Francisco recibió este sábado a los miembros de la Junta Constructora de la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona y a sus familias.
El templo expiatorio proyectado por Antonio Gaudí, de quien está abierta causa de canonización, avanza hacia su término. Estaba prevista su culminación en 2026, pero la parálisis introducida por los confinamientos y restricciones gubernamentales de los años 2020 y 2021, así como los mayores costes por la inflación en los últimos años, han retrasado esa fecha hasta 2033. En los últimos meses se han completado dos torres más, con lo que ya son trece concluidas de las dieciocho previstas.
Francisco recordó que “la fe predicada debe hacerse oración siempre”, y que los responsables del cuidad de los templos, al acoger a los peregrinos, deben tener como «prioridad» que se mantenga en ellos «una actitud orante». Unas palabras que el Papa enmarcó en el año que la Iglesia está dedicando a la oración como preparación para el Jubileo de 2025.
Actos conmemorativos de la inauguración de las cuatro Torres de los Evangelistas en la Sagrada Familia, en noviembre de 2023.
La oración, recordó el Papa, está presente en cada uno de los pórticos de la Sagrada Familia, ilustrados también por pasajes de las Sagradas Escrituras. «Así la primera puerta, la de la fe», dijo, «detrás de la imagen de Jesús predicando a los doctores, nos muestra el santo Trisagio», y «la puerta central de la caridad, cuya figura principal es precisamente la Sagrada Familia, nos invita a alzar nuestra mirada hacia el misterio de la Encarnación y desde él a desgranar las cuentas del rosario que desciende por las vidrieras, enmarcando la estrella de Belén, casi como diciendo: ‘Aquí está nuestra luz’. Y es precisamente en la adoración, en la oración contemplativa de los misterios, donde nos abrimos a esa luz, como el ventanal de vuestro templo».
El Papa saluda a los miembros de la Junta Constructora de la Sagrada Familia, cuya delegación acudió presidida por David Abadías, obispo auxiliar de Barcelona.
Por todo ello, Francisco invitó a los responsables de completar el proyecto original a vigilar por una «actitud orante» en la basílica que permita «contemplar el proyecto iconográfico del siervo de Dios Antonio Gaudí en su integridad, de forma que, como los pináculos y los campanarios, sus miradas se eleven y sus voces proclamen con los ángeles: ‘Santo nuestro Dios inmortal’”.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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