Hoy tengo menos tiempo para escribir pues me he pasado gran tarde de la tarde intentando entender si lo que hace dos años era no, ahora es sí, pero sin ser sí, pero en el fondo que sí, aunque no, y entonces yo lo digo pero diré que no he dicho lo que he dicho, pues digo sin decir, afirmo y niego a la vez pues lo que digo que es muy importante a la vez afirmo que en el fondo es una tontería…, total, que parece que lo de reafirmar en la fe a tus hermanos algunos lo entienden de forma muy creativa. Pero esto era un desahogo, vamos a comentar el Evangelio.
No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
Sansón, Juan y algunos otros en las Sagradas Escrituras vienen al mundo de matrimonios infértiles por especial intervención de Dios. ¡A Dios le encanta el riesgo! Juan nace plenamente libre, podría haber tomado otros caminos y dedicarse a los negocios o a jugar al golf. Pero Dios confía en la acción de Zacarías e Isabel, confía en que Juan irá acogiendo la Gracia de Dios y hará lo que Dios le pide que haga, cooperando en la salvación del mundo. Y así ahora celebramos a Juan el Bautista como el mayor de los hijos de los hombres.
Pero fíjate: Tu nacimiento, el mío, el de nuestros padres e incluso el del nacimiento del vecino del tercero que está amargando la vida a toda la comunidad de vecinos… es también una actuación maravillosa de Dios. Nuestras madres no serían estériles, pero a cada uno nos dio un alma única e inmortal. ¿No te creerás que tienes menos obligación que Juan el Bautista para hacer en tu vida la voluntad de Dios?
Ayer hablaba con joven recién padre de una preciosa hija, aun de unos pocos meses. Y ya está preocupado en buscar un buen colegio para ella. Le alabo mucho esa preocupación que ojalá todos los padres tuvieran, pero le recordé que los primeros educadores son los padres y eso es un impulso para seguir buscando la santidad en el matrimonio y que tienen que recordar mil veces a su hija que es un don inmerecido de Dios y que no sabemos “que será de esta niña” y Dios tiene un plan sobre ella y le ha preparado un lugar en el cielo si responde a esas gracias de Dios.
Admiro mucho a los padres -padres y madres me refiero-, pues Dios cuenta con vosotros para encauzar a vuestros hijos camino del cielo. El primer paso hacerlos hijos de Dios en Cristo por el bautismo y luego descubriéndoles el designio de Dios en su vida. Tenéis que pedir muchas gracias de Dios para cumplir esa divina misión que Dios os ha encomendado, desde luego contar con mi oración.
Hemos sido concebidos para el Señor, María madre nuestra del cielo, gracias por nuestros padres que ya están contigo y da luz y fuerza a los que quieren ser responsablemente -con todas sus debilidades-, maestros de santidad para sus hijos.
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