22/12/2024

Fiducia Supplicans cumplió un año: cada diócesis hace lo que quiere y países enteros evitan el tema

«No es un secreto que Fiducia Supplicans provocó angustia e ira entre muchos obispos de todo el mundo. Algunos miembros de este Sínodo se sintieron traicionados», dijo el predicador dominico Timothy Radcliffe, ahora cardenal, en su cuarta meditación, al empezar en octubre la segunda parte del Sínodo de la Sinodalidad.

Efectivamente, entre la primera parte, en octubre de 2023, y la segunda parte, en octubre de 2024, sucedió una grave herida que dejó a media Iglesia desconfiando de la otra media, y a Conferencias Episcopales enteras declarando que ellas harían las cosas «a su manera». Esa herida, como bien explicó Radcliffe ante todos los padres y madres sinodales, fue Fiducia Supplicans. «Angustia», «ira», «se sintieron traicionados»… La respuesta de Radcliffe fue, simplemente, animar a seguir confiando unos en otros porque… bueno, porque los cristianos somos falibles.

Fiducia Supplicans hablaba de «bendiciones pastorales», «breves», «espontáneas», a «parejas en situación irregular o del mismo sexo», sin requerirles ningún propósito de enmienda. Se debatió mucho si se bendecía a cada persona (cosa que siempre se ha hecho) o se les bendecía en tanto que pareja (cosa que los críticos asemejaban a bendecir a una asociación organizada para pecar, o delinquir).

Fiducia Supplicans es un documento confuso que extendió confusión por el mundo durante meses. ¿Se bendice la relación, la pareja pero no la unión, las personas pero no la pareja? Víctor Manuel Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe, el gran promotor de Fiducia Supplicans, insistió en que era algo muy «sencillo», pero tuvo que responder con varias notas, entrevistas en prensa e incluso ir a Egipto en mayo a explicárselo a la Iglesia Copta, que había cortado el diálogo teológico con Roma por esto (y no se anunció que lo retomaran pese a la visita).

El cardenal Fernández en mayo en Egipto con el Papa copto Tawadros, intentando explicarle Fiducia Supplicans. No se ha confirmado que la Iglesia Copta haya cambiado de opinión al respecto y un mes después, en junio, los obispos católicos caldeos se pronunciaban contra las bendiciones del mismo sexo.

¿Reacciones en caliente? Pasaron los meses

«En 2021 se decía que sólo se podía bendecir a los individuos por separado. Aquí se dice que en realidad pueden estar los dos juntos», insistía Fernández. Él primero decía que la oposición era de «reacciones en caliente». Pero siete meses después, aún había reacciones y posicionamientos. El sínodo caldeo (los 24 obispos católicos de rito siríaco caldeo, que son unos 600.000, sobre todo en Irak y Oriente Medio) anunciaban desde Bagdad el 22 de julio que ellos prohibían hacer bendiciones a las parejas del mismo sexo.

Lo cierto es que las Iglesias católicas orientales, ya desde el 22 de diciembre, con el líder ucraniano Shevchuk a la cabeza, se acogían a su especificidad: Fiducia Supplicans no las mencionaba, por lo tanto, no era aplicable fuera del rito latino, las  iglesias orientales (que suman unos 20 millones de personas sobre 1.400 millones de católicos) tienen sus propias tradiciones sobre bendiciones. Pero en julio los caldeos no querían dejar pasar la oportunidad de decir bien claro que eso de hacer bendiciones a parejas del mismo sexo quedaba absolutamente prohibido.

Fiducia destrozó la paz de Navidad

Fiducia Supplicans la lanzó Víctor Manuel Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe, el 18 de diciembre, cuando todas las iglesias se preparaban para celebrar la Navidad, organizar villancicos en las calles, decir a los laicistas que la Navidad es cristiana, reclamar belenes en sitios públicos, o a intentar rascar algo de recogimiento y austeridad en la frenética recta final del Adviento.

Precisamente en Uruguay, el país ultralaicista que desde 1919 declara oficialmente no celebrar la Navidad, entrevistaron el 24 de diciembre al cardenal Sturla de Montevideo, quien dijo claramente: «Creo que no era un tema para que surgiera ahora en Navidad. Me llamó poderosamente la atención, porque es un tema polémico y está dividiendo aguas adentro de la Iglesia».

Y la división siguió. La unidad católica pasó a significar otra cosa: que el Papa apoyaba un documento de Doctrina de la Fe pero que cada Conferencia Episcopal, casi cada obispo, hacía con él lo que quería.

Conferencias Episcopales: el doble en contra que a favor

De 114 conferencias episcopales, se fueron pronunciando unas 45: unas 30 en contra, unas 15 a favor. El resto, aproximadamente 70, han conseguido pasar desapercibidas todo este año sin decir gran cosa, como si el asunto no fuera con ellas, o diciendo generalidades como «hay que leerlo con tranquilidad». (Véase aquí un recuento).

Víctor Manuel Fernández dijo varias veces que los episcopados que se oponían eran africanos marcados por sus culturas o leyes locales, como si los episcopados favorables no estuvieran marcados por sus culturas y leyes locales.

En enero, el cardenal Fernández y el cardenal Ambongo, que representaba a toda África, firmaron un documento conjunto en que básicamente dejaba a África fuera de Fiducia Supplicans. ¡Jamás en la historia había sucedido que un cardenal representara a todo un continente para establecer que una norma vaticana quedaba prácticamente anulada a nivel continental!

Pero el caso es que no sólo se oponían claramente las 22 conferencias episcopales de África. Fueron contundentes contra Fiducia 6 conferencias episcopales europeas (Polonia, Hungría, las 6 diócesis latinas de Ucrania, Holanda -con un comunicado el 4 de enero-, Bielorrusia y Rusia). En América, se manifestaron en contra Haití y las Antillas (19 diócesis de 13 países caribeños distintos). Y dos «conferencias episcopales» regionales en Francia: la de Bretaña y el Loira, y la de las Antillas Francesas.

Reacciones de obispos: cada uno, sus normas

Además, no faltaron en Europa más voces autorizadas que veían el documento confuso o extraño: Czeslaw Kozon, obispo de Copenhague; Erik Varden, obispo de Trondheim; Bernt Eidsvig, obispo de Oslo; Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo; Gintaras Grušas, arzobispo de Vilnius; Michael Nazir-Ali, antiguo arzobispo anglicano convertido al catolicismo o Antonio Suetta, obispo de Ventimiglia-San Remo, fueron voces europeas señalando el caos de Fiducia. El obispo J.I.Munilla, de Alicante, enumeró 11 razones para oponerse.

En Asia los obispos tendieron a no decir ni sí ni no, pero en junio, pasado medio año desde la promulgación de Fiducia, el obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), Athanasius Schneider, hacía un análisis demoledor contra ella en Crisis Magazine.

Claramente a favor de Fiducia se pronunciaron estas 15 conferencias episcopales: Alemania, Suiza, Luxemburgo (es unidiocesana: el cardenal Jean-Claude Hollerich), Argentina (por declaraciones de su presidente, Oscar Ojea), Portugal, Francia (comunicado del 10 de enero de su Consejo permanente, pero con las dos regiones que hemos dicho en contra), Italia, Filipinas (comunicado del presidente Pablo Virgilio David que dice «el documento habla por sí solo»), México, Bélgica, Austria, Malta (alabanzas del arzobispo Scicluna el 8 de enero en el Times de Malta), EEUU (declaración de un sólo párrafo de una mujer portavoz; luego cada obispo decretó una cosa distinta en su diócesis, o calló), Canadá (similar a EEUU, una declaración breve de apoyo), Chile (alabanzas en enero a la prensa del presidente, el nuevo arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí) y Ecuador («es una bendición general», dijo el presidente Luis Cabrera Herrera el 26 de diciembre).

A veces, alguna Conferencia Episcopal reconducía el texto. Por ejemplo, los obispos de Eslovaquia establecían que sólo podrá concederse esa bendición espontánea «después de haber informado verazmente a los solicitantes sobre el verdadero significado y propósito de esta bendición» (esa «información veraz» no encaja mucho con el supuesto enfoque «espontáneo» de la bendición). Si el sacerdote no ve «la comprensión y aceptación» de este significado por parte de los solicitantes, los obispos instan a «no conceder la bendición», incluyéndoles en su lugar en sus oraciones.

El 4 de enero, tras el abierto rechazo de muchos obispos a Fiducia (Hungría, Polonia, Ucrania y África ya se habían pronunciado en contra), el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto de Doctrina de la Fe, matizó en una Nota Aclaratoria que «cada obispo en su diócesis está autorizado por la Declaración Fiducia supplicans a habilitar este tipo de sencillas bendiciones, con todas las recomendaciones de prudencia y cuidado».

En Bridgeport, EEUUU, el obispo Frank Joseph Caggiano aprovechó para establecer un detalladísimo protocolo de lo que se podía y no podía hacer con estas «sencillas bendiciones»: ni testigos, ni en la iglesia, ni en pareja, ni con diáconos, ni con clérigos de otra diócesis, ni con invitados, ni libros rituales, «a cada persona individualmente y no como pareja», asegurándose de la buena intención y pidiendo tres cosas muy concretas: salud, perdón y fortaleza.

La investigación en Bridgeport sobre «la intención y la sinceridad de la solicitud» no parece encajar fácilmente el párrafo 25 de Fiducia que protestaba contra «analizar y clasificar a los demás», «gastar energías en controlar» y quería evitar «un análisis moral exhaustivo como condición previa».

En una línea similar, los dos obispos asesores internacionales de la Renovación Carismática mundial, sacaron su propio documento de análisis (algo insólito) detallando que «algunas parejas del mismo sexo buscan una confirmación de sus opciones. El ministro de la bendición debe comprobar si la intención de la pareja es clara». Eso choca con la insistencia del cardenal Fernández en hacer bendiciones «sin hacer preguntas».

Un ejemplo de desastre: la boda gay de los famosos uruguayos

El tema de las supuestas bendiciones «espontáneas» que no aprueban un estilo de vida saltó por los aires enseguida en Uruguay con el ejemplo de unos famosos del espectáculo: Carlos Perciavalle (humorista de 82 años, considerado el «rey del café-concert») se «casaba» según la ley uruguaya con su manager, el periodista Jimmy Castilhos (47 años). Los festejos duraban una semana y se anunciaron durante meses en la prensa del corazón. Incluso anunciaban en revista Gente que pensaban adquirir (comprar) un hijo mediante el vientre de alquiler, procedimiento especialmente injusto e inmoral.

Como parte de esos festejos grabados, emitidos, programados, ritualizados y difundidos estaba la bendición que ante las cámaras le hizo un sacerdote, con permiso anunciado y defendido del obispo de Maldonado, Milton Tróccoli. Tróccoli se defendió diciendo que fue a hablar con los famosos, acompañado de su vicario general Francisco Gordalina, que les entregaron el texto de Fiducia, comentaron algunos párrafos, que se consultó con la Nunciatura de Uruguay, que se acordó que la bendición no sería en una iglesia sino «de un modo discreto, sin presencia de invitados» y que, por motivos de agenda, sería «en su casa». Pero no sólo hubo invitados sino muchas cámaras que además lo difundieron por todo el mundo, y estaba integrado dentro de la semana de festejos de boda.

La bendición gay de Perciavalle en las televisiones, a los cinco meses se divorciaban.

La «discreta» bendición gay de Perciavalle, en Uruguay, con cámaras en su fiesta de 400 invitados, emitida en muchas televisiones.

El “casamiento” civil de la pareja tuvo lugar el 19 de febrero, y la bendición, seguida de la megafiesta de 400 invitados, se coordinó y se agendó para el miércoles 21 de febrero. La prensa hablaba de «la boda del año» y «la bendición de la Iglesia». Cinco meses después se divorciaban, Jimmy decía que el viejo Carlos no le había defendido ante unas acusaciones. Algunos dirán que la bendición de Dios no funcionó; otros que, al contrario, ¡sí funcionó y así los separó!

Muchas formas de acoger sin ritos confusos

En febrero, el Papa Francisco en la revista Credere dijo que «el corazón del documento es la acogida» («il cuore del documento è l’accoglienza»). Pero lo cierto es que la Iglesia Católica tiene multitud de instrumentos para acoger a cualquiera sin recurrir a bendiciones confusas (en este artículo repasamos 25, desde cantar en el coro hasta besar al Niño Jesús, pasando por participar en grupos de oración o tomar té con pastitas con el párroco).

En marzo, la Iglesia Ortodoxa Rusa hacía un esfuerzo por divulgar su respuesta escandalizada, con una nota de los biblistas y teólogos del Patriarcado de Moscú: «Este documento puede percibirse como un paso hacia el pleno reconocimiento por parte de la Iglesia Católica Romana de las ‘uniones entre personas del mismo sexo’ como norma, algo que ya ha sucedido en algunas comunidades protestantes», avisaba la nota, entre otras muchas críticas.

Entre los que se sintieron traicionados y abandonados, no sólo había padres sinodales y obispos, sino homosexuales católicos castos, defensores de una vida virtuosa, sin pecado de fornicación, o al menos basada en la verdad. Luca di Tolve, Linda Grey, Nino Spirlí, Gerson Gonzales, Philippe Ariño Giorgio Pontes, Paolo Olivieri y Norberto Parmeggiani fueron algunos de los homosexuales o ex-homosexuales que se expresaron contra Fiducia.

En el otro extremo, aquellos homosexuales que quieren seguir teniendo relaciones sexuales, no creen en la moral sexual católica y quieren redefinir incluso el sacramento del matrimonio, se mostraron decepcionados y declararon que Roma les ofrecía unas migajas de consolación, y no todo el pastel (de boda) que creen merecer. Un repaso a la bien financiada web de sus activistas, New Ways Ministries, muestra su decepción y hasta enfado. Todo lo que no sea celebración del orgullo gay será insuficiente para ellos.

Al final, en la práctica se llegó a una especie de acuerdo tácito: cada obispado lo aplicaría o ignoraría como quisiera.

Fernández insistió en que, excepto África o los ritos orientales, una diócesis no podía decidir ignorar por completo el documento, pero en la práctica cualquier obispo puede declarar que por razones pastorales no es aplicable, y que se acogerá a las personas con otras bendiciones o herramientas más adecuadas.

También hirió fuerte al concepto de sinodalidad: en pleno sínodo, Roma había lanzado un documento sin consultar con nadie. En vez de caminar juntos, cada diócesis, incluso cada continente, descubrió que podía caminar por su cuenta.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»