Según ha comunicado este lunes la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Francisco ha dispuesto que el monasterio Mater Ecclesiae, que se encuentra en el interior del Vaticano, y donde se alojó Benedicto XVI desde su renuncia en 2013 hasta su fallecimiento el 31 de diciembre de 2022, «retome su finalidad original»: «Que órdenes contemplativas sostengan al Santo Padre en su cotidiana solicitud por toda la Iglesia, por medio del ministerio de la oración, de la adoración, de la alabanza y de la reparación, siendo así presencia orante en el silencio y en la soledad».
Tras esta orden autógrafa, fechada el 1 de octubre, el Papa llamó las monjas de la Orden Benedictina de la Abadía de Santa Escolástica en Victoria, Provincia de Buenos Aires (diócesis de San Isidro) en Argentina, quienes formarán la comunidad monástica que comenzará a vivir en el Mater Ecclesiae en los primeros días de enero.
Francisco también ha dispuesto que la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano sea la responsable de todo lo referido al monasterio.
La Abadía de Santa Escolástica fue fundada en 1941 y custodia buena parte de la documentación personal del cardenal Eduardo Francisco Pironio (1920-1998), cuya beatificación aprobó Francisco la semana pasada. La abadía promueve la espiritualidad de este obispo argentino y ha editado libros con textos suyos.
El recuerdo de Benedicto XVI
El edificio del Mater Ecclesiae es una antigua dependencia de la gendarmería de la Ciudad del Vaticano. El 25 de marzo de 1994, mediante un breve, San Juan Pablo II erigió canónicamente en él un monasterio de monjas de vida contemplativa con la finalidad de rezar por el Papa y por la Iglesia en la cercanía del Palacio Apostólico.
Un paseo por el interior del Vaticano, para ver la ubicación del monasterio Mater Ecclesiae y saber más sobre él. El vídeo está grabado en los días previos al cónclave en el que fue elegido Francisco.
Se trata de un austero edificio de cuatro plantas, donde las diferentes comunidades de religiosas de clausura se sucederían por periodos de cinco años, y así lo hicieron sucesivamente las clarisas, las carmelitas descalzas, las benedictinas y la orden de la Visitación.
Esta última comunidad abandonó el monasterio en 2012 para que comenzasen unas obras de remodelación y acondicionamiento del edificio, que todavía estaban en curso cuando el 11 de febrero de 2013 Benedicto XVI anunció a los cardenales su renuncia al pontificado.
El 28 de febrero se hizo efectiva esa renuncia, declarándose la sede vacante, y Joseph Ratzinger se trasladó en helicóptero a la residencia de verano de los Papas en Castelgandolfo. Allí residió hasta que estuvo disponible el monasterio, donde se instaló junto con su secretario y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein, y el resto de sus colaboradores. También se alojó allí su hermano Georg Ratzinger en los periodos que compartieron antes de su muerte en 2020.
Durante los diez años que vivió en el monasterio, Benedicto XVI recibió las visitas periódicas de Francisco, ya fuese en Navidad o en algunas celebraciones del Papa emérito. Igualmente, y acompañados del pontífice, los nuevos cardenales que se iban creando en los ocho consistorios de ese periodo acudían a cumplimentarle y a rezar con ambos. También era visitado por cardenales, obispos u otras personalidades de paso por Roma.
En el monasterio Mater Ecclesiae, y mientras su salud se lo permitió, Benedicto XVI mantuvo una intensa actividad intelectual. En él escribió libros como sus cartas con un rabino o el polémico libro sobre el sacerdocio con el cardenal Robert Sarah, o el que se publicaría póstumamente con todos los escritos posteriores a la renuncia.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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