El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y la Delegación de Juventud de la archidiócesis de Madrid fueron los anfitriones, en el espacio artístico O Lumen (de los dominicos madrileños) del Primer Encuentro de Evangelizadores Digitales #ashtag_Madrid
No está claro si es la primera vez que un obispo español organiza un encuentro específico de «evangelizadores digitales» en su diócesis, pero parece casi seguro que es la primera vez que lo hace un cardenal español, y es la primera vez en Madrid,
Acudieron unos 80 evangelizadores, instagrammers, youtubers, influencers, responsables de apps y webs, tiktokers y periodistas digitales, incluyendo unos 15 sacerdotes, algunos de ellos activos en redes sociales, otros ligados a pastoral juvenil. No todos eran de Madrid, algunos visitantes llegaron de otras diócesis, como Valencia.
Oración y reconocimiento de errores
La cantante y youtuber Paola Pablo, dominicana que lleva 9 años en España, dirigió un primer momento de oración, con música, y reflexionando sobre el pasaje del buen samaritano. Todos sus personajes tienen plasmación hoy en los caminos digitales: los bandidos que asaltan a la gente, los que pasan de largo, los que paran a ayudar…
Paola Pablo oró y cantó pidiendo el perdón de Dios sobre los pecados y errores de los evangelizadores digitales.
La oración incluía una petición de perdón a Dios por perder los nervios, los modales y a veces la fraternidad entre evangelizadores. Entre los asistentes había gente que ha chocado en redes, incluyendo sacerdotes que, desde sus blogs o webs, se acusaban de dar mala doctrina uno, o de ser rigorista el otro (los que dan mala doctrina suelen acusar de rigoristas a los que se lo señalan). Las dos canciones fueron ambas de origen carismático: Vine a adorarte (versión española de Here I come to worship, de Hillsong) y una popular canción a la Virgen María de la cantante Athenas.
Consejos prácticos del padre Joaquín
Dio sus consejos prácticos el padre Joaquín, de la parroquia de San Clemente Romano, una de las más activas y renovadas de Madrid. Le siguen 57.000 personas en su cuenta joaquinconp en Instagram.
«Llevo en Instagram desde la prehistoria digital, es decir, desde antes del covid. Después, todo ha crecido», explicó.
«Cada vez va a ser más importante lo que hacéis los comunicadores digitales. Cada vez hay más gente interesada por el Señor y no va a llamar a nuestro teléfono parroquial, o a mirar tablones parroquiales; la gente busca en el mundo digital, al Señor y todo lo demás», explicó.
El padre Joaquín ofreció muchos consejos prácticos provenientes de su experiencia digital y de la activa vida de su parroquia.
«Antes la evangelización parecía que era para curas, monjas y gente especialmente friki; hoy vemos que es para bautizados en general. Yo deseo contar lo que vivo, y eso ya es evangelizar. Todos sentimos que subimos tal o cual cosa a internet, y luego nos enteramos que ha ayudado o tocado a alguien«, añadió.
«También digo: perseverad. Perseverancia, a tiempo y a destiempo. En lo digital hay que perseverar. La perseverancia comunica lo que eres. Recuerdo cuando llegué a los 1.000 seguidores, luego a los 10.000. Cada uno es perseverancia. Cada uno es una persona con una historia. Así hay vidas que pueden, por lo menos, empezar a cambiar. La evangelización transforma con el encuentro personal con Jesús, pero nosotros acompañamos a la gente a ese encuentro personal», apuntó.
El padre Joaquín animó a evangelizar acompañados. «Hay muchos peligros, pero no nos vamos a achantar. Hay cansancio, hay comentarios, está el qué dirán que nos pesa demasiado, está la timidez e inseguridad, está el peligro de la vanidad… Por eso necesitamos estar acompañados. Te acompaña, ante todo, el Señor. ¡Entrega tu misión digital al Señor. Y busca gente con la que compartir lo que sientes, que te haga sentir acompañado. Y no tiene sentido animar a la gente a ser cristiana si no la llevas a la Iglesia real, a una comunidad cristiana«, añadió.
Conexión online con Argentina y México
En conexión online con gran pantalla intervinieron tres evangelizadores digitales desde Hispanoamérica.
Pablo Martínez, catequista argentino, que evangeliza con música y audiovisuales en Instagram (226.000 seguidores), explicó que lleva en Internet desde 2016. Cree que el gran reto hoy es hacer como los profetas del antiguo Israel: llevar esperanza a un mundo desolado, ver el mundo como una tierra para sembrar esperanza con Jesús.
El sacerdote mexicano Heriberto García Arias (241.000 seguidores), que conectó desde Roma, donde estudia comunicación, aseguró que Dios puede hacer «cosas grandes» a través de vídeos y posts de evangelizadores.
Pero añadió que «el misionero digital ha de ser coherente, ¿cocino sólo para los demás o me alimento de verdad? ¿Dejo que Dios haga cambios en mí? Los discípulos llegaban con fuerza porque se creían la Palabra de Dios, y usaban los medios a su alcance», añadió.
Fernanda Hernández es una laica mexicana, de Guanajuato, que difunde la Teología del Cuerpo en Instagram en su cuenta Tan Cerca de Mí (152.000 seguidores). «Me encanta compartir cómo Dios transformó mi corazón», dijo. Pero añadió: «Para hablar de Dios hemos de tener una relación con Dios. A mí me ha costado hacerme un espacio de oración, y también evitar que nos afecte el qué dirán. Mi experiencia es que la debilidad se vence con oración y apoyados en ese amor de Dios».
La intervención del cardenal Cobo: sed misioneros
Los asistentes se organizaron en 12 grupos de 6 personas cada uno para compartir experiencias. La gente de edad más avanzada estaba reunida en grupos específicos. Hablaron temas como el acompañamiento diocesano (o su inexistencia) al evangelizador digital. A cada grupo se le pidió preparar dos preguntas para plantear al cardenal y al invitado, pero al final se omitieron las más concretas (no se usaron preguntas como «¿No podría la diócesis tener una persona de contacto para la evangelización digital?» o «¿Y si hacemos encuentros como este 3 veces al año?»).
En cambio, las preguntas elegidas fueron mucho más abiertas y además el cardenal y su invitado se explayaron en vez de dar respuestas cortas. El invitado era el sacerdote argentino Lucio Ruiz, que es secretario del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede en Roma.
Ante todo, el cardenal de Madrid insistió: «Sed misioneros«.
Cobo explicó a su público (joven en su mayoría) que «evangelizar es algo que hay que hacerlo juntos«. Admitió que «antes las catequesis eran iguales veinte años o más, pero ahora en dos años cambia todo».
El cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, animó la labor de la evangelización digital, insistiendo en el acompañamiento y en la escucha.
Pero, a la vez, dijo que «la evangelización tiene una dinámica propia, que es la eclesial, que llevamos mucho en esto». «El evangelio nos pide escuchar la realidad, y hagámoslo en el contexto digital con lenguaje digital», añadió. Y consideró que «aún estamos en un momento de aprender cómo ser misioneros digitales», añadió.
El padre Lucio Ruiz explicó que el evangelizador «cuenta la experiencia de su encuentro con Jesús porque le quema. No se puede dar lo que uno no ha visto y oído. Miremos toda esa gente, jóvenes o no… ¿habrán oído hablar de Jesús? ¿Qué oscuridad tiene su corazón que Jesús le puede dar una luz?»
Y detalló que hacer pastoral digital es «usar un lenguaje y dinámicas nuevas«, y no hacer lo de siempre con instrumentos nuevos.
¿Y si me atacan? ¿Cobrar por apps cristianas?
Un asistente planteó: «¿Qué hacer si me atacan por mi postura pública?»
El cardenal Cobo respondió: «Crear espacios de encuentro [entre cristianos y evangelizadores] nos ayuda. Si atacan a la Iglesia, hay tentación de devolver golpe, pero lo nuestro no es devolver el golpe, ni responder con polarización. Y a veces, simplemente, ofrecemos a Dios eso que nos molesta. Entre nosotros tenemos nuestros mecanismos de corrección fraterna. No respondamos con la misma virulencia».
También se planteó el tema de las apps cristianas de pago. ¿Es lícito? El padre Lucio señaló que en la Iglesia, fuera de Internet, hay muchos servicios que requieren un pago. «Lo económico no es por definición antievangélico; si lo fuera, no se podría hacer nada», dijo. Distinguió entre escuchar la Palabra, o la confesión, que deben ser gratis, y cosas como cursos y acompañamientos, «que son fruto de un trabajo y pueden requerir un pago. Pero también hay que tener en cuenta a los pobres«, añadió.
«Quiéranse entre ustedes, no se critiquen»
Lucio animó a trabajar mucho «la comunión». «Quiéranse entre ustedes, no se critiquen, eso va contra el ‘que sean uno’, deja mal a Jesús. Y si un cristiano ve algo serio en un hermano, que acuda al obispo», dijo.
No suena mal, pero es impracticable: la diócesis de Madrid tiene 3,4 millones de católicos, casi todos con Internet. ¿Tiene el obispo que mediar en cada desacuerdo?
Por otra parte, se podría responder al padre Lucio que muchos comunicadores se sienten llamados a dar buena doctrina y protestan cuando ven que alguien que dice ser católico da lo que consideran que es mala doctrina. ¿Tendría sentido tener algo parecido al «Defensor del feligrés» que señale cuándo alguien enseña errores, o confunde a los fieles en redes?
Al final, el obispo agradeció a todos los que acudieron. La inmensa mayoría eran evangelizadores aficionados, que profesionalmente se dedican a otra cosa. «Valoro que nos hemos visto, hemos estado juntos y hemos orado juntos. Si cada uno aporta su lucecita, las juntamos y sale una luz más grande», explicó.
La Delegación de Juventud aprovechó para anunciar un curso para cristianos jóvenes evangelizadores que detallará más adelante.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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