19/11/2024

Extenso documento de los obispos sobre inmigración: sólo una vez menciona a los musulmanes

La Conferencia Episcopal Española ha publicado el documento Comunidades acogedoras y misioneras, una exhortación pastoral sobre la «pastoral con migrantes», que aprobaron los obispos en su reunión de marzo de 2024.

Se refiere a migrantes que llegan a España, no dice nada sobre españoles que migran a otros países.

En más de 60 páginas de texto sobre inmigración, sólo una vez se menciona a los musulmanes y otra vez a los protestantes y a los ortodoxos, en la misma frase enumerando la «diversidad religiosa». A los evangélicos, numerosos entre los inmigrantes hispanos, no se les menciona.

Aunque se usa varias veces la palabra evangelización, en ningún momento se anima a las comunidades católicas a hacer un esfuerzo especial por evangelizar a los más alejados del catolicismo, los llegados a España desde regímenes ateos, comunistas, países paganos o del Islam.

Aunque una y otra vez se insiste en la «acogida e integración», sólo una vez se menciona, por ejemplo, el tema del idioma, o de las costumbres. No se detalla un caso muy común, el de los católicos (o evangélicos) hispanohablantes que llegan a zonas de Cataluña donde sólo se les ofrece pastoral (sacramentos, catequesis, devociones) en catalán.

El mayor y más eficaz sistema de integración de inmigrantes (y de evangelización), que es el matrimonio con los autóctonos, tampoco se menciona en ningún momento.

Recogemos en 22 puntos los elementos más importantes del documento:

1. Lo más eficaz: dar tiempo

El texto pide «dar tiempo a las generaciones de modo que nadie se sienta desplazado de nuestras comunidades por su idioma, situación económica o administrativa, costumbres o formas de religiosidad».

2. Sin solución concreta, pero atendiendo al sufrimiento

«A la Iglesia no le corresponde ni ofrecer una conclusión concreta, ni siquiera proponer una solución con valor universal que resuelva todos los casos. Su cometido es el análisis de toda circunstancia social y tratar de «esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de
juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia» (Octogesima adveniens, 4). […] el pueblo de Dios se preocupa por todo aquello que está impregnado de sufrimiento, pues se trata de la cruz, donde se hace presente Jesucristo y donde opera la fuerza del Resucitado».

3. Cifras y datos: 3 millones de hispanos; 1,4 de África (sobre todo, Marruecos)

«En 2023 la población nacida fuera de nuestras fronteras residente en España asciende ya a 7,5 millones de personas, cerca del 15 % de la población total del país. No obstante, a esta cifra deberíamos añadirles los más de dos millones de jóvenes y niños de la segunda generación de migrantes, que, si bien han nacido en nuestro país y son plenamente nacionales, sociológicamente están a caballo entre la población migrada de sus padres y sus contemporáneos nacionales».

Hay en España «1,5 millones de personas procedentes de las principales economías europeas (Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Portugal),
cuya situación en general es muy distinta socioeconómicamente a la de la inmensa mayoría de los 3,2 millones de migrantes procedentes de Latinoamérica (con quienes compartimos idioma y creencias religiosas), de los 1,4 millones de África (en su mayoría de Marruecos), de los 800.000 procedentes de países del este de Europa, o del medio millón procedente de Asia».

4. La mayoría de migrantes lleva más de 10 años

Según el estudio de Cáritas y Fundación Foessa de 2020 «Un arraigo sobre el alambre. La integración social de la población inmigrante en España», la gran mayoría de
las personas migradas «llevan más de diez años en nuestro país, con una edad media de 37 años frente a los 45 de los nacionales y una tasa de natalidad de 1,35 %, frente al 0,6 % de los nacionales […] El ingreso medio por hogar de la población migrada es el 50 % del correspondiente a los hogares de origen autóctono,
anclando sus hogares a un alto riesgo de pobreza y exclusión. Solo el 15 % de los migrados desempleados percibe alguna prestación frente al 50 % de los nacionales
desempleados».

La exhortación entra en temas técnico-laborales y asegura:

«A pesar de tener una elevada tasa de desempleo, en la economía española aún existen miles de puestos de trabajo de estos sectores menos tecnológicos sin cubrir. Estos puestos de trabajo no cubiertos suponen un reclamo de mano de obra en el mercado internacional dispuesta a ocuparlos, ya que los salarios percibidos en ellos son significativamente mayores que los que podrían obtener en sus países de origen. Así pues, como cualquier estudio serio corrobora, el mantra «los inmigrantes quitan puestos de trabajo» no resiste el contraste con las cifras reales, ya que nuestra economía demanda, porque necesita, una gran cantidad de mano de obra migrante».

5. No es «pastoral de migrantes» ni «pastoral con personas migradas»

«Esta nueva exhortación ya no habla de pastoral de migraciones o para los migrantes, sino que propone una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde cabemos todos, trabajamos por proyectos y aprendemos que la diversidad cultural nos hace vivir mejor la catolicidad y fraternidad que ofrecemos a nuestros conciudadanos como signo de esperanza que prepara y anuncia el reino de Dios».

En otro punto, el texto se pone puntilloso con la palabra «migrante» y pide usar «persona migrada».

«Aunque hablamos de «pastoral con migrantes», convendría ir utilizando la expresión «personas migradas», u otras que contribuyan a modificar la percepción colectiva y a liberar a sus protagonistas y sus descendientes del cliché «migrante». Migrar es trasladarse geográficamente, tiene un inicio y un final. Si no, ¿cuándo dejaremos de considerar a una persona y su descendencia como migrante, forastera

(Se puede responder que no se entiende por qué hay que dejar de considerar migrante a un migrante. Incluso alguien que adquiere la nacionalidad española, aunque sea la Reina Sofía, si ha vivido la experiencia de migrar, ¿no sigue siendo migrante? ¿Y no es ese un término perfectamente neutro, no valorativo?).

6. Integrar sin asimilar

Varias veces habla de integrar a los migrantes, pero evitando «asimilarlos». Pero no se definen estos términos con precisión.

«La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros. Esperamos que este documento suscite un cambio en la conciencia y el enfoque de quienes conformamos el santo pueblo de Dios. Que nos ayude a configurar las comunidades del futuro, caminando con lo que funciona o replanteando donde sea necesario el modelo de parroquia y de misión; promoviendo con quienes ya viven entre nosotros y los nuevos vecinos o hermanos comunidades acogedoras y misioneras. Conversión personal y pastoral para vivir en armonía, testimoniar y anunciar juntos la alegría del Evangelio», pide el texto.

Ecuatorianos con la VIrgen del Quinche en Torreciudad, Huesca, en 2023: los inmigrantes cristianos llevan consigo sus devociones; las iglesias locales deberían favorecerlas y encontrarles un espacio.

7. «Que no se deje morir a las personas en las fronteras»

El documento pide «abrazar la «cultura de la vida» en todas las circunstancias» y asegura que eso implica «decir que no es tolerable que se siga dejando morir a las personas en las fronteras o en su intento de cruzarlas, en los desiertos, en el mar o en cualquiera de las situaciones que implica el viaje de los migrantes».

El documento no aclara quién «deja morir a las personas» en esas situaciones, aunque luego añade: «Denunciamos y nos oponemos a las mafias de tratantes de seres humanos que se lucran del sufrimiento de las personas a lo largo de las rutas migratorias; han de ser combatidas con las herramientas de cualquier estado de derecho».

Y detallan: «Muchas de las rutas que siguen son trampas mortales, lugares de violencia y abusos frecuentes. Por ello hemos de trabajar para vigilar que, en ellas, toda vida humana y sus derechos fundamentales sean custodiados«.

8. Como decía Juan Pablo II: hay un derecho a no emigrar

El texto cita un concepto de Juan Pablo II de 2004 que ya usó también el Papa Francisco en Fratelli tutti: el «derecho a no tener que migrar». Juan Pablo II dijo: «Crear condiciones concretas de paz, por lo que atañe a los emigrantes y refugiados, significa comprometerse seriamente a defender ante todo el derecho a no emigrar, es decir, a vivir en paz y dignidad en la propia patria».

La exhortación habla además de «la larga tradición que hunde sus raíces en el pensamiento de León XIII y que fue explicitado por Pío XII y reiterado por los pontífices posteriores: el derecho a la migración» (aunque no da citas concretas de León XIII ni de Pío XII). Cita al Papa Francisco que dice: «La Iglesia lo reconoce a todo hombre, en el doble aspecto de la posibilidad de salir del propio país y la posibilidad de entrar en otro, en busca de mejores condiciones de vida. Desde luego, el ejercicio de ese derecho ha de ser reglamentado, porque una aplicación indiscriminada ocasionaría daño y perjuicio al bien común de las comunidades que acogen al migrante».

9. Servir a esta pregunta: «Señor, ¿cuándo te vimos?»

Jesús avisa en Mateo 25, 37: «Me responderán: “Señor, nunca te vimos con hambre o con sed. Nunca supimos que tuviste que salir de tu país. Por eso no te ayudamos”. El documento de los obispos, dos mil años después (citando Evangelii Gaudium), asegura: «una de las preguntas más conmovedoras y necesarias del Evangelio es la de aquellos que durante su vida no supieron ver: «Señor, ¿cuándo te vimos?» Toda actividad pastoral de las comunidades cristianas está al servicio de esta pregunta».

10. La delegación de Migraciones velará en la vida eclesial por integrar a los migrantes

«A cada Delegación o Secretariado de Migraciones se le confía la misión de promover en cada su diócesis la acogida, acompañamiento e integración de las personas migradas en la vida pastoral y social, velando por que esta inclusión sea efectiva en todos los niveles y ámbitos eclesiales y sociales. Para ello es oportuno contar con un equipo y diseñar un proyecto pastoral específico según lo expresado en la presente exhortación o con los que puedan recibir complementariamente de sus obispos».

«Pastoral específica no quiere decir pastoral paralela, mucho menos aún —como nos previene Juan Pablo II— «una pastoral marginada para marginados». Se trata de dinamizar la presencia de personas migradas o de quienes fueron migrantes en la pastoral diocesana».

11. Las 3 cosas que hace la pastoral de migraciones

La pastoral con personas migradas comprende tres ámbitos de actuación irrenunciables, dice el texto:

– 1. Acompañamiento al migrante como creyente en su entorno religioso y eclesial.
– 2. El servicio al extranjero en sus necesidades y su vocación concreta.
– 3. La atención pastoral, protección y cuidado de las personas y las familias.

12. Crear procesos y darles tiempo

El texto pide a la pastoral con migrantes «priorizar los procesos y diseñarlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse en iniciar procesos más que en poseer espacios».

El texto no parece detenerse nunca a valorar que los proyectos «a largo plazo», entre los migrantes, tienen incertidumbres añadidas: hoy están en Madrid, mañana pueden haber vuelto a Colombia, o haberse trasladado a una zona aislada de la España rural, con horarios muy extraños. Las razones laborales son las que más marcan su ubicación y desplazamientos.

13. Apreciar al otro, complementarnos con él

«Se trata de pasar de la desconfianza a la estima de lo que otros hacen. De las ideologías a poner a las personas y sus preocupaciones en el centro. El protagonismo es contrario a la complementariedad que buscamos. Cuando falta la visión de complementariedad, uno cree que solo lo que hace su grupo es lo válido y que lo que hacen otros no aporta nada o no hay que hacerlo».

«Reconocemos como un don la presencia de católicos de otros ritos con su rica liturgia, o los acentos propios de las comunidades asiáticas, africanas o latinoamericanas con sus costumbres, su religiosidad popular y sus tradiciones que se unen a las autóctonas en una armonía diversa, una tensión creativa».

14. Lo que los obispos se piden entre ellos: coordinación y estructuras

El texto concreta cosas que los obispos se «emplazan» a impulsar o al menos a plantearse:

Promover algún espacio de coordinación y misión compartida en torno a las migraciones, agrupando en él a las delegaciones o secretariados de migraciones, Cáritas, las CONFER diocesanas y otras realidades. En la estela de iniciativas ya emprendidas en diversas diócesis, como, por ejemplo, las diversas Mesas de Migraciones, la Mesa para la Hospitalidad, Caminando Juntos en la Diversidad, etc…

— Discernir la posibilidad de la participación de las diócesis en el grado que sea posible en los proyectos de Corredores de Hospitalidad, Mesa del Mundo Rural, Guía atlántica de hospitalidad, Guía de recursos para migrantes… mientras sean de utilidad, y en aquellos que surjan eclesialmente, para contribuir a la misión compartida y el trabajo en red.

— Discernir nuevas estructuras pastorales o espacios para responder de manera más eficaz a la creciente presencia de los migrantes. Por ejemplo, parroquias no necesariamente territoriales, parroquias con una misión prioritaria, un nuevo ministerio laical al servicio de la acogida, etc.

15. Formación en las delegaciones contra «sesgos xenófobos»

«Encomendamos a las delegaciones o secretariados de migraciones que, con la ayuda y en coordinación con otras delegaciones o entidades de las diócesis, ofrezcan formación específica a ministros y agentes de pastoral para evitar sesgos xenófobos, salir al encuentro, mejorar la escucha, y establecer contacto con los recién llegados e invitarlos a conocer y participar en la comunidad local».

16. Centralidad de la eucaristía para los migrantes católicos

«Invitamos a los migrantes y refugiados católicos a redescubrir la centralidad de la eucaristía, a celebrar los sacramentos y la vida junto a sus respectivas parroquias o comunidades de referencia, y a los responsables de las parroquias a hacer partícipe al resto de la comunidad de cada pequeña victoria en la vida de las personas vulnerables», añade el texto.

El texto no parece tener en cuenta que muchos migrantes católicos hispanos y africanos encuentran que en la mayoría de las parroquias españolas las eucaristías son especialmente aburridas, desangeladas o frías, además de envejecidas, comparadas con las que vivían en su país. En ese contexto, otras ofertas religiosas, o la opción de dejar la práctica dominical, les pueden resultar más atractivas.

17. Apoyar los grupos específicos, buscando la integración

«Apoyamos todas las iniciativas que se han puesto en marcha para la atención pastoral específica de los fieles de diferentes grupos o comunidades lingüísticas en forma de capellanías, grupos o ritos específicos —ministros, estructuras y programas—. Pero sabemos que esto es solo un primer paso que no debe perder nunca el horizonte de la integración, que no es asimilación. Debemos armonizar la atención específica y particular a las realidades diversas, pero no podemos olvidar la necesidad de la atención pastoral de los fieles de forma global, de modo que encuentren un hogar espiritual en sus parroquias, que son las que garantizan la inculturación a largo plazo».

18. Ideas para «experiencias de hospitalidad»

El texto anima a parroquias, religiosas y movimientos a realizar «experiencias de hospitalidad». Enumera estos ejemplos:

– grupos de oración,
– cafés-tertulias,
– patrocinios comunitarios como pisos tutelados por parroquias o movimientos,
– grupos de escucha y orientación psicológica frente a la soledad,
– talleres para recién llegados,
– actividades de «cultura del encuentro» para sensibilizar a la comunidad acogedora.

19. Apoyar a las migrantes embarazadas y con niños pequeños

«Proponemos a los responsables de las comunidades católicas cuidar la maternidad en situaciones vulnerables. Se trata de detectar y proteger a las mujeres migradas en estado de gestación y a las mujeres solas con niños a su cargo, e identificar potenciales víctimas de la trata, asegurándoles el apoyo necesario y la derivación a proyectos de protección cuando la situación lo requiera», pide el texto, animando a coordinarse con entidades que tratan estos temas (todas las entidades provida de España están acostumbradas a atender un altísimo porcentaje de mujeres hispanas y marroquíes).

20. Que el Estado cierre los CIEs

«Respecto a los centros de internamiento para extranjeros (CIE), la Iglesia aboga por su cierre y, en su caso, la búsqueda de otras alternativas para los casos necesarios», dice el texto de los obispos, sin concretar cuáles podrían ser esas alternativas.

«Mientras continúen abiertos, animamos a los capellanes de los CIE a conformar equipos y reforzar la atención pastoral y el cuidado integral de los internos. También invitamos a las delegaciones o secretariados a trabajar en red y entrar en relación con la pastoral penitenciaria».

21. Desmentir bulos, mostrar lo positivo de la migración

«Proponemos a las delegaciones o secretariados de migraciones que, junto con Cáritas y las oficinas diocesanas de comunicación, concreten el modo de transmitir por todos los medios posibles narraciones que muestren a la comunidad cristiana lo positivo que aporta la migración a las comunidades y a la sociedad, así como la forma de desmentir bulos».

El texto no dice nada sobre cómo hablar de lo negativo de las migraciones (que, es de suponer, también existe).

22. Conocer los proyectos católicos con migrantes que existen en España

El texto da este listado de entidades católicas en España que ya trabajan temas migratorios:

– Las Mesas de Migraciones: hacen pastoral migrante, con proyectos y en emergencias, en red con Confer y Cáritas;
– La Mesa del Mundo Rural: pone en relación a familias migradas con entidades que faciliten la revitalización de los pueblos;
– Los Corredores de Hospitalidad: para llevar jóvenes extutelados desde Canarias a otros lugares de España;
– La Guía de recursos para migrantes: la elabora el Departamento episcopal de Migraciones;
– El proyecto Hospitalidad Atlántica y la Guía atlántica de hospitalidad: internacional, con el Dicasterio vaticano de Desarrollo Humano y en países de África noroccidental;
– Los Círculos de Silencio: para reclamar derechos de los migrantes;
– El Departamento episcopal contra la Trata de Personas.

Documento Comunidades acogedoras y misioneras, completo aquí.

En el vídeo, el acto de presentación del documento, con el cardenal José Cobo, presidente del departamento de Migraciones de Conferencia Episcopal y uno de los principales responsables del texto.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»