Tradicionalmente el hombre, varón y mujer, ha trabajado en casa. En la casa amplia, los campos cercanos de labranza y ganadería, el taller de la planta baja, o la casa, propiamente dicha, donde hay que limpiar, cocinar, y por supuesto cuidar y educar a los hijos, principalmente cuando son pequeños. Son trabajos complementarios y a la vez necesarios. Uno trabajaba “al lado” de casa y la otra “dentro” de casa.
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