo bajó en años posteriores, aunque ha subido en 2023 y 2024. Hay que tener en cuenta que la mayoría de esos bautizos son para fundar familias jóvenes, familias que enseguida van a tener hijos, o ya los tienen y les quieren educar en clave católica.
Cada país tiene sus peculiaridades, pero a nivel mundial el reto está claro: la Iglesia crece con 15 millones de bautizados más cada año, y el número de nuevos sacerdotes es escaso (también hay numerosas renuncias y secularizaciones). La Iglesia va a tener que organizarse de otras formas para responder al nuevo contexto.
África es la que más crece; cada vez menos religiosas
Más datos del Annuarium Statisticum Ecclesiae sobre 2022 que publica L’Osservatore Romano:
– el número de fieles aumentó un 1% respecto al año anterior (ya comentamos que cada año oscila entre 12 y 16 millones);
– África pasa de 265 millones a 273 millones: con 8 millones más de fieles, allí se da la mitad del crecimiento mundial;
– América y Asia aumentan moderadamente, un 0,9 y un 0,6% respectivamente (es el mismo ritmo que su natalidad general);
– Europa mantiene congeladas sus cifras: 286 millones de católicos, tanto en 2021 como en 2022;
– hay 13 obispos más: 5.340 en 2022 frente a los 5.353 que había en 2021;
– desde 2012, el número de sacerdotes va bajando: en 2022 había 142 menos que en 2021;
– el número de religiosos bajó en 360: de 49.774 en 2021 a 49.414 en 2022;
– el número de religiosas bajó mucho, casi 10.000 menos (9.730 menos), al pasar de 608.958 a 599.228.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
More Stories
Juez de Washington impide mostrar fotos de niños que sobreviven a un aborto y se les deja morir
Soledad, bulimia, TOC, adicción… ¿Pueden sanar en Navidad? 5 consejos de fe de la psicóloga Calleja
Aceptar la transexualidad de los hijos será un factor clave en California para obtener su custodia