Irán lanzó esta madrugada sobre Israel 170 drones, 30 misiles de crucero y 120 misiles balísticos. Según las autoridades israelíes, el ataque, que Teherán justifica como respuesta al ataque contra su consulado en Damasco (Siria), ha sido repelido al 99%, aunque Tel Aviv ha prometido una respuesta.
Es la espiral bélica que el Papa pidió evitar este domingo en la Plaza de San Pedro, tras el rezo del Regina Coeli pascual.
Francisco dijo seguir «en la oración» y con «preocupación y dolor» el «agravamiento de la situación en Israel, a causa de la intervención de Irán»: «Hago un apremiante llamamiento a detener toda acción que pueda alimentar una espiral de violencia, con el riesgo de arrastrar a Oriente Medio a un conflicto bélico aún mayor«.
«Nadie debe amenazar la existencia del otro», añadió el Papa, en referencia no solo a las amenazas del líder Ali Jamenei en estos días contra «el régimen sionista», sino también y principalmente al enfrentamiento en Gaza: «Que todas las naciones se alineen por la paz y ayuden a los israelíes y a los palestinos a vivir en dos estados, uno al lado del otro y con seguridad, es su profundo y lícito deseo y su derecho«, añadió, al tiempo que reiteraba su petición de un alto el fuego, de la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás y de la ayuda a la población sometida a una «catástrofe humanitaria».
Un plano de la asistencia de este domingo al Regina Coeli del Papa.
Antes de estas consideraciones, Francisco preparó el rezo del Regina Coeli con una meditación sobre el evangelio del tercer domingo de Pascua, donde se cuenta el relato que hacen los discípulos de Emaús a los apóstoles congregados en el Cenáculo sobre su encuentro con Jesús.
«¡Qué bello y qué importante es compartir la fe en Jesús Resucitado!», exclamó el Papa: «Todos los días nos bombardean con mil mensajes, muchos superficiales o inútiles, otros revelan una curiosidad indiscreta o, aún peor, nacen del chismorreo y la malevolencia. Son noticias que no sirven para nada, que más bien nos hacen mal».
Pero también hay noticias buenas y positivas y constructivas, «y todos sabemos lo bien que sienta escucharlas«. Por eso es bueno compartir las cosas que han impactado en nuestra vida «para ayudar a los demás».
Sin embargo, hay algo de lo que «nos cuesta hablar», y es «lo más hermoso que podemos contar: nuestro encuentro con Jesús. ¡Todos tendríamos tanto que contar! No haciendo de maestros de los demás, sino compartiendo ese momento único en el cual hemos percibido al Señor vivo y cercano, que encendía la alegría en el corazón o enjugaba sus lágrimas, que transmitía confianza, consuelo, fuerza y entusiasmo, o bien perdón y ternura».
Francisco invitó a todos los presentes a recordar durante unos segundos en silencio «un momento fuerte y decisivo de encuentro con Jesús» y a preguntarse después si ese momento lo compartimos o no con los demás «para dar gloria al Señor«.
«Que la Virgen nos ayude a compartir la fe para que nuestra comunidad sea cada vez más un lugar de encuentro con el Señor«, concluyó.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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