27/12/2024

En la apertura del Sínodo, Francisco llama a que la Iglesia «no deje que el mundo dicte su agenda»

Durante la mañana de este 4 de octubre ha tenido lugar en San Pedro del Vaticano la misa de apertura del Sínodo de la Sinodalidad. Presidida por el Papa Francisco, también acudieron los nuevos cardenales creados en el consistorio del pasado 30 de septiembre.

Tras la lectura del Evangelio, Francisco advirtió de que en el Sínodo que comienza este miércoles «no sirve una mirada inmanente, estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas», en referencia a los «permisos» que dará o puertas que «abrirá».

Según el pontífice, no consiste en celebrar «un plan de reformas», sino que «el protagonista es el Espíritu Santo» y se pretende «caminar juntos con Jesús», con «una mirada que bendice y acoge».

Respecto a la bendición, llamó a la Iglesia a no «desanimarse» ante «las olas a veces agitadas de nuestro tiempo». La invitación del Sínodo, continuó, es a «ser una Iglesia que no busca escapatorias ideológicas», que «no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas»  y que «no deja que el mundo le dicte su agenda«.

Entre esas «olas agitadas» se encuentran unos «desafíos y problemas» que la Iglesia no debe afrontar «con espíritu de división y de conflicto» sino volviendo «los ojos a Dios, reconociéndolo como único Señor».

«Le pertenecemos a Él y la única razón de nuestra existencia es llevarlo a Él al mundo. No queremos glorias terrenas, quedar bien a los ojos del mundo, sino llegar a él con el consuelo del Evangelio para testimoniar mejor el amor infinito de Dios», subrayó.

Citando a Benedicto XVI, Francisco aclaró que la «principal tarea» del Sínodo es «volver a poner a Dios en el centro».

El Papa citó las palabras de Benedicto XVI al Sínodo de los Obispos de 2012, cuando tras afirmar que «Dios ha hablado, ha roto el gran silencio» planteó «cómo hacer llegar esta realidad al hombre de hoy para que se convierta en salvación». Un mensaje que, según Francisco, supone «la cuestión fundamental» y «principal tarea del Sínodo, volver a poner a Dios en el centro«.

«Cómo quiere Jesús a Su Iglesia»

De esta forma, expresó algunas notas que explican «cómo quiere Jesús a Su Iglesia: busca estar unida y ser fraterna, escucha y dialoga; bendice y anima, ayuda a quienes buscan al Señor, sacude saludablemente a los indiferentes, pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente«, aclaró.

También llamó a que los  «nuevos desafíos culturales y pastorales» se traten «con una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo» y ser «una Iglesia que acoge, no con las puertas cerradas».

«En el diálogo sinodal, en esta hermosa `marcha en el Espíritu Santo´, podemos crecer en la unidad y en la amistad con el Señor para observar los retos actuales con su mirada [para convertirnos] en una Iglesia que no impone cargas y repite `vengan todos los que están afligidos y agobiados. La Iglesia de las puertas abiertas a todos, todos, todos«, expresó.

«Tentaciones peligrosas»

Antes de concluir, renovó su llamamiento a «caminar juntos, humildes, vigoroso y alegres». 

Frente a las «dificultades y los retos» anunciados, invitó a ofrecer «la mirada de Jesús que bendice y que acoge, que nos libra de caer en tentaciones peligrosas«.

Entre ellas, destacó las de «ser una Iglesia rígida, una aduana que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma».

Unas 464 personas, entre especialistas, teólogos, invitados y padres y madres sinodales con derecho a voto acudirán a las sesiones de la primera asamblea general del Sínodo de la Sinodalidad. 

Del mismo modo, también invitó a seguir el Sínodo como un recordatorio de que la Iglesia «tiene siempre necesidad de purificación» y de «ser reparada»: «Todos nosotros somos un Pueblo de pecadores perdonados, siempre necesitados de volver a la fuente, que es Jesús, y emprender de nuevo los caminos del Espíritu para que llegue a todos su Evangelio».

Despeja «temores»: «Es una convocatoria del Espíritu Santo»

Por último, llamó a suavizar las expectativas sobre el Sínodo cuya primera asamblea comienza este miércoles y finaliza el próximo 29 de este mes. La segunda sesión del mismo tendrá lugar exactamente en un año, en octubre de 2024, en lo que es una ampliación anunciada en octubre de 2022 «para que los frutos del proceso sinodal alcancen su plena madurez».

Otro de los cambios es el de la localización de las sesiones de la Asamblea General del Sínodo: tendrán lugar en el Aula Pablo VI, y no en las aulas sinodales, como estaba previsto en un principio, debido al gran número de participantes: 464 personas acudirán entre especialistas, teólogos, invitados y los 365 padres y madres sinodales con derecho a voto.

«Si el Pueblo santo de Dios con sus pastores, provenientes de todo el mundo, alimentan expectativas, esperanzas e incluso algunos temores sobre el Sínodo que comenzamos, recordemos una vez más que no se trata de una reunión política, no es un parlamento, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión», concluyó Francisco.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»