En época de Adviento, la esperanza es el sentimiento que mejor simboliza la próxima llegada del Señor. El corazón de esa expectativa es María, elegida entre las mujeres para ser la Madre del Hijo de Dios. De ahí que en el año 656, los Padres del Décimo Concilio de Toledo instituyeran esta fiesta para que se celebrase antes del Nacimiento de Jesús.Motivaron su decisión en el hecho de que no todos los años se puede celebrar convenientemente la Anunciación de la Santísima Virgen, al coincidir con el tiempo de Cuaresma. Por su especificidad, este tiempo no resulta el más idóneo para celebrar un misterio relacionado con el comienzo de la Salvación. De ahí que se estableciese que el día octavo antes de la Natividad se tuviese como preclaro en honor de su Santísima Madre.
¡Oh vida, refugio y esperanza nuestra!
Vos bien sabeis que, no contento vuestro Hijo Jesús con hacerse nuestro perpetuo abogado junto a su eterno padre, quiso que Vos tambien os interesaseis con El para alcanzar la divina misericordia.
Espero, Señora, que por los meritos de Jesucristo y por vuestra intercesión he de salvarme. Así lo confío, y lo confío tanto, que si mi salvación eterna estuviese en mi mano la pondría luego en las vuestras, pues mas confío en vuestra misericordia y protección que en todas mis obras.
Madre y esperanza mia, no me abandoneis aun cuando lo merezco.
Mirad mis miserias y apiadandoos de mi socorredme y salvadme. Amén»
(100 días de indulgencia)
More Stories
Secuencia de Pentecostés
Veni, Sancte Spiritus
Peregrinación a Chartres: ¡todos en París, mañana partimos!. #NDC2023